Evita errores y habla del vino con propiedad
Pues sí. Muchas veces se mete la pata al hablar del vino o al comercializarlo también. Veamos algunos de los errores más frecuentes
Si nos fijamos en la primera fotografía, ya encontramos el primer error. Cómo coger la copa. Existen una serie de “expertos” que para aceptar o declinar el vino que has dado a probar hacen una serie de movimientos extraños y aspavientos que, en algunos casos, dan incluso un poquito de miedo. Sujetar la copa por el pie o el tallo es bastante más correcto que abrazar el cáliz. Pero vayamos a otros errores.
El vino blanco siempre es joven. ¿Cómo que un blanco de hace 8 años? Eso estará “picado”. Pues bueno. Es totalmente incierto que todos los blancos tengan que ser jóvenes. Existen blancos con crianza con una larga vida. De hecho, algunos vinos del año suelen estar mucho mejor cuando ha pasado ya un tiempo que recién embotellados.
El vino servido en vaso. Una de las costumbres más arraigadas en nuestros bares es servir el vino en un vaso de ‘zurito’. Sí señor. Y al dejar el vaso en la barra o en la mesa, tiene que hacer ruido, si no, no está bien servido. Blanco o tinto no importa. Lleno por favor. El otro caso aún peor es cuando en una feria de muestras de vino o en algunas bodegas, dan a probar sus vinos en vasos de plástico. Eso sí que tiene delito. Te propongo un juego: Pon vino en un zurito. Lo hueles. Lo pruebas. Ahora pasa el mismo vino del zurito a una buena copa. El mismo. Verás como huele y sabe diferente.
Errores en la carta de vino. He tomado prestado esta foto del blog de Cristina Alcalá y su sección ‘Errores y Horrores en las cartas de vino’. ¡Toma ya! Denominación de Origen Albariño. Esto es tan solo la punta del iceberg. Podemos encontrar cosas inverosímiles y que no tienen desperdicio. Por favor, enviadnos fotos de estas barbaridades, así conoceremos el local en cuestión, para no ir, claro.
El cava no es un vino. «¿El señor quiere ver la carta de vinos? – No, yo solo bebo champán. ¿No tienen champanes?». Bueno. A partir de aquí se complica. El cliente quiere un cava (no un champagne) y por supuesto, es harto complejo explicarle que los espumosos también son vinos, por lo que están en la carta de vinos. Si pensaba que con esto se terminaba la situación, aún puede mejorar cuando lo sirves el cava a 6 grados y te dice: “Esto está caliente” -a lo que añade- “lo quiero congelado”.
El caldo. “Fuimos a visitar las bodegas y probamos sus caldos”. Entonces no sabes si fueron a un lugar donde hacen vino o a una planta de producción de Gallina Blanca. El vino es vino y el caldo es caldo. Momentos históricos han hecho que en ocasiones y en ciertas culturas, el vino se tome caliente o proporcione calorías, pero en ningún caso es un caldo. Esta terminología la usan muchos periodistas no especializados en el mundo del vino para no repetir el vocablo y usar un sinónimo. Los profesionales del vino no usan este término. A los que les gusta discutir y han mirado la segunda acepción de ‘caldo’ en la RAE, que se informen bien, por favor, ya que existe una explicación histórica y que aún no se ha modificado (aunque se debiera o debiese).