Tailandia, un deleite para los sentidos

Aurelio Manzano nos cuenta su viaje a Chiang Mai y Chiang Rai, paraíso de

Aurelio Manzano. 03/05/2017

 

Tras empaparnos del bullicio y los contrastes de Bangkok, nuestro periplo por Tailandia nos llevó a Chiang Mai, un lugar donde llegas para envolverte de magia y felicidad al norte del país. Además de su extenso paisaje bucólico, esta ciudad te ofrece poder visitar al menos tres de sus templos más hermosos. El primer día nos desplazamos al Templo de Chedi Luang, en su día el más alto de la ciudad y construido en 1391 por el rey Saeng Muang, octavo de la dinastía Meng Rai. Luego, a pocos pasos tuve la oportunidad de conocer el templo de Suan Dok y donde pude poner una lámina de oro al corazón de un buda.  

Este templo, construido en la segunda mitad del siglo XVI, además de tener el famoso Chedi Dorado que mide 48 metros, tiene otros chedis blancos que conforman un cementerio donde reposan las cenizas de reyes y gobernadores de Chiang Mai.

Pero sin duda el más espectacular es el Templo de Doi Sethep ubicado a 1000 metros de altura en la montaña y a 15 km de Chiang Mai. Dice la leyenda que el rey, ante la disyuntiva de dónde debía enterrar las reliquias de Buda, las puso a lomos de un elefante blanco y esperó a ver adónde las llevaba. Éste, las depositó en la colina y murió allí. Luego de pasar el día visitando los templos nos desplazamos al hotel Dhara Dhevi. Más que un hotel, un palacio de ‘Las mil y una noches’.

El Dhara Devi es otra inmensidad de placer de los sentidos, es otra obra más a la que dedicar parte de tu tiempo. Es tan espectacular, que las palabras no alcanzan su capacidad de asombro. Por eso decidí que lo disfrutaran en este vídeo conmigo.

El hotel es tan grande que para recorrerlo pone a tu servicio carritos de golf 24 horas. Sus habitaciones son una ensueño, como si en un cuento de hadas se hubieran inspirado para crearlas; bellas y reconfortantes en todo su esplendor. La suite en la que me hospedé, no dejaba al descuido ni uno solo de los detalles, con una decoración exquisita y elegante donde te hacen sentir un ser especialmente único. La inmensa comodidad de su cama interminable, la bañera de hidromasajes con luces, la ducha inacabable donde también puedes sentarte y pareciera que estuvieras bajo la lluvia, los lavabos cuidados con el último detalle, el vestidor, espectacular…

El salón y la habitación únicos en su amplitud, decorados y acomodados para que te sientas como un auténtico rey. Esas terrazas con las vistas más hermosas que nunca alcanzarías a imaginar. Espectaculares cabañas y bungalows entre puentes, jardines interminables y frondosos, bellos y salvajes, reinando un verde tan intenso y deslumbrante, que relaja y conforta todos tus sentidos.

Arropando todas las instalaciones, un campo de arroz y un hermoso río, que puedes ver desde su piscina infinita o desde alguna de sus villas.

Además de disfrutar de las instalaciones del hotel también decidimos ir de excursión a la selva. Allí, gracias a la empresa Fligth of Gibbon www.treetopasia.com practicamos tirolinas. Una manera de volar entre los árboles y palpar la naturaleza. Muy recomendable.

De vuelta al hotel, disfrutamos de una cena en su restaurante tailandés, espectacular, donde podrás disfrutar de un espectáculo de bailes autóctonos mientras cenas.

El hotel tiene una conexión fabulosa hacia la ciudad antigua y hacia cualquier restaurante y lugar que desees. El hotel Dhara Dhevi de Chiang Mai es un auténtico placer para los sentidos.

Y nuestra siguiente parada fue Chiang Rai, a donde llegamos en coche y después en un barco desde el puerto. Desde allí, recorres el río Mekong, que desemboca en el río Ruak, disfrutando de una vista impresionante de la naturaleza que dejas a tu paso. Luego, te recogen como es habitual en Tailandia, en un espléndido macro coche con todas sus comodidades para llevarte al centro de la ciudad

Nada más llegar a tierra firme te encuentras en el Triángulo de Oro, un punto de reunión desde donde se puede ver la frontera marítima que separa a tres países: Laos; Birmania y Tailandia.
ya que además de sus vistas tiene un paseo marítimo y un mercadillo local.

Desde allí nos desplazamos a nuestro hotel. El Anantara. El recorrido, nada más entrar en sus instalaciones es un apabullante verdor salvaje en todo su esplendor. Cuando llegas a la entrada del hotel Anantara rodeado de naturaleza, te encuentras con las características estatuas de elefantes con sus trompas dirigidas hacia fuera; elefantes de colores en azul, rojo, oro y verde y que ya te advierten de la buena suerte que te están regalando. El hall evoca a un templo de relax y meditación. El hotel y todas sus instalaciones, se envuelven en una selva que te atrapa en los sonidos de la naturaleza, y en su piscina, que pareciera una balsa con formas geométricas rodeada de la misma naturaleza salvaje y de estatuas de elefantes, solo te provoca paz y armonía en todos tus sentidos.

La suite, una de las 19 que hay, además de las 60 habitaciones regulares , en la que me instalaron no dejaba detalle al descuido, su impecable decoración y su comodidad, hacían las delicias de cualquier deseo. Un gran salón con sofá y sillones señoriales, lámparas majestuosas, cama de rey, baños dobles con ducha y bañera, y una terraza interminable con las vistas más impactantes y relajantes que puedas soñar y su confort todo en madera trabajada, realmente vives un antes y un después.

El espléndido bufet del desayuno, hacen las delicias de cualquier comensal, no sabes por dónde empezar, o quizás sí, pues tienes una compañía muy peculiar a la vez que honorable: A las ocho de la mañana un bebé de elefante viene a la terraza para que puedas darle unos pequeños platanitos, que te agradece y le reconfortan.

Todo el colorido y la rica variedad del bufet, están a tu alcance en un ambiente al aire libre y rodeado de un riguroso verde de la selva que relaja todos tus sentidos. Las vistas son insuperablemente sublimes.

Permanecer en el hotel Anantara de Chiang Rai, con los sonidos, el olor, el color, la sensibilidad y las sensaciones, te embargan en un abanico de emociones del que nunca quisieras escapar. Además, en sus tres restaurantes, podrás disfrutar de una exquisita gastronomía tanto Tailandesa como Mediterránea.

Otro de los servicios que tiene el hotel es su impresionante Spa. Allí tienes una carta interminable de masajes tanto Tailandeses como tradicionales que te reconfortarán después de un día de excursiones.

Otra de las maravillas que te ofrece Chiang Rai es el Templo Blanco. Construido hace veinte años  por un arquitecto local,  está considerando como uno de los tres templos más hermosos del mundo.

Experiencia con los elefantes. Si vas al Anantara no puedes dejar de experimentar la actividad que te ofrece el hotel con los elefantes: desde caminar con ellos, darles de comer, bañarte en el río con ellos , una de las sensaciones más  mágicas  que he experimentado en mi vida, hasta subir con ellos hasta la cima de la montaña, donde podrás disfrutar, con tu nuevo amigo, de las vistas del famoso Triangulo de Oro. Punto de unión de tres países: Laos, Birmania y Tailandia.

Volviendo a los elefantes, lejos de parecer que puedan sufrir, el hotel se encarga, con un gran equipo de adiestradores locales de mimar y cuidar a estos animales que, en otros tiempos estaban abandonados y que gracias a este hotel, pueden disfrutar de su ecosistema al mismo tiempo que hacen feliz a quienes compartimos una experiencia con ellos.

The luxonomist habló con Ana la Manager General del Hotel quien nos explicó cuál era la esencia del Anantara «Anantara es un hotel para descansar, meditar, olvidar la  tecnología descubrir naturaleza».

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