#CloseTo Rosa López: «No le tengo miedo a nada»

Hablamos con Rosa de sus recuerdos, de su niñez, de su paso por OT y de su momento actual de calma y autoestima.

Amalia Enríquez. 11/07/2017

Dice que ¡por fin! piensa en ella. Y lo canta. Sin embargo, aún tengo la sensación de que le falta asumirse, quererse, valorarse y cultivar esa autoestima que la aprisiona. No la veía desde OT y ni imaginaba que se acordaría de mí, pero ella te regala esas sorpresas. No era tarea fácil hacerle recordar, porque no le gusta verse y reconocerse en aquella Rosa con complejos y poco mundo recorrido. Sin embargo, poco a poco, la conversación fue fluyendo y estoy segura de que, al final de nuestro encuentro, estaba un poco más feliz. De hecho, quedamos en llamarnos para ir al cine…

The Luxonomist: ¿Recordamos y, de paso, intentamos hacer un poco de terapia?
Rosa López: ¡No me queda otra contigo! Vamos a intentarlo. La verdad es que, al final, todo es relativo en la vida. Hasta que nos muramos, todo es relativo. Y así me estoy tomando este momento de mi vida. Mi disco se llama ‘Kairós’ por eso. Es un término griego que significa “lapsus de tiempo que ocurre en el momento adecuado de tu vida”. En término bíblico significa “momento de Dios”. Y así es como me encuentro ahora. Da igual cómo lo llame o etiquete, pero estoy en un momento en el que me atrevo a decir que no le tengo miedo a nada.

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Rosa acaba de sacar disco y se encuentra en un momento estupendo

TL: Eso lo da la madurez…
RL: Tengo 36 años y me enfrento a la misma sensación de cuando tenía 16 y pensaba, erróneamente, que lo sabía todo. Sin embargo, ahora tengo esa certeza, esa seguridad que nunca he sentido en mi vida. Sé que me queda mucho por aprender, soy más consciente de los peligros que atenazan y, también te digo, que disfruto más de todo aunque traiga dolor.

TL: Estás en una etapa en la que te empiezas a conocer y arriesgas…
RL: Claro, exacto. ¡Cómo lo sabes! Nunca imaginé vivir esta etapa, fíjate.

TL: Es ley de vida pasar por ella, es el momento de asumirte. ¿Cuál fue, por ejemplo, ese punto de inflexión que te llevó a aceptarte?
RL: En la mitad del ciclo de estos últimos 15/16 años. Llevo unos siete años en los que he empezado a darme cuenta de lo privilegiada que soy, que cualquier ser humano que tenga vida es un ser divino. No estoy dispuesta a que nadie ensucie mis recuerdos, lo que llevo dentro y atesoro como vivencias de tantísimos años. Ahora soy yo quien controla mi vida, ya nadie me manipula.

Después de OT se convirtió en una mujer más segura y sensual

TL: ¿Quién o qué te llevó a esa situación?
RL: Las experiencias vividas. Ha habido de todo. En la vida las alegrías suman, pero los obstáculos son más determinantes. Sobre todo siendo mujeres.

TL: ¿Por qué nos cuesta más?
RL: No lo sé, me gustaría tener respuesta a eso. Yo defiendo muchísimo a la mujer porque, si no nos apoyamos entre nosotras, seguiremos siempre debajo de las piedras. Por suerte, de un tiempo a esta parte, las mujeres empiezan a desempeñar ya cargos relevantes. Se nota que muchas parcelas de la vida van mejor cuando están mujeres en ellas.

TL: ¿El gobierno del país también sería distinto con una mujer?
RL: No lo dudes. Las mujeres estamos predestinadas a la protección, somos las que llevamos la casa, dominamos la economía del hogar, cuidamos la familia. En un gobierno haríamos lo mismo. A nosotras, todos los meses, nos cambia el cuerpo y la mente, lo que nos convierte en empáticas con las diversas situaciones. Yo no digo que el hombre sea peor, pero no disfruta de la riqueza de sensaciones que tenemos nosotras.

Dice que «llenarse por dentro» fue lo que le hizo perder peso

TL: Con todo lo que eso implica…
RL: ¿Sabes lo que pasa, Amalia? ¡Yo admiro tanto a mi madre! Ella es la raíz de todo. Mi padre falleció, como bien sabes, y siendo un ser excepcional, si hubiera sido mi madre la que faltara ¡esto habría sido otra cosa! La mujer es indispensable, su figura, su mano, sus consejos, su presencia.

TL: Tengo la sensación de que este disco tuyo ha sido muy terapéutico, porque intuyo a otra Rosa…
RL: Lo ha sido, muchísimo. Terapéutico y medicinal. Ha sido el que ha hecho posible que cerrase la puerta del pasado con llave, pasara página y empezara otra etapa de mi vida que ya estaba necesitando. No es que esté descubriendo una nueva vida o algo fuera de lo normal, pero necesitaba empezar a pensar en mí y darme una oportunidad. Igual no estoy haciendo lo correcto, ¿eh?

TL: En la vida hay que equivocarse para valorar los aciertos…
RL: Eso es verdad. Lo que sí sé es que estoy muy feliz, que no tengo miedo a nada y que, si en algún momento vuelvo a sentir el temor, no voy a cometer el error de volverlo a decir, porque ahí está mi labor para superarlo y seguir adelante. Tengo que seguir limando cosas y aprender como mujer lo que tengo que hacer en el futuro.

Así se hizo el selfie de la portada con nuestra compañera Amalia Enríquez

TL: ¿Hace cuánto tiempo que no pensabas en ti?
RL: Creo que nunca lo he hecho. Siempre he sido muy insegura y por eso ahora lucho por dejar esas inseguridades atrás. Lo que sí he sido también siempre es muy fiel a mi intuición. A pesar de no haber tenido estudios, nunca me ha fallado. Cuando no le he hecho caso, ha sido un descalabro emocional. Por eso ahora me siento fuerte, sin miedos y con la tranquilidad de que, si me equivoco, es solo cosa mía, no arrastro a nadie y lo tengo que solucionar yo. No tengo miedo a quedarme sin dinero, ni a quedarme sin trabajo, ni a quedarme desnuda, en pelotas. No tengo miedo a nada.

TL: Solo hay que tener miedo a tener miedo…
RL: Sin duda. Una cosa que solo entendí cuando se murió mi padre, y es que el ser humano solo reacciona ante el miedo y ante el dolor. Tiene que llegarte una sacudida fuerte para que espabiles y seas consciente de lo que ocurre. Mi padre, por ejemplo, reaccionó tarde, lo hizo cuando ya sabía que se iba a morir, cuando ya no había marcha atrás. Se pasó la vida prometiéndome, cumpleaños tras cumpleaños, que iba a dejar de fumar como regalo a mí y, sin embargo, lo hizo cuando ya sabía que se iba. Así es el ser humano.

TL: Me has comentado lo de no tener estudios. ¿En algún momento te has sentido, por ese u otros motivos, menos que los demás?
RL: Yo creo que, por carencias, todos nos hemos sentido menos que los demás en alguna etapa de nuestra vida. Yo no me he librado de eso. El secreto y la gracia están en querer evolucionar y aprender para darte cuenta de que, al final, somos unos privilegiados, unos elegidos por poder hacerlo.

Le gustan las películas románticas como ‘El diario de Noah’

TL: ¿Fuiste una niña feliz?
RL: Siempre he sido muy feliz, muchísimo. A veces pienso que lo he sido desde la inconsciencia, pero eso no importa. Y ahora estoy viviendo muchos momentos de felicidad desde la consciencia. No quiero cambiar nada de lo que tengo ahora, salvo que mi padre volviera.

TL: ¿Y esa niña feliz iba al cine?
RL: Yo empecé a ir al cine después de OT. Ese programa significó mi primera vez para todo. Gracias a él empecé a crecer como persona, como mujer, como artista.

TL: ¡Bendito momento!
RL: No lo dudes. Bendito momento del desapego, que tanto he criticado alguna vez, pero había que pasar por ahí. Era el momento de volar. Mis padres lo hicieron lo mejor que pudieron, me dieron lo más importante, que eran los valores, intentar hacer el bien y no mirar a quien. Luego entré en otro mundo completamente diferente del vivido hasta ese momento, viví otras emociones y sensaciones… y es ahora cuando intento equilibrar la vida normal con el trabajo. Mi vida no deja de ser un trabajo que va unido a mis sueños e inquietudes. He aprendido a no mimetizarme ni con el show, ni con quien que venga con otra historia. Ya me da igual que alguien me entienda a nivel espiritual, religioso o lúdico. Solo sé que estoy en un momento de equilibrio muy importante, en el que más que nunca confío en mi criterio y si me equivoco, no me importa, porque he decidido yo. La vida está para eso.

Le marcó ‘Tus zonas erróneas’ y le gustó ‘Los pilares de la tierra’, recomendado por Chenoa

TL: ¿Qué dice tu madre de esta Rosa valiente frente a la insegura que ella conoció?
RL: Si te digo la verdad, en el fondo, mi madre tiembla con la mirada. Cuando la miro de frente y le hablo con la seguridad que lo hago ahora, intuyo cierta felicidad pero, también, un instinto de protección que seguirá siempre en ella porque para las madres, aunque crezcamos, seguimos siendo sus niñas. Ahora tengo con ella una conexión distinta a la de hace muchos años atrás. Tenemos un lenguaje con el que ya no necesitamos hablar.

TL: Esa niña feliz que nos hemos dejado atrás, ¿leía?
RL: Fui muy mala estudiante a partir del 5º curso de EGB, cuando me cambiaron de colegio. Los estudios cayeron en picado porque, de repente, me encontré sin amigos, sin ambiente, sin ese mundo en el que me desenvolvía bien. Siempre estudié en colegios públicos y he tenido mucha suerte con los profesores. Mi guardería y el colegio estaban en mi barriada, donde veía a gitanillos, ladronzuelos… Ahora, a toro pasado, lo recuerdo como algo maravilloso aunque no pueda parecerlo a la vista de los demás, pero todo cambia con OT.

TL: A partir de ese programa empiezas a leer, disfrutar del cine…
RL: Todo. Se abrió un nuevo mundo a mis pies. A partir de ahí fui mujer, tuve mi primera relación, mi primera película, mi primera depilación de las piernas (risas). Fue increíble. Todo lo que viví lo tengo escrito, porque me encanta hacerlo y me expreso muy diferente a como hablo. No parezco yo. El hábito de leer y del deporte son dos cosas que surgieron a partir de ese programa y ambas me han abierto otros muchos campos que han retroalimentado mi vida. Necesitaba llenarme por dentro y eso, aunque no te lo creas, es lo que me ha hecho perder peso.

La película ‘Ghost’ le marcó especialmente

TL: Tal vez, sin imaginarlo, era una necesidad…
RL: Lo era. Mental, psicológica y emocional. Nuestra vida la rigen el cerebro y el corazón. Todo está ahí.

TL: ¿Qué dos libros cambiaron ese interior de Rosa?
RL: Pues mira. No me gustan las novelas, pero el primer libro que leí era de ficción. Era una novela tan descriptiva, voluptuosa y sensual, que caí en sus redes; se llamaba ‘Arco Iris‘. Pero, el libro que de verdad me cambió fue ‘Tus zonas erróneas‘, uno de psicología que me recomendó leer mi primera pareja. Ese libro me permitió empezar mi crecimiento y, desde ese día, voy a mi ritmo. Luego he leído ‘Los pilares de la tierra’ por recomendación de Laura (Chenoa) y la biografía de ‘Mata Hari’, que me encanta.

TL: ¿El cine te ha cambiado tanto como leer?
RL: ‘Ghost’ fue algo muy fuerte en mi vida. Es una película triste pero ¡qué belleza de mensaje! Ya sé que a ti no te puedo sorprender porque entiendes y lo ves todo, pero cada uno tenemos ese guión que nos toca.

Le gusta mucho Will Smith

TL: Soy de las que cree que si me dices la película que te ha llegado, te diré el momento emocional que estás pasando. No siempre sentimos lo mismo al ver idéntica historia…
RL: ¡Es verdad! Eso también te puede pasar con los libros. El fondo emocional que estés viviendo influye enormemente. A mí me llevan al cine las historias de amor, de superación, que me transmitan felicidad. Me gusta Will Smith, por ejemplo. Y me viene a la cabeza ahora una película que me encantó, ‘El color púrpura’. También ‘El diario de Noah’. Y me gustan los mensajes que encierran las películas de animación que se hacen últimamente.

TL: ¿Cuál sería el mensaje que le daría hoy la niña Rosa a la mujer segura en la que te has convertido?
RL: ¿Qué me diría, qué pensaría de mí? No sé, qué difícil y raro imaginar algo así. Quiero pensar que estaría orgullosa, me diría: «Tranquila, sigue así, todo va a salir bien”.

*Localización: Universal Music Spain. *Próxima semana: Ken Appledorn.

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