Christian Eiroa: “Quiero ofrecer los tabacos que gusten a la gente”

The Luxonomist habla en exclusiva con el fundador de CLE Cigar Company y productor de las marcas de cigarros Asylum 13 y Schizo, que acaban de llegar a España.

Bernardo&Peyró. 10/11/2016

Pocas cosas más admirables que esas familias del mundo de los puros. Son cadenas de generaciones dedicadas al noble oficio del cultivo, torcido y venta de tabacos. Hay un capital de experiencia que se lega de padres a hijos como el reloj del abuelo o el secreto de una receta. Por eso, cada marca cubana reseñaba con orgullo su año de nacimiento y el nombre del fundador de la saga: ahí aparecen José Gener, Rafael González, José L. Piedra o Jaime Partagás. Eran modos del mundo de ayer.

No hay una sola marca de cigarros premium que no comenzara con una devoción por cuidar los detalles, por amar cada hectárea de plantación, por seleccionar con cuidado la mejor hoja. Pero esa historia, que ya ha sido escrita, tiene una segunda parte igual de fascinante. Es la de aquellas familias que salieron de Cuba. En muchos casos se dedicaron a oficios diversos y, como si el destino no pudiera cambiarse, volvieron a los tabacos. Tuvieron que cambiar todo para volver a hacer lo mismo.

Eiroa con sus distribuidores de la casa del tabaco
Eiroa con sus distribuidores de la casa del tabaco

Entrevistamos en exclusiva a Christian Eiroa, fundador de CLE Cigar Company y productor de las marcas de cigarros Asylum 13 y Schizo, que acaban de llegar a España. Eiroa, a pesar de su juventud, es un profesional con una larga historia –de éxitos, todo sea dicho– en el mercado de los tabacos; desde su compañía decidieron en 1997 cultivar, para hacer sus cigarros Camacho, la famosa Semilla Corojo Auténtica, semilla que revolucionó completamente esta industria.

Se trata de una entrevista en dos entregas: primero la historia familiar y la próxima semana la de sus cigarros y su entrada en España. Eiroa (Honduras, 1972) nos recibe con traje sin corbata, con un cigarro en la mano y con la sonrisa franca de las personas de carácter meridional.

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Eiroa nos recibe cigarro en mano

The Luxonomist: Tu padre trabajó haciendo puros en Cuba pero tú ya naciste en Honduras, con los pioneros del tabaco en ese país. Siempre has dicho que tus recuerdos de niño eran muy vivos y relacionados con la finca y los tabacos.
Christian Eiroa: Sí. Fíjate que yo aprendí, por ejemplo, a conducir tractores desde muy pequeño, con los obreros. Eran otros tiempos y no había ninguna de las normas que hay ahora. Fumigábamos con avión. Yo montaba atrás. Cuando aterrizaba me agarraba de las alas mientras lo aparcaban en el hangar y recuerdo perfectamente el olor del veneno por todas partes. Aprendí a conducir los Jeeps, unos Suzuki, que transportaban vagones llenos de tabaco.

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Cigarros Asylum

TL: El primer golpe de esa infancia fue el accidente de tu padre…
CE: Así es. Mi padre tuvo un accidente de avión. Yo tenía 5 años. Se salvó por muy poco. Tuvimos que mudarnos del campo a la ciudad, a los EEUU, porque había más acceso a los médicos. Aunque quedó inválido, él quería aprender a caminar, quería conducir. Eran los años 80. Al tiempo viajó a Rusia -con todo lo que eso significaba, en plena Guerra Fría- porque le dijeron que allí habían encontrado cura a la parálisis. El viejo se fue a Rusia y cuando regresó dijo “Miren, ¿saben qué? Si los gringos no tienen la cura… no existe”. Pero ese viaje le sirvió para decidir que debía continuar con su vida de luchador: tenía hijos pequeños y una familia. Era -es, porque vive y trabaja todavía- un tipo inteligente, con fuerzas interiores, con sentido de la responsabilidad. Decidió volver a empezar: nos quedamos ese año en EEUU y regresamos otra vez a Honduras. Por entonces él tendría 40 o 41 años y conecto mucho con esa actitud suya porque yo tengo ahora esa edad. Hay que tener en cuenta que esa decisión de una persona impedida no tenía mucho sentido porque el negocio del tabaco estaba medio muerto en los años 80.

Eiroa dejo de trabajar en Camacho en 2010
Eiroa dejo de trabajar en Camacho en 2010

TL: Por entonces, lo que cultivábais lo vendíais a diversas marcas…
CE: Sí, él sembraba para compañías más grandes. Aunque yo era un niño y me enteraba muy poco del negocio. En realidad, hubo varios años que se puede decir que me crie sin mi padre. Él no podía darme el tiempo por su discapacidad y porque estaba dedicado al trabajo. Era un hombre con 3 personas que en su tiempo había ganado dinero y ahora se dedicaba todos los años a perderlo porque el negocio de los puros estaba hundido, el acopio de tabaco no existía. A la vez, siempre se preocupó porque tuviera la mejor formación posible. Por entonces me iba los veranos a internados en Francia; después me mandaron a una academia militar en el estado de Georgia. Me gradué de secundaria en el 89 y empecé mi universidad en Italia. Al final saqué mi título universitario en los EE.UU. a los 20, la maestría a los 21 y empecé a trabajar en otro sector. Porque no quería trabajar con mi padre de ninguna manera.

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El mercado de Eiroa es el americano

TL: Sin embargo, acabaste en la empresa familiar.
CE: Sí. Al principio seguía en EE.UU. Empecé en una compañía de financiación durante año y medio, hasta que se vendió. Entonces el viejo me llamó y me dijo que me fuera a Honduras. Yo pensé que iría 6 meses. Lo recuerdo perfectamente: era el 28 de junio del año 95. Fue ese el momento en el que aprendí cómo son las fincas, cómo es la producción… Trabajábamos de 6 de la mañana a 7 de la tarde, con un ritmo intenso. El boom del tabaco estaba en pleno apogeo. Era un negocio increíble. La producción estaba vendida con 20 meses de antelación… la gente del departamento de ventas estaba siempre de fiesta, se creían dioses; pero yo estaba en el lado de producción, trabajando de puertas a dentro, levantando la marca y consiguiendo tabaco. Me tocó viajar a todas las partes del mundo: si te suena un país, pues yo estuve ahí buscando tabaco.

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El aroma de,l tabaco, uno de los placeres de Eiroa

TL: ¿Para ti era un negocio o amabas el tabaco?
CE: Es una buena pregunta porque en esos meses sucedió algo especial. Debía de ser noviembre. Apareció un señor, un vendedor de tabaco. Yo estaba en la sala viendo sus muestras y las estaba manejando de buena manera. Entonces, de pronto, me di cuenta de que me gustaba el tabaco. Es difícil de explicar. Aun hoy se me hace aún un nudo en la garganta. Comprendí que era un ser que había sido indoctrinado para ese mundo porque para mí era algo natural, no tenía que aprenderlo, era mi vida. Igual que para Messi o Ronaldo lo es agarrar una pelota de fútbol para mí lo es manejar tabaco. Y fíjate que eso es compatible con que entonces yo no sabía fumar. Empecé cuando tenía 22 años… y de hecho hay foto de ese día, con mi tío Generoso, con un puro suave y yo decía “¡qué horrible!”. Era la primera vez y aún no había aprendido a botar el humo por la nariz. Un tiempo después, en la fábrica, un empleado me enseñó a hacerlo y yo me dije “qué bruto he sido, hasta hoy mismo yo no he aprendido a probar puros”.

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Cigarro Asylum

TL: Los años dorados acabaron a finales de los años 90.
CE: Antes, diría yo. El boom de los puros murió en noviembre del 97. En abril o mayo me tuve que mudar a los EEUU para aprender a vender. Esto supuso el comienzo de otra etapa en mi carrera que no es mi etapa favorita porque debía enfocarme sólo en las ventas, en el negocio, que es la parte que menos me gusta. Además, por entonces algunos de nuestros socios decidieron salirse del sector: compré muchas de sus acciones aun a costa de endeudarme completamente. Empeñé todo lo que tenía: estas cosas se pueden hacer cuando uno es joven y tiene fe. El compromiso era que si fracasaba en mi intento debía de volver a casa con mi padre.

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José Gener fundadores de cigarros cubanos

TL: ¿En qué momento decides emprender un camino por tu cuenta, en el sector del tabaco?
CE: Hay un momento muy concreto, cuando tenía 25 o 26 años. Se me acercó un amigo que había heredado una gran cantidad de dinero -más de 100 millones de dólares- de los negocios familiares. Me dijo: “Te tengo celos porque yo nunca voy a llegar donde llegó mi padre, donde llegó mi abuelo”. Eso me dejó pensativo: “¿Será cierto que yo puedo pasar a mi padre?”. Eso se convirtió en un enfoque mío y poco a poco empecé a encontrarme con pequeños éxitos. Uno de ellos fueron los cigarros Camacho. Pudimos lanzar ese puro de una manera inteligente… de tal manera que el sector cambió. Lo hicimos de una manera sencilla y con algo de suerte. No hicimos un estudio de mercado y llegamos a una conclusión. Ese éxito me sirvió para darme cuenta de que yo puedo influir y cambiar los gustos. Esa es la parte creativa, la que más me gusta: cuando constato que mi gusto es el gusto de la gente. Vendimos Camacho en el 2008, porque ya llegamos a un punto en el que el mercado internacional no estaba abierto y, sin embargo, Camacho tenía un crecimiento bueno. Aunque la vendí, seguí en la marca hasta 2010. Camacho seguía creciendo pero me dije: tengo 36-37 años, necesito un reto. Tenía 3 hijos crecidos y yo quería que ellos tuvieran las mismas oportunidades que yo; quería que me vieran trabajar, que me vieran esforzándome, sufriendo y sacrificándome… Entonces decidí fundar CLE Cigar Company y producir diversas marcas de cigarros. En España desde hace unos meses se pueden encontrar dos: Asylum 13 y Schizo. Y quiero hablaros de ellas…

(Continuará…)

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