El vino sostenible que nace en un bosque

La bodega Bosque de Matasnos presenta su quinto vino, elaborado con audacia con parte de uva Malbec para demostrar que se puede crear el mejor vino posible, respetando el entorno.

Juan Cabal. 05/04/2019

La bodega Bosque de Matasnos hace honor al lugar en el que se encuentra. Un entorno que condiciona la calidad del fruto y que influye por completo en los vinos que se obtienen tras un elaborado y meticuloso proceso. Situada cerca de Peñaranda de Duero, en las Tierras Altas de la Ribera del Duero, sus 950 metros de altitud convierten sus 33 hectáreas de viñedos en una zona muy peculiar. Las temperaturas extremas, las heladas y la vendimia tardía influyen en una menor cantidad de uva, pero también en la gran calidad de las misma.

Jaime Postigo, máximo responsable de la bodega, siempre ha pensado que la calidad es más importante que la cantidad. Por eso sus viñedos se cuidan de forma artesanal y el fruto de los mismos se trata con sumo cuidado. «Nuestra ubicación condiciona totalmente la materia prima de nuestro proyecto. La uva es un producto que cuanta más altitud térmica tenga, más corto es su ciclo de maduración. Algo que por contra nos da una ventaja competitiva, aunque sea debido al cambio climático».

Jaime Postigo también es el enólogo de la bodega Bosque de Matasnos

Porque la evolución del medioambiente hacia climas más extremos en todas las estaciones del año tiene su incidencia directa en la creación de un vino y en su calidad. El cambio climático, según Jaime Postigo, «es algo que nadie discute y que afecta a todos los procesos en el campo, que se han tenido que adaptar con nuevas técnicas y tecnologías para paliar su influencia. Sin embargo, es verdad que las zonas más altas, como la nuestra, se ven menos afectadas por ello»,nos dice durante la presentación del quinto vino de la bodega: Bosque de Matasnos Tempranillo Malbec añada 2014.

Un Ribera del Duero creado con Malbec y Tempranillo

Un vino muy peculiar porque está basado en la uva Malbec. Originaria de Burdeos y con amplia presencia en Argentina, esta uva está presente de forma esporádica en la Ribera del Duero. Vega Sicilia la introdujo en la zona y su uso más amplio es una apuesta personal y específica de Bosque de Matasnos. «Usamos la uva Malbec como mejorante de nuestros vinos. Se adapta perfectamente a la altitud. En toda la Ribera del Duero solo hay 27 hectáreas de Malbec y nosotros tenemos 5,5 hectáreas. Es una cifra relevante, porque tener el 20 % de este tipo de uva en toda la denominación de origen, para una bodega relativamente joven, es algo que nos hace sentir muy orgullosos».

La bodega utiliza todos los recursos naturales que le regala el entorno

Mientras disfrutamos de este vino, elaborado en un 75 % con tempranillo y el resto con la citada Malbec, Jaime Postigo nos comenta con detalle y pasión algunos secretos de su bodega, estrechamente relacionada con la vida del bosque en el que se encuentra. «No somos un vino ecológico, aunque tengamos esa certificación. Nos gusta definirnos como una bodega sostenible. Puede parecer contradictorio, pero no lo es. Queremos mantener limpio nuestro entorno, realizar prácticas ecológicas, como la reintroducción de especies en el entorno del viñedo (abejas, ovejas, aves rapaces… ) que nos ayudan en definitiva a mantener limpio el bosque, libre de plagas, de una forma sostenible y sin elementos químicos». 

Algunos de los vinos elaborados por Bosque de Matasnos

En Bosque de Matasnos el nivel artesanal marca todos los procesos y eso se nota en la calidad de sus vinos. Jaime Postigo nos cuenta que «transportamos nuestra uva en cajas pequeñas desde el viñedo. Seleccionamos luego de forma manual todos los racimos. Queremos que al final de la cinta solo nos llegue uva; un proceso cansado y meticuloso pero que es vital para tener vinos de calidad, bien terminados y con un valor cualitativo alto».

La familia Postigo Gómez junto a otros socios gestiona el viñedo desde 2007. Allí se encontraron cuatro hectáreas de viñedos de uva tempranillo, plantadas en 1960 y mucho trabajo por hacer. Con los peores años de la crisis golpeando las cuentas de muchos proyectos, han sido capaces de recuperar el bosque, sus viñedos y el alma de una zona donde solo hacen vinos los que arriesgan.

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