El premio más transparente de Apple
El gurú de la tecnología nos lega una de sus últimas ideas, un nuevo parque tecnológico en California con un teatro muy especial que lleva su nombre… ¡Y tiene premio!
El 12 de septiembre de 2017 tuvo lugar una inauguración muy especial, la de una pequeña parte del nuevo complejo de la marca Apple. En concreto, se trata del Teatro Steve Jobs, un edificio singular de primer nivel que la marca aprovechó para anunciar el iPhone 8, el iPhone 8 Plus, el iPhone X, el Apple Watch Series 3 y el Apple TV 4K (casi nada). Ahora, un año después, ha recibido (el edificio) su primer galardón, incidiendo en algo que pocos edificios tienen: Arte Estructural.
El Arte Estructural es un término que aparece por primera vez en un libro llamado “La torre y el puente” del profesor de Ingeniería Civil de la Universidad de Princeton, David P. Billington, fallecido en marzo de este año (2018). En el libro, el autor habla del uso de las estructuras en formas adecuadas a su función, dándole una visión estética llamativa, a la vez que ahorra materiales, pero… ¿Qué características hacen merecer el premio al edificio de Jobs? (lo veremos…)
El Steve Jobs Theater (como diría un nativo) nace como parte del megaproyecto de las nuevas instalaciones de Apple en Cupertino, California. Unas instalaciones donde priman la eficiencia, el diseño y la innovación, que la empresa y el propio Jobs antes de fallecer, quieren que sean parte indisoluble del nombre de Apple. El teatro es un edificio diseñado por Foster + Partners, en Apple Park (el complejo) con una característica muy especial: su parte visible no posee la tradicional estructura de hormigón o acero, lo que sostiene el edificio es cristal.
Si ves Apple Park desde el aire, tal vez pase desapercibido, el mega-coloso circular es un edificio que llama mucho la atención, obviamente, pero si te concentras en los alrededores hallarás una pequeña colina al sur, a la que se llega desde varios sinuosos senderos y en ella otro círculo, esta vez plateado, en contraste con el verde circundante, pero que es sinónimo de elegancia extrema, es el Teatro Steve Jobs o Auditorio, para que nos entendamos mejor, un edificio creado para presumir (así lo veo yo) de la eficacia del vidrio, tal vez, el mejor invento de la humanidad.
La cubierta del inmueble está realizada con fibra de carbono, estableciendo en sí misma un récord como la cubierta de este material más grande del mundo, abarcando una superficie de 1.700 metros cuadrados. Este techo, revolucionario en sí mismo, no es la estrella de la construcción, la estrella es la envolvente exterior formada únicamente por paneles de cristal estructural, de 6,6 metros de altura, que permiten la visión de 360 grados y la eliminación de pilares y paredes de carga, dado que ellos solos aguantan las 80 toneladas que pesa la cubierta.
Una gozada estar en el centro de este recinto, desde el cuál puedes contemplar todo el espacio exterior sin moverte, bueno, sólo moviendo la cabeza… Encima de él, 44 paneles radiales de las mismas dimensiones esconden las instalaciones que dan vida y protegen el interior, luminarias, rociadores, equipos de música, etc. Pero… ¿Cómo han llegado hasta allí? Pues por el único sitio por el que pueden: entre las juntas de silicona que dividen los paneles curvados de vidrio… ¡Fantástico!
Pero esto no es todo, en el subsuelo se encuentra un auditorio con capacidad para 1.000 personas, donde la marca presenta ideas, reúne a su personal en ocasiones especiales, etc. Entre el auditorio y la parte exterior queda la transición, tan de moda siempre, resuelta por una escalera de piedra caliza, que se extiende a las paredes del interior y un tambor de acero inoxidable que esconde el ascensor, el primer ascensor del mundo en utilizar guías helicoidales de 171 grados (otra novedad).
En fin, recopilemos: un auditorio enterrado (con asientos de cuero italiano y pavimento de roble), al que se accede por un recinto de piedra caliza, en el que desembarca una escalera del mismo material (con pasamanos tallados y de dos niveles) y el primer elevador con guía helicoidal, para no tener que colocar dos puertas en el aparato (muy práctico) al tener distinta orientación la entrada y la salida, oculto tras un tambor de acero inoxidable que, a su vez dan al recinto circular cubierto más grande de fibra de carbono y sostenido (tan sólo) por paredes curvas de vidrio de cuatro capas de 12 milímetros de grosor. En fin, como para no darles un premio…
Con todo, el jurado que dictaminó el premio, creado por el Instituto de Ingenieros Estructurales, entidad que lo concede, apostilla estas razones para otorgar el galardón, las mismas que yo (¿se habrán copiado?), aplaudiendo, además, las múltiples actuaciones que se han tomado en el recinto para evitar daños durante un terremoto. Recordemos que la zona es sísmicamente muy activa, lo cual me parece extremadamente bien. El premio al Arte Estructural recae en los proyectos que han optado por soluciones adecuadas y valiosas. Soluciones como el ocultamiento de las conducciones entre las juntas de silicona o la colocación de la cubierta de fibra de carbono, ejecutada ensamblando los paneles antes de colocarlos encima de los muros de cristal.
Como hay que ser bien agradecidos, al equipo de arquitectura formado por Foster + Partners, habrá que añadirle la colaboración en este magnífico proyecto del diseñador estructural Eckersley O’Callaghan, a la contrata principal, llamada Truebeck Construction, el fabricante de los paneles de fibra de carbono, la empresa radicada en Dubai Premier Composite Technologies, el fabricante Gurit Fabricator y los instaladores Frener & Reifer, además de otras tantas empresas (bravo por el mundo de la construcción).