#CloseTo… Elsa Anka: «Mi vida no me permite engancharme a nada»

Hablamos de cerca con Elsa Anka, una mujer tierna y fuerte a partes iguales que se ha forjado una carrera sólida profesional y personalmente.

Amalia Enríquez. 10/10/2017

Hace relativamente poco tiempo que nos tratamos pero, como ocurre con la gente especial, ha llegado a mi vida para quedarse. Es tierna, con un corazón tan enorme como su estatura, generosa y me inspira una calma, que ya me gustaría tener en momentos críticos. Tardamos en tener nuestra conversación ‘Close to’, pero yo tenía claro que no me valdrían disculpas para no realizarla…

The Luxonomist: Ya sabes que esta es una conversación de amigas. Pon el freno donde consideres.
Elsa Anka: ¡Me hace muchísima ilusión! Llevaba meses leyendo entrevistas de todos tus personajes maravillosos y me moría de ganas, pero no podía decirte nada (risas). Cuando me llamaste para que participara, ya sabes que ni me lo pensé. Me siento una privilegiada.

TL: El privilegio es el mío al poder tener la libertad de elegir a mis compañeros de aventura y comprobar que respondéis a mi llamada. Me siento muy recompensada y, gracias a vosotros, viviendo momentos muy emotivos…
EA: Eso siempre suele ser porque algo se hace bien, ¿no? En este último año, que nos hemos tratado con más cercanía, has sido una gran aportación a mi vida personal. Te lo digo de verdad. Ambas pertenecíamos a un grupo de amigos común y empezamos a hablarnos hace tiempo vía tuit ¿te acuerdas?.

Elsa dice que es una persona tímida. Foto: Cristina González

TL: Claro… y eso que las redes sociales no son mi debilidad.
EA: Tampoco la mía, porque también soy muy reservada. Por suerte soy muy sociable, igual que tú.

TL: Es nuestro mecanismo de defensa…
EA: Las redes sociales hoy en día son imprescindibles para nuestro trabajo. Son una herramienta que debemos usar pero también, al menos en mi caso, me producen un cierto estrés.

TL: ¿Te has sentido agredida en ellas?
EA: Hace tiempo me salí de Twitter porque me sentí muy intimidada. De repente, iba por un aeropuerto y recibía un tuit que me mencionaba, diciendo “me gustan los vaqueros que llevas”. Sé que todos somos observados, pero esa sensación de cierta indefensión frente a la exposición natural, me llegó a agobiar mucho y me hacía sentir incómoda. También tuve algún troll al que le dio por meterse con mi vida privada. En ese momento pensé que no me compensaba estar en esa red y cancelé el perfil. Cuando las cosas se calmaron volví y ahora lo gestiono mejor.

Su padre cantó zarzuela cuando era joven. Foto: Cristina González

TL: Aun así creo que no es fácil protegerse…
EA: Unos Mossos d´Esquadra encantadores, después de una suplantación de personalidad que sufrí en Facebook, me explicaron un día cómo hacerlo, pero es verdad que no es fácil. Con esos ataques te sientes muy vulnerable. Cuando descubres esas personalidades cobardes, que se escudan en nombres y fotografías falsas, piensas que es mejor invertir tu energía en otras cosas que merezcan la pena y que aporten algo más positivo. Y eso se lo diría también a quienes descargan su negatividad en perfiles y personas que no les gustan.

TL: ¿Siempre has tenido esta actitud tan zen?
EA: Yo era una chica tremendamente tímida, bastante insegura hasta la adolescencia. Creo que eso es lo que me ha hecho ser más calmada. Tenía también mi vena artística. Me encerraba en mi habitación, me ponía el tocadiscos, hacía playbacks, inventaba coreografías y soñaba que era una artista. Imagino que mi carácter es un poco de libro, ¿no? Esa persona que es introvertida de cara al mundo y luego, de puertas para adentro, expresa su lado más artístico.

TL: ¿Has cambiado con el tiempo?
EA: Uno no cambia, aunque sí evoluciona y madura. Yo he pasado por una etapa en la que he luchado sacando a mis hijos adelante. Ahora, cuando miro atrás, me cuesta reconocerme en algunos momentos de decepciones o de esas pruebas duras que te pone la vida, pero creo que he encontrado el camino para volver a encontrarme. Yo creo que esa es la clave.

TL: Nunca es tarde…
EA: Ahora que estamos en un momento de tantas RRSS y de vida al límite, creo que es muy importante dedicar un tiempo para la introspección, para cultivarnos por dentro, para un poco y escuchar a esta máquina que tenemos entre las dos orejas. Es bueno que el cerebro se quede un poco tranquilo.

TL: ¿Cómo convive una tímida con una exposición mediática como la tuya?
EA: Mentalizarme, trabajar mi mente como si esto fuera un juego y, después, disfrutar de ello si es lo que más te gusta. Yo veo una cámara, hago una presentación o todo lo relacionado con mi trabajo y ¡me vengo arriba! Adoro lo que hago.

TL: ¿Y te olvidas del retraimiento?
EA: Intento controlar esa timidez que siempre formará parte de mí, pero sí es verdad que, en todo lo relacionado con mi trabajo, es donde me permito perder los papeles, con cierto control obviamente, pero ahora sí encuentro que es mi medio y me siento como pez en el agua.

Así se hizo el selfie de la portada con nuestra compañera Amalia Enríquez

TL: ¿En tu casa entendieron siempre que quisieras dedicarte a esto?
EA: Cuando dije en mi casa que esto era lo que quería hacer, me enteré que mi padre había cantado zarzuela cuando tenía 20 años, así que supuse que me arroparían en mi aventura de ser artista, pero no les gustó la idea. Empecé en el mundo de la moda a los 18 años. Era una niña que soñaba mucho despierta. Mis sueños me transportaban a lugares alrededor del mundo. Lo que yo quería era viajar, conocer otras culturas y modos de vida. Soy de las que cree que cuando una visualiza mucho las cosas, acaban por cumplirse. Pensarás que soy una tarada, pero lo siento así. Muchos de mis sueños se han ido cumpliendo.

TL: Eso es una suerte que no todos pueden sentir…
EA: Lo es. Creo que es cuando las frases cobran sentido, eso de “persigue tus sueños”. Al final, nunca sabes cómo, pero te acaban reconduciendo.

TL: Ahí entra en escena el factor suerte…
EA: Es posible, pero la suerte no te va a llegar si estás en tu casa de brazos cruzados. Por mucho que sueñes, es difícil que consigas materializarlo. Picasso lo decía: “Que la inspiración me pille trabajando”. Si tú te mueves, es más probable que puedas cazar la suerte.

Bambi fue su primera película en el cine

TL: ¿Te has arrepentido alguna vez de no haber pasado por la universidad?
EA: Sí, en muchos momentos. Creo que es una de las cosas que todos deberíamos experimentar. Admiro muchísimo a la gente preparada, cultivada, con quien puedes hablar de todo pero, al final, la vida es una gran universidad y me quedo con eso. Evidentemente no lo puedes demostrar, no tienes papeles que lo acrediten, pero hay gente sin títulos que da mil vueltas a quienes los tienen.

TL: ¿Tienes la sensación de haber tenido que pagar un peaje?
EA: Sin duda. He pagado un precio al empezar siendo presentadora viniendo de la moda y queriendo ser actriz. En mi época, aquello te desprestigiaba un poco. Recuerdo la primera vez que me ofrecieron un papel, en la obra de teatro ‘Sueños de un seductor’, con un perfil cómico muy marcado, ¡me encantó la idea! porque ya sabes que yo soy muy payasa. Fue una experiencia maravillosa. Mucha gente se quedó sorprendida de que tuviera ahí un hueco y lo valoraron, mientras otros se mostraron muy reacios porque venía de la pasarela y eso me impedía crecer en otro ámbito profesional.

TL: ¿Quién te pone el freno a esa evolución?
EA: La misma profesión y las críticas. Es cierto que, como actriz, tampoco me han juzgado duramente, pero siempre me ven como la presentadora que hace interpretación. Quizás no he sabido gestionar el cambio y sea mi asignatura pendiente. Sigo con mucha fuerza para que no se paralice ese sueño.

‘Cinema Paradiso’ es una de sus películas preferidas

TL: Si miras atrás… ¿sabes dónde estuvo el fallo?
EA: Supongo que en la inseguridad, en la necesidad de llenar carencias que tenía en ese momento. Tenía que sacar a mis hijos adelante y tenía que trabajar, si no era como actriz tenía que hacerlo en otro campo. Si pudiera volver atrás, cambiaría mi actitud a pesar de la enseñanza que me ha dado. La lectura positiva de mi fracaso es el aprendizaje que me ha quedado.

TL: Esa niña que hacía playbacks en su habitación, ¿iba al cine?
EA: ¡Claro! iba al cine Nápoles, dos calles más arriba de mi casa. Yo nací en el barrio de la Sagrada Familia de Barcelona. Hacíamos sesión continua. Entrábamos a las 4 de la tarde y salíamos a las 8. Creo recordar que la primera película a la que me llevaron mis padres con mi hermana fue ‘Bambi’.

TL: ¿Cuáles son esas que has agregado a tu memoria a lo largo de la vida?
EA: En mi adolescencia había una saga que me trae muchos recuerdos, ‘Aeropuerto 75’ (risas), que tenía actorazos como protagonistas. Y otra que me viene a la cabeza es ‘El coloso en llamas’, que también tenía unos actores de primera. Luego se sumaron otras como ‘El expreso de medianoche’, que la vi muy joven, y ‘Cinema Paradiso’, bella y desgarradora al mismo tiempo.

‘Memorias de una geisha’ y ‘La sombra del viento’, dos de sus lecturas recomendadas

TL: ¿La lectura forma parte de tu ocio?
EA: Me encanta leer, pero tengo que reconocerte que hace mucho tiempo que no lo hago. Eso no impide que no tenga algunos en mis preferencias: ‘El perfume’, ‘Memorias de una geisha’ y ‘La sombra del viento’, que es el ejemplo de libro que no puedes dejar de leer y que no quieres que se acabe.

TL: ¿Serieadicta?
EA: No, para nada. No veo series y no me gustan. Sé que las de ahora son como películas fraccionadas, pero hay algo en mí que rechaza el engancharme a algo. Me pasa con todo en mi vida, cualquier dependencia me parece un horror. Tengo un bloqueo ante esas cosas. Necesito algo liviano, que se acabe pronto y que no tenga ningún efecto de adicción. Me encanta escuchar a la gente hablar de las series y del “enganche” que les crean, pero mi estilo de vida no me permite esa debilidad.

TL: ¿El pasado como referencia, el presente para disfrutar y el futuro ni lo imagino?
EA: En estos momentos de mi vida estoy trabajando el aquí y ahora. El pasado lo acepto, pero la muerte de mi hermana me marcó mucho. El futuro será lo que tenga que ser, pero ni lo pienso. Ella no tenía que irse tan pronto. A veces, la vida te lleva a destiempo, cuando tienes muchos planes y, por eso, no pienso en lo que puede venir. Vivo lo que me está tocando, carpe diem y disfrutar…

TL: ¿La niña Elsa se reconocería en la mujer de hoy?
EA: Seguramente me diría… «¡Pero cuántas cosas de las que has soñado has conseguido!» Me haría sentir privilegiada por ello. La vida es cómo tú la quieras ver. No me quiero quedar con lo negativo. Lo bueno siempre debe prevalecer.

*Localización: Restaurante ‘Kulto’. *Próxima semana: Martín Berasategui.

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