#CloseTo Los Morancos: «El humor nos mantiene vivos»

Hablar con Jorge y César siempre es una terapia de amigos. Se toman la vida tan en serio, que se ríen de todo.

Amalia Enríquez. 22/11/2016

Tengo auténtica debilidad por ellos. Ya no recuerdo los años que hace que nos conocemos. Llegaron un día a mi vida y se quedaron en ella. No hace falta que nos veamos todas las semanas, ni que hablemos todos los días por teléfono. Cuando el apego emocional es auténtico, es mirarse a los ojos y tener la sensación de poder seguir la conversación que dejamos pendiente la tarde anterior. Nos encontramos para charlar en el teatro Apolo de Madrid y, lo que tenía que ser una entrevista sobre ocio, se convirtió en algo emocional, en una terapia de amigos. Hay mucha emoción en este encuentro.

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La foto principal de este artículo se tomó así

The Luxonomist: En vuestra vida, entiendo que el sentido del humor ha sido siempre un denominador común…
Jorge: En nuestra casa siempre ha habido mucha guasa. Mi padre tenía un sentido del humor tremendo y mi madre, que era catalana y que siempre dicen que allí no lo tienen, también tenía mucha gracia. Mi madre se reía de todo y ese sentido del humor lo seguimos viendo en la parte de la familia, que vive allí.

TL: ¿Es terapéutico reírse de uno mismo?
César: No lo dudes. Los médicos dicen que es bueno para la salud reírse. La risoterapia es eso. Reírse de uno mismo, además de todo, es muy sano.

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Los Morancos llevan casi cuarenta años actuando

TL: Y muy difícil…
Jorge: Yo creo que no lo es tanto, pero estamos todos siempre con los prejuicios. Hay que sacarse un poquito las cosas de los bolsillos, eliminar las cargas que llevamos y aprender a reírse de verdad.
César: Te tienes que tomar la vida muy en serio y reírte de todo. Ese es nuestro lema.

TL: Pero eso ocurre cuando nos asumimos. Una cosa es aceptarnos y otra llegar a asumirnos. Son conceptos y actitudes distintas…
Jorge: Sin duda alguna. Eso que dices va implícito en la edad, te lo da la madurez. A medida que cumplimos años, acabas replanteándote muchas cosas. Cuando en tu vida ocurren sucesos que no te esperas, situaciones dolorosas, aceptas retos que empiezas a quitarte de encima, te das cuenta que la vida va cambiando y comienzas a enfrentarte a ella con una actitud más fácil. Aquí te mueres sin saber. Eso nos lo decía mi padre: “todos los días aprendéreis una cosa, pero os vais a ir sin saber nada”. Y eso es así.

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Jorge y César con Amalia Enríquez

TL: ¿Qué lecciones habéis aprendido de la vida?
César: Hemos pasado por bastantes experiencias ya. Llevamos cerca de cuarenta años actuando y unos cuantos más juntos en la vida….
Jorge: Las lecciones vitales, al margen de los golpes que llegan sin esperarlos y que te parten en dos, te ponen frente a la pérdida de personas a las que adoras y a las que quieres por encima de tu propia vida. El vacío que te queda cuando se va esa gente tan tuya es, en nuestro caso, indescriptible. Yo la ley de vida no la entiendo, no me consuela. A mí me encantaría llegar a mi casa, seguir viendo a mi madre y que me diga “¿hijo, cómo estás?”

TL: Pero aunque no quieras asumir esa ley de vida, que se vayan antes que nosotros por edad, no podemos cambiarlo.
Jorge: Sé que es así la vida, que todo tiene su paso y que es normal que ocurra, pero me siguen doliendo mucho las ausencias ¡No sabes lo que daríamos por tener aquí a nuestro hermano y nuestros padres! Esas cosas hay que pasar por ellas para entenderlas.

 

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A pesar de las ausencias, nunca pierden la sonrisa

TL: ¿El dolor hace callo?
Jorge: Afortunadamente sí y aprendes mucho.
César: A uno le va la vida bien, va ganando más dinero, te compras mejores casas y te puedes permitir una buena calidad de vida, pero comparado eso con las ausencias o la falta de salud… Cuando la vida de arrebata a tu gente, valoras mucho más la vida y lo que te gustaría que fuera. Duele mucho no tener al lado a los tuyos. Duele…

TL: ¿Es lo único que os quita la sonrisa?
Jorge: Ni en esos ratos de dolor la he perdido. Tu sabes Amalia que yo he tenido momentos muy duros con mi madre, que es la que ha padecido una enfermedad más larga. Yo no he superado que mi hermano Diego, que murió de cáncer, se haya ido, pero asimilo su muerte porque sé que ahora está mejor que aquí, con el sufrimiento que estaba llevando en vida. Sin embargo, mi madre que pasó por el proceso de cinco paradas cardíacas, del efecto del Alzheimer, tener que aprender todo de nuevo, perder la memoria, que es de las situaciones más duras por las que puede pasar una persona, eso me cuesta mucho asumirlo. Ella nunca perdió el conocimiento, en el sentido de dejar de reconocerme a mí o a mis hermanos, que es una suerte dentro de todo ello, pero es muy duro.
César: Es tremendo para quien lo padece, pero más fuerte para el entorno porque nunca acabas de entenderlo.
Jorge: Yo escribí un día una cosa. El Alzheimer empieza haciéndote gracia, porque al principio no encuentras las palabras, las confundes con otras, te ríes con algunas ocurrencias pero, cuando pasas esa etapa, cuando “el alemán” se apodera de esa persona y se la lleva, tú estás deseando que te la devuelva y quieres estar presente en ese momento de luz que, en ocasiones, tienen. Es muy difícil responder a su pregunta de ¿qué me está pasando?, que a veces hacía mi madre. Yo era su memoria. Ella se iba al lugar que esa enfermedad le llevaba y, cuando volvía, allí estaba yo para recordarle lo que necesitara.

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Mantener una conversación con ellos siempre es un placer

César: Ni en esos momentos tan duros, que te está contando Jorge, perdíamos el sentido del humor. Ni nuestra madre tampoco. Sufrimos por la situación, sin duda alguna, pero el humor nos mantuvo vivos.
Jorge: Yo recuerdo cuando, en esos momentos, mamá llegaba a enfadarse por algo, a mí me hacía gracia hasta su mirada porque, antes, yo nunca había visto a mi madre con ese coraje, esa rabieta y esa desinhibición para decir ciertas cosas (risas). Esa situación me enseño también a no callarme nada porque a mi madre, cuando le preguntabas algo, era incapaz de contestarte mal. Y, cuando tuvo su enfermedad, eso cambió. Y he aprendido mucho de esos momentos.

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Con la risa son muy exigentes

TL: ¿De qué se ríen unos humoristas como vosotros?
Jorge/César: De cualquier cosa, de situaciones cotidianas, de lo que ocurre en la calle, de tics. Todo puede ser objeto de risa.

TL: ¿Sois de risa fácil?
César: Yo tengo que reconocer que no. Me cuesta trabajo reírme a carcajadas. Soy exigente con la risa, no me río con cualquier cosa.
Jorge: Yo tampoco lo pongo fácil.

TL: ¿De niños erais los graciosos de la clase?
Jorge: Yo he sido el sieso de mis hermanos, aunque la gente no se lo crea. César sí era el más divertido de la clase. Yo lo soy cuando tengo mi venita graciosa. Todo el mundo piensa que mi hermano es un tío serio y eso no se corresponde con la realidad. Es muy divertido y yo me río muchísimo con él.
César: Tengo mis días…
Jorge: Días no, tú tienes mucho arte.

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Ellos dicen que hay que eliminar las cargas que llevamos y aprender a reírse de verdad

TL: ¿Cómo se gestiona ese arte en un domingo ideal en vuestras vidas?
César: Cuando vivían papá y mamá, los domingos era una costumbre familiar pasarlo en su casa todos los hermanos. Es más, mi padre se enfadaba un poco si alguno no acudía a medida que íbamos cumpliendo años. Eran unas reuniones fantásticas porque nos divertíamos un montón todos. Esa convocatoria es la que intenta hacer ahora Jorge con todos nosotros.
Jorge: Me gusta ser un poco gallinita clueca. No impongo nada, pero me gusta rodearme de mi gente. Yo organizo cenitas en casa y siempre les digo que el que quiera venir ¡bienvenido es! Y vienen todos, lo que me produce mucha satisfacción.
César: Tú nos conoces bien. Nosotros somos muy normales y nuestros domingos son como los de cualquier otra persona. Cada uno de nosotros tenemos nuestros gustos y, en base a ellos, organizamos nuestro ocio. A mí me gusta estar con mis niños, que ya son adultos, y mi mujer, porque no disfruto de ellos todo el tiempo que me gustaría.
Jorge: A mí también me gusta pasar tiempo con la familia, pero un domingo ideal puede ser estar con mi marido en un sofá de casa, relajado, disfrutando de mi casa y viendo alguna serie. Ahora estoy enganchado “Los Medici”, pero me he visto cantidad. Netflix y Yomvi Movistar me dan la vida.

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«Edison, el inventor», protagonizada por Mickey Rooney

TL: Los pequeños placeres cotidianos…
Jorge: Eso es lo mejor del mundo. Una sobremesa con mis sobrinos, hablando de sus cosas. Estar con mis hermanos, una cena de amigos. Este rato contigo ¡me encanta! Valoro estos momentos porque, por nuestro trabajo, no los tenemos con mucha frecuencia.

TL: ¿El cine ocupa espacio en vuestro ocio?
César: Jorge es mucho más cinéfilo que yo. A mí me gusta más leer, leo muchísima prensa y, en eso, más que Jorge.
Jorge: Yo dejé de leer tanta prensa hace años, selecciono. Compro libros. Ayer, sin ir más lejos, me compré el último de Pérez Reverte. Soy muy dado a la aventura.

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Un fotograma de «Bailando con lobos»

TL: ¿Recordáis la primera película que os llevaron a ver de niños?
Jorge: Yo, antes que en el cine, recuerdo una película en la tele porque estaba enfermo con sarampión y no podía salir por la fiebre. Era “Edison, el inventor”, protagonizada por Mickey Rooney. Recuerdo a mi madre explicándome la película y adelantándome casi lo que iba a pasar.
César: Yo recuerdo “Tarzán” y “Los hermanos Marx”, que me chiflaban. En el circo, en el oeste…Me las veía todas.

TL: Y, a medida que han ido pasando los años ¿cuál es esa de cabecera por encima de las demás?
Jorge: Yo he visto muchísimas películas porque en casa siempre nos ha gustado mucho el cine, pero hay una película que a mí me parece preciosa, que es lo mejor que ha hecho Kevin Costner, que es “Bailando con lobos”. Me marcó mucho por su mensaje, por su visión positiva de muchas cosas, por esa idea de que lo que tú piensas o lo que eres no siempre es lo mejor. Me gusta el mensaje de tolerancia que hay en esa película.
César: En mi caso, yo no sé si es que soy muy cateto, pero me gustan los western y las películas de acción. Cuando yo conocí a mi mujer, ella había visto no sé cuántas veces “Lo que el viento se llevó”. La tuve que ver con ella, me pareció larguísima pero me gustó. Esas películas antiguas con Clark Gable tan bien vestido, me gusta verlas. Me encanta “Espartaco”, “Quo Vadis” o las de piratas. Esas me gustan.

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Jorge y César con Amalia Enríquez

TL: ¿Cuál sería la banda sonora de vuestra vida?
Jorge: En la mía hay varias. La de “Bailando con lobos”, “Memorias de África”, “Odisea en el espacio” pero, la auténtica banda sonora de mi vida, es la música que siempre se ha cantado en mi casa: los boleros de mi madre y el flamenco de mi padre, que le encantaba escuchar a Manolo Caracol y cantaba “Carcelero, carcelero.
César: Mi madre era una gran entendida en música y cantaba el “Ave María” de Schubert que te morías, cantaba precioso y, de niña, la gente iba a oírla cantar. Esa ha sido nuestra cultura musical en casa.

TL: Y, esos niños ¿qué dirían ahora de los hombres que sois?
Jorge: Yo te voy a contestar sobre mi hermano. Yo estoy orgullosísimo de él. Con sus pros y contras, César es un hermano excepcional. Es una persona muy grande de corazón, un tío que ha llevado su vida como realmente le ha gustado, es lo que ha querido ser, como padre ha dado una educación a sus hijos ¡maravillosa! Me siento muy orgulloso de formar parte de su trabajo y de su vida.
César: A Jorge, al margen de quererlo, le admiro. Me ha demostrado, a lo largo de la vida, que es mi amigo, noto su apoyo, su calor, su cariño. No somos hermanos de darnos muchos besitos, ni somos de achuchones, pero nos queremos mucho y no tengo palabras suficientes para definirle. Me ha demostrado todo en la vida y creo que es la consecuencia de lo que hemos vivido en casa desde niños.
Jorge: Yo creo que lo que nos define a los dos es que lo que se ve, es lo que hay. Nosotros somos tal cual nos ven. Nos hemos criado en una familia muy normalita, con unos padres trabajadores, en un barrio de Sevilla de gente muy trabajadora, con una vecindad estupenda y nos sentimos muy orgullosos de ello, de lo que fuimos y de lo que hemos conseguido ser.

Localización: Teatro Apolo de Madrid.
Próxima semana: Nuria Roca.

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