Vuelve el Fondillón, el vino preferido por la realeza

Fondillón regresa como uno de los mejores vinos del mundo y para recuperar la solera que le convirtió en un vino de reyes.

Carla Royo-Villanova. 18/12/2018

Llegadas estas fechas nada me puede gustar más que enlazar historias románticas que hablen de sensaciones, emociones y tradición. Si además nos sirven para brindar por un nuevo año, mucho mejor. Así que hoy nos remontamos a los siglos XVIII y XIX cuando el mejor vino del mundo se reconocía de Alicante. No lo digo yo, lo decía el Duque de Saint-Simon, biógrafo del Rey Sol quien afirmaba que solo con Fondillón Louis XIV aceptaba tomar sus medicinas. Más aún, escribió que antes de expirar, el primer día de septiembre de 1715 en su palacio de Versalles, pidió dos bizcochos y una copa de Fondillón para tomarlos bien mojaditos en el caldo singular.

Ya en el siglo XIX era el vino más caro del mundo y en Alicante se bromeaba con la posibilidad de cambiar una casa por una barrica de Fondillón. Aquel elixir se guardaba de generación en generación y tan especial era, que la tradición mandaba tomarlo solo en Navidad junto a dulces y turrones. En la literatura siempre estuvo asociado a palacio y sobre él escribieron Shakespeare, Dostoyevski, Defoe, Azorín o Alejandro Dumas en El Conde de Montecristo.

Las viejas cepas alicantinas de uva Monastrell son clave en su elaboración

Un vino especial

El vino Fondillón toma su nombre de “fondo”, el fondo o posos de los fudres monoveros que dotaban de un carácter especial a los vinos que en ellos reposaban. Se elabora exclusivamente en cepas viejas alicantinas de uva Monastrell. Pero las que hacen de este vino algo tan único y especial son principalmente dos exigencias.

La primera es que tiene que estar al menos diez años en toneles de roble centenarios; y la segunda es que no se fortifica añadiendo alcohol, sino que su alta graduación (llega a los 23º) se obtiene gracias a la sobre maduración de las uvas en la propia cepa. Además, para su elaboración solo se escogen las mejores añadas y se utilizan uvas semi pasificadas y vendimiadas en noviembre.

El vino tiene que estar al menos diez años en toneles de roble centenario

Denominación de Origen Real

La Denominación de Origen, una de las pocas Reales, exige además que para su fermentación solo se usen levaduras (lías) autóctonas y su grado de alcohol mínimo sea de 16º. Fue precisamente su alta graduación alcohólica natural la que hizo de él un vino perfecto para largas travesías en barco y el Fondillón, no solo dio la vuelta al mundo con Juan Sebastián Elcano y Magallanes, sino que llegó a las monarquías del mundo entero.

Durante la Generación del 98´ tuvo su repercusión literata gracias a Azorín, hijo de Monóvar, quien, sin olvidar su origen alicantino, se empeñó en alabar y dar a conocer uno de los grandes placeres de su tierra natal. Así escribió del Fondillón: “Vino centenario, su sabor es dulce, sin empalago; por su densidad empaña el cristal; huele a vieja madera de caoba”.

Rafael Poveda, enólogo de Bodegas Monóvar nos recordó también lo que solía contar a sus amigos: “En la bodega de Monóvar guardábamos celosamente un tonel de Fondillón; cada año le sacábamos un cántaro que reponíamos con otro nuevo. En cierta ocasión le envié a Don Antonio Maura al Congreso unas botellas bien lacradas”.

El gran reserva rinde homenaje a Azorín por dar a conocer este vino tan especial

Un alto en el camino

¿Qué pasó para que tras cinco siglos de tradición alicantina se rompiera el hilo a tan especial producto? Según contó Rafael Poveda, fue la filoxera primero y las guerras Carlistas y Civil española, los factores clave para comprender el abandono de los viñedos y la elaboración de un vino que requería tantos años de inmovilizado.

En la década de los cincuenta, fue el enólogo Salvador Poveda quien reparó en el peligro de perder para siempre el tonel de Alicante y, por ende, el Fondillón. Su empeño en que esto no sucediera le llevó a adquirir todos los toneles que aún quedaban en Monóvar y cercanías. Comenzó a elaborar su propio Fondillón que sumó a las soleras de su padre y abuelo.

Menú del almuerzo real de 1976 donde Juan Carlos I se quedó muy sorprendido por el Fondillón

Tal y como marcan las exigencias de los mejores fondillones, Salvador Poveda tuvo que esperar hasta 1976 para embotellar su cosecha de 1959, y el “vino de reyes” recuperó su nombre cuando durante un almuerzo en Alicante, el propio Juan Carlos I hizo llamar a su mesa al enólogo para que le explicara el origen de aquel caldo misterioso.

Sus hijos y nietos han continuado elaborando Fondillón y con la integración de sus soleras en 2015 al Grupo MGWines se abre un nuevo mundo de crianza y esplendor para este vino centenario.

Sebastian Boudon, enólogo de bodegas Lavia (D.O Bullas); Carla Royo-Villanova; Rafael Poveda, enólogo de Bodegas Monóvar y Ana de Las Heras, Brand Ambassador de MGWines.

Presente y futuro de un vino centenario

En el año 2008 se descubrió un pecio inglés en el Delta del Ebro en cuyas bodegas llevaba una botella de Fondillón envasado en estilo “Tortuga”. Ahora MGWines Group embotella el Vino Real del mismo modo, rosca a son de mar, que se utilizaba en navegación por su perfecto equilibrio. En la actualidad tienen tres categorías de Fondillón.

  • Fondillón 1996, con una evolución oxidativa de veinte años en roble americano, potente, original y diferente, con ese aroma a madera de caoba que tanto gustaba a Azorín. Una almagraba de los dulces de la abuela, un vino lleno de recuerdos pensado para que todos nos animemos a descubrir los secretos del vino real.
  • La segunda apuesta de la Bodega Monóvar y MGWines es Fondillón 50 Años. Menos dulce, suave y embocado con notas acarameladas. El alcohol está tan bien integrado que resulta elegante y complejo. 50 años en toneles de roble americano le afianzan los sabores amaderados, casi ahumados, perfecto para maridar con salazones y quesos azules. Un gran vino con 93 puntos Parker.
Un vino que cayó en el olvido y que vuelve a ponerse en valor
  • El tercer capricho de MGWines es el Fondillón Azorín 50 aniversario. Aquel tonel de la familia de Azorín fue comprado en 1947 por la Bodega Monóvar y en él ha repostado durante 50 años parte de la fabulosa cosecha de 1968. Ahora con motivo del 50 aniversario del fallecimiento del escritor, MGWines Group le rinde homenaje con una serie limitada de 500 unidades numeradas. En el interior de la lujosa caja de madera con la firma de Azorín, un libro recuerda la historia del vino y del tonel que lo ha cuidado durante tanto tiempo, así como las citas de Azorín y otras curiosidades.

El vino resulta soberbio, con un intenso aroma de evolución oxidativa y alcohol perfectamente integrado. Concentrado de roble viejo, meloso, avocado, puro caramelo que podrán probar los más exigentes amantes del Fondillón a 800 euros la botella. Un vino que cayó en el olvido y que vuelve a ponerse en valor como si el tiempo no hubiera pasado.

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