14 años sin Rocío Jurado, así ha cambiado su familia tras su muerte
La marcha de Rocío Jurado, hace ya catorce años, supuso el desvanecimiento de la estabilidad de la que toda su familia dependía.
Han pasado catorce años desde que se marchara Rocío Jurado, «La más grande». Su legado musical es tal, que incluso las nuevas generaciones tararean algunos de sus éxitos. Eso no ha cambiado. Sin embargo, en lo personal, han sido muchas las cosas que han dado un giro de 180 grados tras su ausencia.
Su hijo se encuentra en un tratamiento psicológico. Su viudo, José Ortega Cano, ha rehecho su vida junto a Ana María Aldón. Su ojito derecho, Rocío Carrasco, no tiene relación con su hija Rocío desde hace mas de seis años y tampoco tiene contacto con su otro hijo, ambos fruto de su matrimonio con Antonio David Flores. Su hermano Amador se ha divorciado de Rosa Benito. Y en cuanto a su herencia, a pesar de que todo quedó bien cerrado, ha sido objeto de disputas. Incluso su museo ha tardado 14 años en ver la luz.
¿Habría pasado esto si Rocío estuviera viva?
La respuesta es: probablemente, no. Rocío era como el águila que extiende sus alas y acoge a toda su familia. Probablemente Amador y Rosa seguirían juntos; Rocío Jurado habría mediado entre su hija (Rocío Carrrasco) y su nieta (Rocío Flores); y a su hijo José Fernando, lo tendría atado en corto. Seguramente, tampoco habría tan poca relación entre Rocío Carrasco y sus tíos. Y es que en vida de la cantante, ninguno de los miembros de esa familia se hubiera atrevido a atacar a su hija como ahora lo hacen. Empezando por Amador y siguiendo por Gloria, su marido…
Para «La más grande» la familia era lo principal. Todos tenían que estar unidos a un solo ritmo. Luego entonces, si ella pudiera ver por un agujero todo lo que ha pasado durante estos 14 años, seguramente estaría muy decepcionada con todos.
Su ultimo adiós a la prensa
Aún recuerdo aquella tarde de finales de mayo de 2006. Rocío llegaba por última vez, junto a su marido José Ortega Cano en un Jaguar, a la que había sido su casa durante muchos años. A las puertas de la residencia éramos más de 30 medios los que estábamos allí esperándola. El portón se abrió, el coche pasó y poco a poco fue cerrándose. En ese momento pensamos que no podríamos saludarla, pero Rocío, que era mucha Rocío, exigió que se abriera de nuevo y así despedirse de nosotros.
Con un chándal verde y un fular, la Jurado nos dijo: «No sabéis cuánta alegría me da veros aquí». La cantante posó para las cámaras durante unos segundos y a mi pregunta de si le gustaría ir a ver a la Virgen de Regla, su patrona en Chipiona, me contestó: «Ojalá pueda»…
Esa fue la ultima vez que la vimos. Los días posteriores todos los medios hacíamos una crónica diaria de lo que ocurría en esa casa. Las visitas del doctor Alejandro Domingo, las de sus familiares, el parte médico que nos pasaban… Finalmente el 1 de junio, a las 5:15 de la mañana, su hermano Amador, completamente roto, salía a la puerta de la casa para comunicarnos que la voz que había enamorado no solo a España sino a América, se había apagado. Su hermana se había marchado rodeada de los suyos. Moría Rocío y continuaba la leyenda de «La más grande».