Zalacaín no supera la crisis provocada por la Covid-19
La crisis derivada del coronavirus, los cierres y los confinamientos acaba con uno de los restaurantes más históricos de Madrid.
La crisis económica provocada por las medidas adoptadas para frenar la expansión del coronavirus está siendo la puntilla para muchos negocios. Algunos de ellos ligados a la historia de muchas ciudades. El restaurante Zalacaín es el último que se suma a la extensa lista de establecimientos que están echando el cierre de forma temporal o definitiva. Este último caso es el que afectaría a este mítico restaurante madrileño. Como adelanta Vozpopuli citando fuentes cercanas, la dirección ha comunicado a sus empleados la solicitud de concurso de acreedores e ir directamente a liquidación.
De acuerdo a dicha información, Zalacaín habría acumulado durante lo que llevamos de año más de un millón de euros en pérdidas y la dirección no cree que pueda remontar el negocio dado el empeoramiento de las condiciones para el sector. Este noviembre se cumplían además tres años desde que el restaurante abriera de nuevo sus puertas, tras una profunda renovación de cuatro meses que puso al día uno de los establecimientos más reconocidos de España.
Zalacaín cuidaba al máximo la intimidad de sus clientes
Una nueva etapa que como explicaban entonces desde la dirección preservaba “el clasicismo de una cocina de evidente descendencia francesa, a la vez que se trabaja por seguir siendo fieles a la vanguardia culinaria que siempre ha ido ligada a la filosofía de esta casa en la que Benjamín Urdiaín logró alcanzar las tres estrellas Michelin en el año 1987″. Un logro culinario que supuso un antes y un después para la cocina española, al ser el primer restaurante en conseguir semejante distinción. Julio Miralles era su actual Chef Ejecutivo, Carmen González ejercía como Directora de Operaciones y Raúl Miguel Revilla ejercía como Sumiller.
Sus comensales valoraban la comodidad e intimidad de sus estancias. Y en Zalacaín lo cuidaban tanto como la cocina. Ubicado en el número cuatro de la calle Álvarez de Baena, fue hasta el pasado marzo el destino culinario preferido de decenas de empresarios, directivos, políticos y aristócratas. En sus mesas se han cerrado algunas de las operaciones empresariales y políticas más relevantes de nuestro país desde que abriera sus puertas en 1973. Su fundador Jesús María Oyarbide se retiró dejando el testigo al empresario Luis García Cereceda, dueño del Grupo LaFinca. Su hija, Susana García Cereceda preside actualmente un negocio con varias actividades económicas. La marca Zalacaín también estaba presente en catering y diversos espacios para celebraciones selectas en otras ubicaciones de Madrid.