Elogio de los puritos

En este amago de primavera, hay pocas cosas tan gozosas como descansar 15 minutos al sol y fumarnos, por ejemplo, un entreacto que nos recuerda que el mundo gira con sentido y que entre alfilerazo y alfilerazo a veces la vida nos reserva un shot de miel. Hace no tanto hablamos del cepo de los cigarros y quizá ahora debamos escribir sobre los “puritos”. Pensemos en el contexto: del fondo llega un estruendo de pájaros -que resultan ser cotorras- y la brisa nos trae el olor a mimosa, que es tan suave y amable que no parece real; debemos hacer una llamada de teléfono, la terraza está despejada y alguien hace café. El afilador canta. ¿Qué nos impide, entonces, encender una panetela para que el momento sea una sinfonía?

Hay poca costumbre de fumar buenos cigarros -hechos a mano- con dimensiones pequeñas (los entreactos, por ejemplo, suelen tener un calibre 30 y 100 mm de longitud). Quizá el precio -elevado si se compara con el de los cigarros más grandes- y la competencia de puros mecanizados hagan que estos puritos sean menos consumidos. Pero hay un gran error de fondo: digamos que el cigarro mecanizado -muchos de ellos con aromas a vainilla, café y no se sabe cuántas cosas más- son puros para el consumidor de cigarrillos, cigarros que muchos veces tienen filtro y cuyos tabacos han sido tratados. Son puros de peor calidad, tabacos, en fin, que no saben a tabaco.

Hay un abismo entre un cigarro con sabor a melocotón y un Romeo y Julieta, Petit Julietas. Los puros de pequeño formato suelen tener un sabor medio e incluso fuerte, se parecen a esos caramelos de café con leche que, por unos minutos, nos recordaban dónde estaba el paradigma del gusto. En cada “cigarro short” hay una obra maestra de un torcedor que con precisión micrométrica engarza unas hojas en apenas unos centímetros: hay algo de miniatura, de marquetería, de casa de muñecas.

En muchos de ellos encontramos la mejor definición de su origen y, así, toda la República Dominicana está en esos Minutos de Vega Fina que son como la brisa del mar, o toda Nicaragua -picón, lava- está en el Small Batch 2005 de Perdomo o, por concluir, todo el carácter de Cuba -sabrosura- habita en los Demi Tasse de El Rey del Mundo.