Quai D’Orsay para todos  

Habanos lanza una edición especial de Quai D´Orsay, unos puros escondidos que de tarde en tarde nos traía algún amigo de París.

Bernardo&Peyró. 09/03/2017

Aún se podían intuir, entre la luz poderosa del Caribe, las últimas volutas de humo del Festival del Habano, cuando en el resto de latitudes ya solo se hablaba de una cosa: la apertura al mundo de Quai D´Orsay. Y, más concretamente, su comercialización en los “principales mercados internacionales”, el rediseño de la vitola y la incorporación de dos nuevos cigarros: el Nº 50 (50x110mm) y el Nº 54 (54×135 mm). Cualquier fumador con experiencia está acostumbrado a ver marcas a las que nunca ha tenido acceso.

De cuando en cuando Habanos lanza alguna edición especial bajo el escudo de esas vitolas -Juan López, Saint Luis Rey, por ejemplo- pero hay otras que siguen desde hace años en la oscuridad. Una de ellas es Quai D´Orsay a la que solo teníamos acceso por ese amigo de París que nos traía unos cigarros y alguna botella de Burdeos. O cuando, por azares incomprensibles, una caja acababa en Canarias. Nosotros los probamos en esas islas donde hacían acto de presencia como un exotismo más.

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Edición especial de Habanos

En el mundo habano hay una ley fundamental: las marcas y los formatos nacen, crecen y… mueren. Basta con recorrer cualquier anticuario -en Madrid, por ejemplo, el Rastro- para ver el reguero de ellas que se han quedado por el camino. Estamos asistiendo ahora, si se puede hablar así, a las últimas boqueadas de algunos cigarros clásicos como esos dobles coronas -el de Punch y tantos otros- o esos cigarros finos y largos -ay, los Slenderellas– que ya han dejado de producirse. En esa lógica de vida encontramos un número nada desdeñable de coleccionistas y de fumadores nostálgicos que buscan y atesoran los cigarros y las vitolas que se quedaron atrás. A cambio surgen nuevas hornadas, es la primavera de los cigarros.

Aspecto antiguo de los cigarros Quai D´Orsay
Aspecto antiguo de los cigarros Quai D´Orsay

La historia de los Quai D´Orsay es sinuosa: oficialmente nacieron en 1973 a petición de SEITA, que era -en aquellos años y hasta finales de siglo- la empresa estatal francesa de tabacos. Pero digamos que nació más como un acto de diplomacia que como una estrategia comercial. De hecho, no pocos de estos cigarros han disuelto aristas y suavizado tiranteces en el gran juego de las relaciones internacionales.

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Nuevos cigarros y nuevo diseño de marca

Hace unos meses nos decidimos a abrir una vieja caja de Coronas Claros. Llevaba impresa la fecha de su embalaje, pero estaba tan emborronada que ninguno de los criptógrafos a los que acudimos pudo determinarla. Eran unos cigarros suaves, hechos -por decirlo así- para el gusto más afrancesado. Sin embargo, guardaban un secreto: más de quince años después seguían conservando una estructura y no habían perdido esa nobleza de fondo. Son, por decirlo así, una de las sorpresas que nos dejaba el mundo habano: la suavidad como carácter y no como algo que está a punto de desaparecer. Ahora no queda sino esperar.

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