‘Begpackers’, una moda que tendría que ser una vergüenza

Ahora la población se dedica a viajar sin dinero a países pobres, con el objetivo de pedir allí limosna, una práctica muy peligrosa, sobre todo si los jóvenes lo toman como oportunidad para recorrer el mundo.

Sandra Barneda. 29/07/2019

¿Quién no ha cogido su mochila un verano y se ha decidido a recorrer el mundo hasta donde la aventura le llegue? Viajar y conocer países es una de las mejores aficiones que podemos tener para enriquecer nuestra mente, pero no a cualquier precio. En el sudeste asiático comienzan a despertar bastante rechazo los begpackers: mochileros que para continuar su viaje se dedican a mendigar por las calles, pidiendo dinero en lugares donde la pobreza es extrema. Parece una trivialidad ponerse un cartel del tipo– “ Estoy viajando por Asia sin dinero. Por favor, apoyen mi viaje”- cuando en su mochila llevan tablets y smartphones de última generación.

Lejos de buscarse la vida trabajando o intercambiando horas de trabajo por alojamiento y comida, como siempre se había hecho, ha nacido la moda de plantarse en la calle y pedir dinero. Aunque los begpackers son todavía una minoría, comienzan a producir mucho ruido y confusión sobre los mejores modos para viajar de forma económica. Instagram comienza a llenarse de imágenes sorprendentes de #begpackers en las calles asiáticas, mochila y cartel en el idioma del país que visitan, pidiendo dinero para proseguir con la aventura.

Un ‘begpacker’ es un mochilero que se dedica a viajar por el mundo mendigando por la calles y pidiendo dinero para vivir en países de extrema pobreza

No basta con pedir limosna, debes ofrecer un trabajo o algún servicio a cambio de ayuda

Existen muchas opciones de recorrer el mundo de forma económica. Alejandro, blogger y fundador de Miviajeporelmundo.com lleva desde 2014 viajando y logrando subsistir a base de escribir y proponer intercambios –“Cuando trabajas para alguien intercambias tu tiempo, conocimientos y esfuerzo a cambio de ‘dinero’. Cuando quieres viajar pero no tienes dinero es necesario intercambiar algo, que no es dinero, para obtener lo que deseas (Hospedaje, comida, transporte…)”- Recurrir a la limosna no sólo sorprende sino que termina con una de la premisas del viajero aventurero: intercambiar para sufragarte el viaje.

La práctica de los begpackers pudiera confundir a jóvenes que vieran el problema de dinero como fácilmente resuelto, cuando no deja de ser una cortina de humo y una solución equivocada. Viajar requiere unos mínimos, no sólo de dinero sino de predisposición al trabajo, a conversar con desconocidos y a abrirse a trabajar en lo que sea para poder seguir echando kilómetros a tu contador de viajero. Pedir limosna para seguir recorriendo el mundo en países gravemente atacados por la pobreza, fuera de la magnánima frivolidad, me parece una práctica peligrosa.

En este tipo de viajes la gente debe estar predispuesta a ofrecer algo a cambio de ayuda, ya que se practica en países pobres donde no cuentan con las comodidades que disponemos nosotros en casa

La práctica de los begpackers puede ser peligrosa para los jóvenes que lo ven como una solución para viajar gratis

Existe el Couchsurfing: dormir por la cara en el sofá de otro que, aunque no es la más recomendable, se practica e incluso existe el portal Hospitality Club donde informarse sobre ello. Viajar barato con lo mínimo se ha extendido, e internet está llena de páginas que te orientan sobre cómo hacerlo sin necesidad de convertirte en un ‘falso pobre’. Hay quienes se organizan sus rutas de parajes naturales y Vivaquean: pasan la noche en la intemperie con su saco de dormir.

Si no has cumplido los treinta, puedes viajar gratis gracias a los programas de intercambio cultural conocidos como Youth in action o voluntariado por el mundo que te ofrece otra ventana abierta a la aventura. Es posible viajar barato y tienes multiplicidad de opciones. Convertirse en un begpacker más que una moda tendría que ser una vergüenza.

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