#CloseTo Carmen Maura: «Me divierte mucho hacer vida de señora normal»

Reconocida por el público y recibiendo premios por su carrera, Carmen Maura se dedica desde hace algún tiempo a valorar y vivir al detalle las cosas cotidianas.

Amalia Enríquez. 26/03/2019

Dice que es igual de buena o mala actriz que hace años. Ni los premios ni los halagos modifican su talento, aunque sí la percepción de los demás. Carmen Maura está en un momento de su vida en el que le divierte más hacer y disfrutar de su mejor bizcocho que cualquier brote de glamour. Como más vale tarde que nunca, desde hace algún tiempo se dedica a valorar y vivir al detalle las cosas cotidianas. Estrena películas, teatro con ‘La golondrina’ y recibe la Medalla Internacional de las Artes en la sede de la Comunidad de Madrid. Todo esto cuando su vida atraviesa un momento de estabilidad que ya añoraba…

The Luxonomist: “Nunca es tarde cuando la dicha es buena”, dicen…
Carmen Maura: ¡Ya era hora de que me tocara disfrutar de la vida! Ahora soy una mujer muy relajada, muy tranquila. Como trabajé muchísimo en los últimos años, estoy disfrutando del día a día y, durante la gira de teatro, estoy descubriendo ciudades de España que no conocía. Hacía mucho tiempo que no me dedicaba a la vida de una mujer normal, ama de casa, que hace la compra y va al gimnasio. Me encanta mi trabajo, pero no estoy obsesionada con él porque me divierte muchísimo hacer vida de señora normal.

TL: Será porque tienes la vida muy llena y no necesitas aditivos…
CM: Cada día entiendo más a las que se dedican solamente a ser amas de casa y disfrutar de las cosas pequeñas que te proporciona lo cotidiano (risas). Estoy en una etapa en la que soy feliz haciendo bizcochos, prefiero comprarme una buena vajilla que un modelazo.

Carmen Maura con la Medalla Internacional de las Artes, que recibió en la sede de la Comunidad de Madrid (Foto: Gtres)

TL: En este momento entonces… ¿cuál es el menor de tus males?
CM:Es difícil responderte a esto porque ahora, afortunadamente, tampoco tengo tantos males. Ya me ha dado fuerte la vida en ese sentido en el pasado. Ahora disfruto de una madurez limpia y serena. El cumplir años ya no me influye y la clave está en sentirme bien por dentro. He conseguido ese equilibrio y así soy feliz. No me importa descubrir una arruga nueva. Sin embargo, para mis amigas más jóvenes que yo incluso, es un drama. Superar todas esas barreras y agradecer haber llegado hasta aquí sin estar mal de la cabeza, es lo que me hace estar hoy tan centrada y disfrutando de las pequeñas cosas.

TL: ¿Qué te hace ser como ese Ave Fénix que resurge de sus propias cenizas?
CM: No lo sé, pero he superado tantas adversidades que no sé ni cómo lo he hecho. En el terreno personal, me he metido en tantos agujeros y he salido inmune de ellos que ni me lo creo. Cuando empecé en esta profesión, sabía que era peligrosa porque te ponía difícil encontrar el equilibrio emocional. La vida en este trabajo es como una montaña rusa: Hoy eres la mejor actriz del mundo y mañana eres los residuos del fracaso. Como no tengas una base afectiva fuerte, esta profesión te succiona. Yo creo que eso lo he sabido controlar muy bien.

TL: ¿Tienes el sitio que mereces en la profesión?
CM: Nunca imaginé que iba a llegar donde estoy. Me siento reconocida, valorada y justamente tratada. Empecé con 23 años en este mundillo en el que me fue difícil encajar al principio porque no me cogían en ningún lado. Venía de una relación personal muy difícil y me agarré a la interpretación como “a un clavo ardiendo”. Creo que la única cosa que hago bien de verdad, sin que nadie me haya enseñado, es ser actriz. Nací con ese don que me permitía vencer la timidez y también con un ángel de la guarda que nunca me ha abandonado.

«Yo me sentía muy libre con Pedro, me hizo conocer el mundo de los modernos y nunca olvidaré esos momentos» (Foto: Gtres)

TL: Ni antes, ni después, respecto a Almodóvar
CM: Fue maravilloso que nos encontráramos en un momento determinado de nuestras vidas. Yo para él fui un elemento muy importante para su época, porque entendí perfectamente lo que me pedía. Al mismo tiempo, aprendía muchísimo de él y creo que le fui muy útil. Me sentía muy libre con Pedro, me hizo conocer el mundo de los modernos y nunca olvidaré esos momentos. A él siempre le ha gustado tener al lado a mujeres muy guapas y no quería de mí la belleza, obviamente. Quería otras cosas. Nunca me trató como le he visto hacer a otras actrices, pero ni se lo reprocho ni lo echo en falta. Cuando, después de años sin hablarnos, nos reencontramos en ‘Volver’, fue un “punto y seguido”. En el trabajo todo era igual, aunque en la vida personal ya no.

TL: ¿Eres una persona de recrearte en los recuerdos?
CM: No mucho, porque me ha tocado sufrir bastante en el terreno personal. Hay muchas cosas que aún no tengo digeridas, así que prefiero no rememorarlas. Nunca he ido a un psicólogo para superar mis traumas y pienso seguir así, porque he conseguido vivir bastante bien de esta forma. Hay cosas, como cuando perdí a mis niños y cuando me quitaron todos mis ahorros, que es difícil asumir del todo por mucho tiempo que pase.

TL: ¿La traición te hizo perder la esperanza en la bondad de los hombres?
CM: Eso no. Cuando una de mis parejas me dejó en la ruina, me refugié por completo en mi abogado y mi representante. Me fié de ellos por completo y, medio en broma, me decían que cómo me confiaba de esa manera con lo que me acababan de hacer. No me volví desconfiada, pero sí más cautelosa. Teniendo en cuenta que uno de mis hombres me quitó a mis hijos y otro me quitó la pasta, pues llegué a pensar que en mi cabecita había algo que me hacía elegir mal a mis compañeros de viaje. Ahora estoy muy orgullosa de haber salido de todo eso sin más secuelas.

 

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TL: La vida, a veces, da segundas oportunidades. Apenas disfrutaste de la infancia de tus hijos, pero pudiste disfrutar de la de tu nieta Carla…
CM: La niña me dio la vida. Hay veces en las que sentía que revivía en ella el tiempo perdido con mis hijos. No la eduqué para nada, más bien todo lo contrario. Le consentí todo y me divertí muchísimo con ella. Recuerdo que le encantaba disfrazarse, ponerse tacones, pintarse. No hay duda de que lleva mis genes, porque la vena artística la tiene muy evidente. Me tiene fascinada cómo evoluciona. Ahora está estudiando en Canadá y está feliz. No echa de menos nada. Es libre y eso es importante.

TL: ¿Vives ahora tu mejor momento?
CM: Yo creo que sí. No dejo de dar gracias al día en el que decidí ser actriz, porque fue mi salvación. Si no me dedicase a hacer una actividad que me llena tanto, las cosas que he pasado fácilmente habrían acabado conmigo y habría sido muy difícil que saliera adelante, porque han sido muy duras. Pero ahora, en este momento, estoy disfrutando de la vida y saboreando la gente, sin aglomeraciones, pero con calidad.

TL: ¿Has dejado ya de esperar tu “papel bombón”?
CM: Hace mucho tiempo que no sueño con nada de eso, es más… ¡nunca lo he hecho! Cuando empezaba ya me preguntaban si esperaba por él y yo siempre decía lo mismo que ahora: “Todo lo que me den ¡pa mí!”, sin esperar nada más. He tenido papeles muy bonitos en mi carrera y cada uno de ellos me ha dado un trocito de satisfacción. No aspiro a que me digan «¡Qué estupenda estás en esta película!» Yo sé cuándo estoy bien y cuándo podía haber estado mejor. No hace falta que nadie me lo recuerde. Creo que no soy nada presuntuosa si te digo que no me queda nada que demostrar. Estoy satisfecha con el camino que he recorrido.

Carmen Maura junto a Amalia Enríquez en una foto de archivo

TL: Eso es lo mejor de todo. Me lo sueles decir cuando nos vemos, que no es muy a menudo. Tenemos que cambiar eso…
CM: Es verdad, tenemos que quedar para merendar o charlar simplemente. Además, te veo muy bien. Bueno, las dos lo estamos. A mí me están llegando ahora unos papeles de señora mayor que me encantan. Lo de la edad es fastidiado para algunas cosas, porque comienzan los achaques, el cuerpo no te reacciona igual pero, por lo demás, si te lo tomas bien, tiene su gracia. La mentalidad la llevo en la cabeza y conservo un punto infantil, que me lo proporciona este trabajo. Estar haciendo de Fulanita o de Menganita toda tu vida ¡es un juego! Te da la oportunidad de gritar, llorar, pegar, matar, casarte feliz, divorciarte, volverte a enamorar. Todo eso es maravilloso.

TL: Tienes un mundo muy numeroso a tu alrededor…
CM: No te creas. Soy bastante solitaria, cosa que no muchos comprenden. Si me dijeras “elige algo”, te diría que mi elección es la posibilidad de estar sola.

TL: Eso es porque no te sientes sola…
CM: No lo siento ¡para nada! Desde que era pequeña me gustaba estar con mis cosas. Cada vez estoy más instalada en una etapa de estabilidad que me gusta. Nunca he sido de desear cosas que no tenía, tal vez por eso ahora estoy muy tranquila. Durante la gira, tenía la semana libre y me puse a cocinar, organizar la casa… ¡y encontré cada cosa!, porque hacía 20 años que no la había ordenado y ¡me está resultando tan divertido todo! Ahora que estoy en Madrid con el teatro, ya no descanso entre semana, pero sigo disfrutando mucho de todo. Voy a gimnasio con todas esas señoras que no hacen nada.

Carmen Maura junto a Amalia Enríquez en un momento de la entrevista

TL: Atrás queda esa chica que quería ser periodista… ¿Nos hemos perdido una gran compañera de profesión?
CM: No. He tenido mucha suerte con que mi ángel de la guarda me dijese que fuera actriz, pasase lo que pasase. Se me da muy bien lo que hago. Es un privilegio el poder estar preparada para ello sin hacer esfuerzo. Yo tenía ganado algo muy importante y es el saber hacer de otra con gran facilidad. Esa habilidad no la tenía ni para cocinar, ni para ser madre, ni para ser esposa, ni para nada.

TL: ¿Cuántas veces te has repetido eso de “nena, tú vales mucho”?
CM: Ya me lo han dicho suficiente. Como tengo esa facilidad para hacer mi trabajo, no me doy mucho mérito. Hago de Fulanita o Menganita ¡con la gorra!. No me cuesta ningún trabajo creerme que soy otra.

 TL: ¿Algún personaje te ha servido para quemar adrenalina?
CM: Sí. Las malas, las asesinas. A veces he tenido que llorar y ha sido también una liberación, pero te digo una cosa, el público para mí es sagrado y, si con lágrimas o risas levanto la audiencia o llenan un teatro, lo doy por bien empleado (risas).

* Localización: Hotel & Spa Urso. *Próxima semana: Carlos Santos.

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