5 trucos para preparar una escapada a Venecia y triunfar

Venecia siempre es un destino perfecto para pasar un fin de semana o hacer una escapada romántica. Si tomas en cuenta estos consejos... triunfarás.

Daniel Calamonte. 27/09/2018

¿Llevas dos semanas “de éxito continuado” con tu ligue tinder y ya estáis pensando en fin de semana romántico? ¿O el aniversario se te avecina como nubes de tormenta en la montaña? ¿O es el regalo que te ha pedido tu sobrina favorita? La fatídica frase «¿Y si pasamos un fin de semana en Venecia? Total,  tú ya has ido y te la conoces bien» puede ser un mazazo en tu agenda… las gotas de sudor frío ya resbalan por tu espalda. Si te encuentras en esta situación, anota estos cinco pequeños trucos para triunfar en Venecia y que tu escapada no sea de pesadilla…

Sal de las zonas turísticas y verás la auténtica Venecia

Tienes que buscar la zona de los “locales” para hospedarte.
Venecia es un gran hotel. Hay casas de AirB&B y alojamientos por todos lados… pero todo es tan turístico que te sientes en un escenario de cartón piedra. Y si viajamos siempre es para tener ese aire local, esa idea prefabricada de que en realidad vivimos, aunque sea por dos días, en la ciudad que visitamos. Cada vez quedan menos venecianos en las islas, pero aún los hay. Encontrar la zona ideal para alojarte es asegurarte algo de sabor local, que hará el viaje más íntimo y romántico.

Una de esas zonas es la de Ospedale (hospital). Está lejos del Gran Canal o “del centro”, pero da igual porque en Venecia vas a caminar como en tu vida. En la zona norte o cercana a Arsenale encontrarás cafeterías llenas de venecianos (señoras y señores con sus carritos de la compra) tiendas para comprar un grifo o un clavo, un supermercado, un zapatero… Tiendas que en definitiva no hay por la zona céntrica. Parece que todos sobreviven de puestos de recuerdos, máscaras, gondolitas y plumas de escribir.

Come algo ligero y arréglate para cenar, como hacen los italianos

En el norte de Italia se desayuna de pie, se almuerza un solo plato – y con prisa – y se cena bien
El verdadero italiano desayuna “on the go”… un capuccino y un croissant rapidito (tomar capuccino después de las 11 es de turista, dicho con el peor sentido de la palabra); se come a la una del mediodía una ensalada o algo ligero, como mucho una pasta; a las siete se hace un aperitivo con Spritz (de Apperol que tiene un sabor más suave que Campari, algo más amargo) y a las ocho y media se cena… pero arreglado. En Italia todo es una ceremonia con las reglas bien claras. Y para evitar “clavadas” innecesarias, gestos duros o que simplemente te traten mal, sigue estas sencillas normas. Y todo irá mucho mejor.

Arréglate para ir a cenar
Parece una obviedad, pero si vas arreglado (con una chaqueta es suficiente y tampoco es tan complicado echar una en la maleta) las mejores mesas y la simpatía de los camareros aparecerán como por arte de magia. Ni siquiera es un tema clasista… es que a los italianos les gusta lo formal. También lo ostentoso: lo del logotipo grande, ande o no ande, es una máxima a fuego y sangre. Aquí todo tiene cierta ceremonia: si el camarero lleva su uniforme y se ha preparado para hacer su trabajo, agradece y recompensa que vayas guapo.

Las exposiciones temporales pueden darte la oportunidad de conocer edificios únicos

Para ver grandes palacios, casi siempre cerrados, busca las exposiciones temporales
En Italia, los mejores sitios, secretos y cerrados habitualmente, se abren para muestras temporales. Aunque el artista o el tema de la exposición te dé pereza, el edificio que la alberga seguro que es una joya arquitectónica. Esto también es un truco para ahorrarte alguna cola de museos “tradicionales”. Sverigua si se puede ver sólo la temporal, porque hay veces que tienen colas a parte que te ahorrarán horas de espera.

Los mosquitos en Italia son mutantes
¿Por qué nadie cuenta esto antes? Las picaduras de esos bichos son casi eternas. Y están en activo desde junio hasta casi octubre. Siempre que haga más de 26 grados, allí están, silenciosos. Y seguro que sobrevuelan las ciudades mirando la carne fresca y despistada que llega por avión, coche o tren. Mientras se relamen. Echa en la maleta un antimosquitos de enchufe para la habitación, un repelente en spray y una crema por si con todo ello… te cazan. Tu acompañante te va a adorar cuando saques tu artillería antiaérea y la cura posterior.

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