La Capilla Sixtina de Dolce & Gabbana

Una nueva boutique de la marca abre sus puertas en Roma con un diseño espectacular que incluye una bóveda que imita a la Capilla Sixtina de la Ciudad del Vaticano.

Todo el mundo conoce la ubicación exacta de La Capilla Sixtina, en la capital de Italia, Roma, más concretamente, en el número 94 de la Plaza de España. Un lugar inaugurado en el año 2019, con un diseño del arquitecto Eric Carlson… ¿Qué no? ¿Qué está en la ciudad del Vaticano? ¿Qué fue construida en 1481 y tiene frescos internacionalmente conocidos por ser del artista Miguel Ángel? A ver si no estamos hablando de lo mismo… Por supuesto, hablo de la Capilla Sixtina digital de Dolce & Gabbana.

Ahora la Capilla Sixtina está en la Plaza de España de Roma, se ha inaugurado este 2019 y es un diseño del arquitecto Eric Carlson

La emblemática Capilla Sixtina del Vaticano, ahora es una tienda de Dolce & Gabbana

Y es que, para construir fantasía no siempre hay que visualizar un lugar en el futuro, con diseños que dan la sensación de intentar expresar que la modernidad está por encima de todo. La casa de moda italiana Dolce & Gabbana ha querido apostar por el arte, un factor que ha hecho único a la todo poderosa Roma. Esto les llevaba, de forma contundente, al arte generado por el Vaticano. Más concretamente al que impuso el artista más popular de la historia: Michelangelo Buonarroti, más conocido como Miguel Ángel.

Dolce & Gabbana han querido apostar por el arte y, que mejor manera de hacerlo que inspirándose en la maravillosa obra de Miguel Ángel

La tercera boutique de la marca en la capital italiana se encuentra en la Plaza de España, en la planta baja de un palacio romano del siglo XVI, y abarca la superficie de, ni más ni menos, 800 metros cuadrados. Imagina la cantidad de lujo que cabe allí. La tienda se distribuye en dos plantas y como ya hemos dicho su diseño está basado en el arte de la ciudad, sus tradiciones culturales, su artesanía y el barroco italiano que inunda sus calles. Todo esto, por supuesto, ejecutado con la más avanzada tecnología.

La tienda, construida en los bajos de un palacio romano del siglo XVI, abarca 800 m2 y dos plantas, decoradas con todo lujo de detalles de estilo barroco

Eric Carlson, el arquitecto al que debemos esta gran obra de arte

El interiorista y arquitecto Eric Carlson ha sido el responsable del diseño. Él y su equipo están acostumbrados a realizar obras de arte para el lujo mundial, dado que por sus manos han pasado boutiques de marcas como Louis Vuitton, Paspaley Pearls, Tag Heuer o Longchamp Maison. Su estudio, llamado Carbondale, planeó hasta el último de los detalles, empezando por la distorsión de la realidad que se produce al entrar en la tienda. Esta distorsión genera una ilusión de mayor profundidad, utilizando una técnica barroca llamada “perspectiva forzada”.

El interiorista y arquitecto Eric Carlson ha diseñado los espacios de otras firmas de lujo como Louis Vuitton o Tag Heuer

Con esta técnica se han dispuesto las tres estancias contiguas con distintas características proporcionales. Así, los tamaños disminuyen desde la primera a la última. Menor altura de techo, mismas proporciones, pero medidas menores de las columnas, pavimentos con distintas dimensiones… Esto genera la sensación de mayor lejanía, y, por lo tanto, mayor amplitud. Si a esto añadimos que estas salas se inspiran en el Palazzo Spada, creado por Francesco Borromini, cuya galería de nueve metros de largo parece tener cuarenta, sólo tenemos un calificativo… ¡Fantástico!

Uno de los elementos distintivos de la tienda son las diferentes características proporcionales de las salas, que cuentan con diferentes alturas de techo, columnas, etc.

Una decoración lujosa y cuidada que te transporta a la Ciudad del Vaticano

Parte de esta mágica ilusión la crean los vistosos candelabros de cristal de Murano. Creados de forma manual mediante soplado, en tonos rojo y oro, y diseñados para la ocasión en tres distintas escalas. Los candelabros cuelgan del techo que baja su altura entre sala y sala. La merma de esta dimensión se adorna con inscripciones latinas, tomadas de cartas de escritores de la antigüedad. En definitiva, un homenaje a la literatura romana en murales bañados en oro, no se me ocurre un medio más valioso para “encubrir” el engaño.

Uno de los detalles más llamativos son los candelabros de cristal de Murano que están colgados en el techo, entre las diferentes salas

Así, mientras descubres los mejores accesorios de la marca, sus finas joyas, sus exquisitos relojes o sus prendas de lujo, no dejes de admirar su maravilloso pavimento de piedra, que contó con la colaboración de los maestros artesanos del país, y cuya confección necesitó 15 tipos de mármoles distintos, generando geometrías con su variedad de colores y tonos, amarillos, rojos, marfil, cremas, azules, blancos, nacarados, negros y grises. Todo un tributo a la piedra más importante del mundo, la que hizo grande a la civilización y a los escultores romanos.

En cuanto al suelo, este está formado por un pavimento de piedra que posee 15 tipos diferentes de mármoles de varios colores

Las increíbles cúpulas de la sala Grand Room

Desde la entrada, cuando retomes fuerzas para continuar, te espera la sala Grand Room. Un espacio de 22 metros de longitud, y una altura de seis, cuya particularidad principal (que no única) son las dos hermosas cúpulas, forradas por anillos de colores ejecutados a mano, con pequeños focos que ayudan a dar luz cuando la natural nos falle; y bordeada de las mismas inscripciones latinas que nos engañaron en la entrada. Sus paredes están ejecutadas con hormigón visto y con algunos paneles de seda de muaré cubiertos por vidrios.

Los anillos de colores que rodean las cúpulas cuentan con inscripciones latinas tomadas de cartas de escritores de la antigüedad

Repartidas por las once salas del local se encuentran 59 columnas romanas. Un elemento que distinguió y fortaleció la cultura de aquel antiguo país, que un día conquistó el mundo conocido. Su ingeniería y su arquitectura son, sin duda, valiosos tesoros para la humanidad, así que, cualquier reconocimiento siempre es bienvenido. Otro detalle exquisito está en el pavimento de mármol. En él se puede ver una representación de la loba Luperca, que amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.

 

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Una publicación compartida de @ericcarlsonarchitect el 10 Feb, 2019 a las 8:29 PST

La sala Galería Digital, un espacio inspirado en la Capilla Sixtina y la Galería del Mapa

Pero la sala más impresionante es la denominada “Galería Digital”. Inspirada en la Capilla Sixtina del Vaticano y en la Galería del Mapa, a la que se accede después de subir por la elegante escalera de mármol blanco, flanqueada por balaustradas clásicas. Desde ella, los fans de Dolce & Gabbana vislumbrarán una galería que les transportará a un verdadero paraíso celestial, mediante un pasillo de media bóveda que alberga espejos de cuerpo entero. Un gesto barroco que culmina en la sala abovedada.

El espacio de la ‘Galería Digital’ te transporta a la Capilla Sixtina del Vaticano a través de su inmenso pasillo de media bóveda, adornados con espejos de cuerpo entero

En la sala descubrirás las representaciones digitales del fresco realizado por Paul Troger en 1732, cuando tenía 34 años. Un fresco denominado “Alegoría del Valor y la Sabiduría” que se encuentra en la Abadía Benedictina de Melk, en Austria. Las pantallas del techo y las paredes hacen que Hércules y Atenea cobren vida entre nubes oscuras, truenos y relámpagos que, más pronto que tarde, dan paso a un sol radiante. Todo esto acompañado por música gregoriana. Tengo la sensación que si Troger retornara a la vida, le pediría trabajo a la empresa Mindseye3d, encargada de la ejecución.

Además, las salas cuentan con recreaciones digitales de los frescos de Paul Troger de la Abadía Benedictina de Melk, en Austria

Prendas y accesorios del más moderno y ostentoso lujo comparten espacio con el diseño más antiguo, nacido del ingenio y el buen gusto de la humanidad. Todo esto fundido en la mejor tecnología digital. La mezcla es tan delicada como pretende ser la marca. El inmueble es un gran ejemplo de cómo los avances tecnológicos hacen que un edificio del siglo XVI viva el presente rememorando el pasado, y con los ojos puestos en el futuro.

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