Fences: el último proyecto de Denzel Washington

Dakota del Sur, finales de octubre de 1941. Cientos de maestros canteros concluyen su trabajo en un lugar remoto de ese estado americano. Después de catorce años de talento, riesgo y esfuerzo, terminan de tallar los rostros de cuatro presidentes en el Monte Rushmore. Los enormes bustos de Washington, Jefferson, Lincoln y Teddy Roosevelt estaban claramente destinados a ser un panteón de deidades de la religión civil, en la que se había convertido la democracia estadounidense. En un país que estaba emergiendo de los estragos de la Gran Depresión y se encaminaba hacia una guerra existencial contra el fascismo, ese monumento servía de recordatorio palpable de destino, orígenes y excepcionalidad.

Estos son los mimbres que sirven de soporte inicial a ‘Fences’, una historia de August Wilson ambientada en la década de 1950, con adaptación teatral en 1985 (525 representaciones en Broadway) y que ganó el premio Pulitzer. Denzel Washington la produce, dirige e interpreta con Viola Davis dándole la réplica. De momento, nominaciones no le faltan y premios a la interpretación femenina ya van unos cuantos.

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Sinopsis: ‘Fences’ es la historia de Troy Maxson, un trabajador del sistema de alcantarillado de Pittsburgh de mediados del siglo XX, que una vez soñó con una carrera profesional de béisbol, pero que era demasiado mayor cuando la primera división de este deporte empezó a admitir jugadores negros. Se esfuerza por ser un buen marido y padre, pero su sueño truncado de gloria le corroe y le lleva a tomar una decisión que amenaza con destrozar a su familia.

Wilson fue prácticamente un dramaturgo autodidacta. Abandonó el instituto a los catorce años de edad, después de que un profesor le acusase de plagiar un trabajo trimestral. Al parecer, era demasiado erudito para que un niño negro lo hubiese escrito. Wilson se abrió camino leyendo tres secciones de la biblioteca pública, prestando especial atención a la titulada ‘Negro’. Entre los artistas del movimiento negro de finales de la década de 1960, empezó a escribir poesía y después dio sus primeros pasos en la escritura de obras teatrales. Eran obras rígidas y amaneradas y, en un periodo poco característico de duda personal sobre su capacidad artística, estaban escritas con un estilo típicamente blanco.

A lo largo de su vida, Wilson recibió dos Premios Pulitzer por ‘Fences’  y ‘The Piano Lesson’, y ocho premios a la Mejor Obra Teatral del Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York. Todas sus obras, salvo ‘Gem of the Ocean’ y ‘Radio Golf’ han sido objeto de importantes reposiciones tanto en Broadway como en circuitos alternativos, y sus dramas son una pieza esencial de los teatros institucionales no comerciales. Murió a los 60 años y dejó tras de sí una aureola de escritor valiente, arriesgado, reivindicativo y brillante.