¿Cómo van a ser las Navidades en tiempos de Covid?
Aunque la pandemia por coronavirus siga presente y condicione nuestra movilidad en Navidad, no hay que dejar a nadie solo ni crear escenarios o expectativas devastadoras.
Tenemos que hablar de la Navidad. Porque la Navidad es importante para la inmensa mayoría de los españoles, incluso en tiempos de Covid. Ya sea por motivos familiares, religiosos o simbólicos, lo cierto es que estas fechas tan señaladas llevan aparejada una inmensa carga emocional. Precisamente por ello también conllevan numerosos rituales, normalmente rígidos, que se perpetúan de año en año, que se heredan casi de generación en generación, y a los que nos cuesta mucho renunciar.
Por ello, y para aminorar el impacto de todas las renuncias hemos de hacer, para que estas fiestas no se tornen dolorosas, hay muchas cosas muy eficaces que podemos hacer. No se trata de dejar a nuestros familiares solos en Nochebuena ni se trata de aislar a los ancianos. De lo que se trata es de ser flexibles y ser adaptativos; a la par que razonables y coherentes con los inmensos esfuerzos que ya hemos realizado y que no queremos que caigan en saco roto.
¿Cómo se adapta la Navidad al contexto de la pandemia por Covid?
- Evita todo lo que sea un puro compromiso. Todos sabemos que hay algunos encuentros que se orquestan por pura inercia, y a los que ambas partes acuden por puro compromiso. Me refiero, por ejemplo, a la comida de rigor con algún miembro de la familia extensa a quien vemos de año en año, con ex-compañeros de trabajo, vecinos, etc. Sin renunciar a mantener el contacto, que siempre es deseable, este año deberíamos poder sustituir todos estos compromisos con una llamada de teléfono, y emplazar el encuentro al próximo año.
- Evita grupos y multitudes (o todo lo que sabes que acaba en multitud). Determinadas zonas de Madrid en determinadas fechas, determinadas pandillas de amigos… sabes bien que hay actividades y quedadas que pueden comenzar con cautela pero que lo más probable es que terminen con negligencias. El aperitivo de Navidad con los amigos de toda la vida tendrá que hacerse por fascículos y con el máximo rigor en el mantenimiento de las normas de seguridad anti Covid que ya todos conocemos.
- Busca alternativas para todos esos pequeños rituales que tanto te gustan. Entregar regalos a amigos y sobrinos, compartir o intercambiar décimos de lotería… Son muchas las veces que todos los meses de diciembre salimos de casa para encontramos con personas que están fuera de nuestro entorno. Más cercano. Procuremos que todos esos intercambios sean telemáticos, démosle trabajo a Correos, o procuremos encuentros breves en espacios abiertos.
No renuncies por completo a algunos de los eventos más esperados y gratificantes del año
- Deja claras las normas de las reuniones de 6 personas. Esas que se celebran con los más allegados y que van a tener lugar en todas las casas. Es imprescindible explicitar previamente las normas, avisar a todos de que habrá mascarilla antes y nada más terminar de comer, así como distancia durante todo el evento, para que nadie se sorprenda, se ofenda o se permita el lujo de criticarte por ello.
- Procura hacer celebraciones menos espléndidas. Practiquemos la austeridad que, de paso, nos ayudará a ahorrar y nos hará tirar menos comida a la basura. ¿Por qué es esto tan importante? Pues porque menos comida, menos bebida, menos sobremesa y menos desinhibición también reducen el tiempo de exposición y el riesgo de contagio.
- Practica el autocontrol. Todos nos conocemos a nosotros mismos a la perfección. Todos sabemos cuándo tendemos a perder el control. Que si la nochevieja, que si la noche de Reyes… Hay momentos del año en los que sabemos que la alegría se nos sube a la cabeza. Seamos precavidos y recordémonos las pautas básicas antes de salir de casa. Hay un pequeño truco psicológico para facilitar el autocontrol muy eficaz: pide ayuda, delega una pequeña parcela de control, pídele a alguien de confianza que, llegado el caso, te recuerde discretamente que tienes que echar el freno porque este año no es igual que los anteriores.
En fin, como ves, no hay que dejar a nadie solo ni crear escenarios o expectativas devastadoras, pero sí es necesario que todos y cada uno de nosotros asumamos unas pocas renuncias y unas pocas responsabilidades.