Así fue Carmen de Burgos, la heroína exhumada

Se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de una de las heroínas de nuestra historia que no solo cumplió su sueño, sino que hizo porque las demás cumplamos los nuestros.

Sandra Barneda. 11/12/2017

Durante siglos, la historia se ha escrito potenciando los XY y olvidándose de las gestas de los XX. O dicho hasta la saciedad, olvidando las proezas de las mujeres y enalteciendo hasta los pecados de los hombres. Estos días se conmemora el 150 aniversario de la primera mujer periodista profesional en España: Doña Carmen de Burgos. Durante casi 30 años tuvo su columna diaria de opinión en el Diario Universal y colaboró con otros medios escritos como el ABC.

A lo largo de su vida usó distintos seudónimos: Colombine -el más famoso-, Gabriel Luna, Marianel… y fue bautizada despectivamente por sus enemigos como La Dama Roja, por sus convicciones políticas activas. Doña Carmen de Burgos fue defensora del sufragio universal, de la ley del divorcio, detractora de la pena de muerte y precursora de promover el libre acceso de la mujer en lugares vetados para ellas.

Terminada abruptamente la Segunda República por la Guerra Civil, los méritos de Doña Carmen fueron igualmente enterrados. Fue la primera escritora de la lista prohibida por Franco y, hasta hace bien poco, cayeron en el olvido absoluto sus más de 100 novelas cortas, una docena de novelas largas, ensayos, traducciones y 10.000 artículos de prensa escrita. No solo su prolífica obra fue sepultada, también el ejemplo de una mujer, una heroína que luchó por su libertad cuando las mujeres no se permitían ni pronunciar esa palabra. Se separó de su marido, el también escritor Ramón Gómez de la Serna, aprobó unas oposiciones de maestra que se sacó estudiando por las noches a escondidas y se fue a la capital sola con su hija.

Decidió muy a pesar que la bautizaran ‘La Divorciada’ para no sufrir más desaires, ni maltratos, ni el libertinaje de su marido: “La equivocación más grande de mi vida”. Tenía 33 años, ansiaba trabajar en periódicos y lo hizo. Pero no solo eso, sino que dio conferencias con la intención de ilustrar a otras mujeres. La mujer no puede continuar siendo una masa inerte al lado de la actividad social masculina, sino que aspira a compartir con el hombre obligaciones al mismo tiempo que derechos; en una palabra, quiere tornarse la criatura consciente y digna llamada a colaborar y preparar un porvenir dichoso”.

Este pasado 9 de noviembre terminó la exposición en la Biblioteca Nacional que rendía homenaje a la prolífica carrera de la escritora. “Carmen de Burgos es siempre amplitud de miras y búsqueda sincera. Es flexibilidad y libertad. Es pensamiento, observación  y reflexión. Su obra es un documento magnífico de nuestro pasado colectivo. Su experiencia viajera y la exploración de los espacios responde a una necesidad vital, a un anhelo expreso de conocer más allá de su entorno próximo. Un impulso que da sentido a una vida guiada por la búsqueda de un paraíso que sabia inalcanzable”, ha dicho Concepción Núñez Rey de la mujer que durante años investigó como tesis doctoral en su premiada biografía Colombine.

Los numerosos homenajes este año a Doña Carmen de Burgos son pocos, aunque el mejor es leerla, descubrirla para seguir reescribiendo, aunque sea despacio, la historia que ya sabemos que nos ha llegado adulterada.

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