Louis Vuitton atraca su velero en el barrio más lujoso de Osaka
La marca Louis Vuitton abrió en febrero una espectacular tienda, con todo lo que puedes imaginar de su marca, arte, arquitectura y un restaurante innovador.
Si has pensado visitar Osaka para subir al impresionante mirador del Umeda Sky Building, eres de los míos. Aunque, si por el contrario, has vislumbrado la posibilidad de visitar el restaurante Sugalabo V, también en la misma ciudad, estás más cerca de nuestro profesor preferido Marcos Mosteiro. Como siempre, el punto medio existe, y en este caso converge en la flamante Flagship Store que ha inaugurado recientemente Louis Vuitton en la tercera ciudad más importante de Japón.
El nuevo buque insignia se inauguró a principios de febrero de 2020, en una de las calles comerciales de mayor empuje del distrito de Cho-ku, llamada Shinsaibashi-suji, donde se encuentran las tiendas Dolce & Gabbana, Prada, Chanel y Dior, entre otras. Sin embargo, hay unos cuantos motivos que hacen distinta y reseñable esta nueva boutique. El primero es que su fachada tiene forma de velero, en honor a los antiguos buques mercantes de Japón, pues Osaka es uno de los puertos comerciales más importantes del país nipón.
Una fachada con forma de velero japonés
Antes de que Louis Vuitton comenzara la construcción de su nueva tienda, el espacio estaba ocupado por aparcamientos al aire libre y un gran almacén. En 2018 comenzó la construcción del nuevo edificio de la marca de lujo a cargo del estudio de arquitectura Jun Aoki & Associates, que ya había trabajado anteriormente para LVMH. El diseño interior fue obra del prolijo Peter Marino, un estudio con sede en Nueva York. El inmueble alcanza los 37 metros de altura, repartidos en siete plantas sobre rasante y una bajo tierra.
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Esta es la tienda más grande de Louis Vuitton en Japón y su fachada causa furor en las redes, sobre todo, en Instagram. Y es que su exterior en forma de esquina posee dos alturas distintas y una pequeña terraza en la parte inferior. En el interior los protagonistas son los grandes ventanales de piso a techo que permiten un gran aprovechamiento lumínico. Además, en la parte exterior, una estructura de acero forma ondas a modo de las velas hinchadas de un velero, un detalle que es aún más bonito con los cristales curvos con serigrafía que simulan las telas traslúcidas de los buques de carga tradicionales, Higaki-Kaisen.
Ocho plantas llenas de detalles y un diseño lujoso
El edificio posee así un sistema de muro cortina de doble capa, una capa externa compuesta por cristales curvos e impresos, y una capa interna, con vidrios aislantes y reforzados con calor. Por la noche, el juego de sombras que proporcionan las luces del interior, recortadas por la serigrafía impresa, realzan la fachada, haciéndola aún más increíble y realista. Y es que el orgulloso arquitecto configuró la planta baja para que sus motivos metálicos reforzaran la simbología naviera del conjunto.
Los homenajes continúan en el interior de la flagship, con pavimentos de madera simulando la cubierta de un barco, pilares de madera y techos de metal que, según el arquitecto, «recuerdan el espíritu de un gran yate que se embarca en una emocionante aventura». La aventura de comprar, añadiría yo. Las primeras cuatro plantas se destinan a ropa y accesorios, así como los objetos más conocidos de la marca, todo dispuesto para observar la colección Objets Nomades, un arte contemporáneo realizado por artistas invitados para la casa.
Una cafetería y un restaurante de lujo dentro de la tienda
El arte es parte de la marca del lujo, y por ello en la tienda se exhiben casi 20 obras contemporáneas seleccionadas o encargadas por el arquitecto Peter Marino, que ofrecen al visitante la posibilidad de disfrutar de los trabajos de Vik Muniz, Polly Apfelbaum, Kimiko Fujimura, Nicola De Maria e Ida Tursic & Wilfried Mille. Estas obras condicionan el espacio netamente japonés, fusionándose con el aire prevalente de forma casi natural. Se trata de toda una apuesta por la mezcla del estilo japonés y el propio de la marca.
La quinta planta tiene un lugar en la historia de la tienda de lujo, dado que se trata del hogar de Le Café V, el primer café de Louis Vuitton. Para este establecimiento han contado con el chef Yosuke Suga. Pero las sorpresas no acaban aquí, ya que a través de una puerta secreta se accede a un exclusivo y único restaurante, el Sugalabo V. Por unas puertas altas de vidrio que hay en la cafetería, se entra a una terraza compuesta por muebles en tonos azul aguamarina y verde lima, y con pavimento porcelánico que imita un suelo de madera. Todo esto protegido, además, por las «velas» exteriores que sobrevuelan el pretil.
El arte, pieza fundamental del edificio de Louis Vuitton
El restaurante posee un diseño acogedor, íntimo, con mesas ubicadas alrededor de un mostrador alto delante de una cocina abierta, donde los curiosos pueden ver como los chefs hacen su trabajo. Asientos de cuero, pavimento compuesto por piezas en formas romboidales de tres dimensiones y tuberías doradas de latón que serpentean en las paredes, hacen que el sitio luzca espectacular, pero sencillo.
Pero volvamos a la tienda. Los escaparates llevan como fondo una obra de arte ejecutada con cintas de colores de Kenta Cobayashi, un diseño que ha sido confeccionado para dar rotundidad a la fachada. Para subir a las plantas, aparte de los ascensores, existe una escalera muy particular de madera, apoyada en los extremos y de poco espesor, que deja paso a la luz, permitiendo poner plantas de interior bajo ellas.
La construcción tradicional de Japón se nutre de madera, así que es un acierto su utilización como medio de comunicación visual, al igual que el prolijo del papel origami washi, el papel tradicional del país. Siempre que se va a ejecutar un diseño hay que involucrarse directamente con los usuarios, si es en un país o una región determinada, conocer las tradiciones y costumbres ayudará a los diseñadores a conectar mejor con el público. La flagship de Vuitton es todo un éxito por dentro y por fuera, y así lo demostraron las largas colas en su inauguración.