La ¿locura? de pintar hasta desfallecer

La española Olga Diego se ha encerrado a pintar sin parar en una habitación forrada de papel, con solo agua, algunas piezas de fruta, una mesa, una silla y un ordenador.

Sandra Barneda. 22/01/2018

¿Qué es arte? o ¿Esto es Arte? son preguntas que más de una vez nos hemos formulado al contemplar un cuadro, un proyecto o una performance. Desde que llegaron las vanguardias el sentido de la estética y el arte se modificó y los límites se ampliaron hasta que el mismo Warhol en su exposición de la Stable Gallery de Manhattan en 1964, presentó las cajas de jabón brillo en formato tridimensional, exactamente igual en aspecto y tamaño a las cajas usadas como producto comercial. El crítico Arthur C. Danto en su ensayo ‘Después del fin del arte’ calificó ese momento como «la defunción de arte». A partir de ese momento comenzó a pintarse el nuevo rostro, todavía hoy inacabado, del arte.

La española Olga Diego se ha encerrado en una habitación forrada de papel, con solo agua, algunas piezas de fruta, una mesa, una silla y un ordenador. El objetivo es pintar hasta desfallecer y comprobar hasta dónde es capaz de crear la mente humana. No puede dormir ni detenerse un solo instante, su tarea es llenar las paredes sin cesar hasta perder el conocimiento. El desarrollo de ‘Transcription’, como ha bautizado su proyecto, se puede seguir en directo desde su canal de YouTube.

Puede que muchos espectadores vivan el síncope viéndose sobrevenidos por el síndrome de Stendhal de tanta belleza contemplada. «La gente puede ver cómo surgen las ideas y cómo se desarrollan- afirma Diego– Los dibujos no están pensados previamente, la idea es que todo surja de este ambiente. Yo no traigo un discurso previo ni unas ideas concretas». No sabemos cuándo dejará de pintar porque su mente la habrá inducido al desmayo post delirio de agotamiento.

Producido el decaimiento, cualquiera podrá entrar en esa habitación de 3 metros por 5 hasta el 17 de febrero y comprobar el resultado de la performance en la Scam Project Room de Londres. No hay un segundo de descanso, ni siquiera para hacer sus necesidades suelta el lápiz. “Físicamente se hace duro y mentalmente también (…) el experimento trata de entrar en esos tiempos de molestia para ver si la mente puede llegar a territorios a los que normalmente no llega”.

Durante el proyecto, Olga Diego no para de pintar ni para comer

No sé si el proyecto de Olga Diego pasará a la historia, pero nos pone nuevamente en jaque sobre los límites del arte y la dificultad de delimitarlo. Su performance me lleva al maravilloso texto de la dramaturga francesa Yasmina Reza en ‘Arte’, que pone al límite de la amistad a tres amigos dilucidando si un lienzo en blanco es una obra de arte. Hasta ahora la obra ha estado representada en el Teatro Pavon Kamikaze de Madrid y ahora está de gira por España.

Quizás debamos darle la razón a Warhol, que decía que “la idea no es vivir para siempre, es crear algo que sí lo haga”. Si él tuvo la genialidad de convertir en arte la lata de Sopas Campbell como símbolo del consumismo floreciente americano, quizás Olga Diego nos muestre el camino desconocido de la mente creando.

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