España, Arca de Noé

Tampoco es extraño en un país en el que se aprueban en el Congreso de los Diputados medidas para resolver cuestiones como la custodia compartidas de los animales, y, en cambio, andamos todavía con incertidumbres manifiestas sobre la custodia de los humanos.

Mario Garcés. 02/01/2019

Se cumplen en 2019 mil años del nacimiento de Domingo García, más conocido en fiestas de guardar como Santo Domingo de la Calzada. A su devoción y a su obra se aplican los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, pues patrón del cuerpo es, a mayor gloria de mi buen amigo Florentino Pérez. Anacoreta, hacedor de puentes y calzadas y milagrero del nuevo milenio, al venerable sacerdote se le atribuyen prodigios y maravillas, aunque quizá el más conocido por el paisanaje local y el peregrinaje ecuménico a Finisterre es el milagro del gallo y de la gallina.

Acusado injustamente de un hurto, un joven alemán de dieciocho años es condenado al patíbulo. Pasado por la soga, cuando su cuerpo vibra suspendido en el cadalso, los padres del ajusticiado comprueban que el esparto no ha hecho mella en el cuello y que Hugonell, nombre del muchacho, está vivo por la gracia del Santo. Raudos acuden a dar cuenta de la buenaventura al corregidor pero el majadero no da crédito a la buena nueva, mientras se apresta a embucharse unas gallináceas: «Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me impostunarais». Dicho y hecho, porque ante la estupefacción y angustia del magistrado, las aves tomaron vuelo y comenzaron a cacarear. Rioja, año 1019.

La Rioja acaba de fijar por ley pasear a las mascotas dos veces al día

Rioja, año 2019. Mil años después, se ha aprobado en la Asamblea Regional de La Rioja una Ley de Protección Animal que impone un conjunto de derechos a favor de los animales y una batería de deberes a mayor carga de los hombres. Sin agotar el alcance de la norma ni la paciencia ni el rubor de los lectores, la norma impone la obligación de pasear dos veces al día a las mascotas, lo que incluye desde perros hasta hurones; se exige la esterilización bajo control veterinario de toda la fauna doméstica; se sanciona el traslado de los semovientes a parcelas o huertas, por mucho que estén tapiadas; se exige autopsia aún en caso de defunción natural de la criatura; e, inspirado en el mismísimo Corcuera, pero en modo animalista, los funcionarios acreditados podrán acceder libremente y sin notificación a cualquier lugar, incluidos domicilios, para verificar el grado de cumplimiento de la Ley. 

Temo que el gallo y la gallina de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada serán objeto de inspección

Temo, y es temor fundado en la amistad y en la contemplación, que el gallo y la gallina de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada serán objeto de inspección, y no por las escolanías vaticanas, sino por las jefaturas de servicio de cualquier tinglado de la Administración autonómica. Con permiso de las autoridades académicas, de los expertos, de los peritos y de todos aquellos que consideran que Christian Gálvez no puede ser un estudioso de la obra de Da Vinci, recuérdese la letanía del artista italiano: «Llegará un día en que los hombres verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre». Ese día ha llegado a plomo y no nos habíamos enterado.

Todo esto no es el guión de la película «Tiempo Después» de José Luis Cuerda, que, por otro lado, se estrenó el Día de los Santos Inocentes. Y, puestos a hablar de «Los Santos Inocentes», difícil hallar tanto amor como el que exudaba el irrepetible Paco Rabal (Azarías) a su milana bonita, que es una lección de pasión preternatural y telúrica por los animales en la narrativa oscura de una España yugulada entonces por la autarquía y la desinformación. A Delibes, la caza. A la posmodernidad literaria, el animalismo.

El Congreso de los Diputados aprueba más rápido medidas para resolver cuestiones como la custodia compartida de los animales que sobre la custodia de los humanos

Y es que España se acostó en 2018 entre la pasión glandular por los toros y la caza, y el «Tea Party» de la nueva sociedad protectora de animales. Y de nosotros, los seres humanos, poco rastro. Tampoco es extraño en un país en el que se aprueban en el Congreso de los Diputados medidas para resolver cuestiones como la custodia compartidas de los animales, y, en cambio, andamos todavía con incertidumbres manifiestas sobre la custodia de los humanos. Y eso que tenemos ángeles custodios que nos cuidan.

Y, por hablar de cielos y epifanías a las puertas de la Noche de Reyes, Noé no habría obtenido una cédula de habitabilidad para su arca en la España del nuevo milenio. Según el Génesis: «Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca de cincuenta codos su anchura y de treinta codos su altura. Una ventana harás al arca». Permiso denegado. Noé no habría resistido la vida fuera del Paraíso, viendo cómo quedó todo tras el Diluvio Universal. El futuro está escrito: o «Yo, robot» o «Yo, mascota».

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