No hay duda de que hay objetos especiales, no solo por su forma o por sus materiales, sino también por su historia. La silla cocodrilo creada por la artista Claude Lalanne es una mezcla de las tres. Y prueba de ello es el elevado precio que ha alcanzado en una subasta de la casa Sotheby´s. Nada más y nada menos que 1,96 millones de dólares (1,63 millones de euros).
Se trata de una pieza singular enmarcada en la serie ‘Cocodrilo’ que Lalanne fue construyendo durante décadas. Cautivada por el animal, una noche de 1972 la francesa visitó el zoológico donde su director le entregó los restos de un cocodrilo recientemente fallecido. Desde entonces, la artista utilizó éste como modelo para incorporar su forma a piezas que marcarían su carrera.
Su imaginación sin límites le llevó a reencarnar el cocodrilo en una variedad de formas caprichosas. Capturó cada detalle del cuerpo del animal fundiéndolo en bronce y luego tratando el resultado con galvanoplastia, un proceso por el que el metal se deposita sobre la superficie de bronce a través de una corriente eléctrica continua.
El resultado es tan realista como fantástico, y prueba de ello es esta silla cocodrilo en la que el animal aparece como lo haría en la naturaleza pero con una luminosa carne dorada.
En concreto, las proporciones de la silla se adaptan perfectamente al cuerpo del cocodrilo. Éste se sitúa en el respaldo «barriendo con la cola hacia arriba sobre el resposabrazos». Una postura que según la casa de subastas Sotheby´s sugiere que está nadando en el agua.
En cuanto a las patas del animal, que se sitúan sobre las patas de la silla, hacen un guiño a los muebles tradicionales «con patas de garra». El resto del conjunto está adornado con juncos y motivos naturales que sitúan al protagonista en su hábitat.
Con esta silla, Lalanne invita al modelo a acercarse a una criatura depredadora y esquiva y sentarse con ella cómodamente, con admiración. Invita de hecho a deleitarse con un momento en el que la naturaleza lo conservó milagrosamente en oro.
Lalanne produjo una variedad de formas y partes de cocodrilos, incluidos elementos de cuerpo completo y aislados como pies y escamas, y los convirtió en componentes de diseño funcionales. Fragmentado o en su totalidad, el motivo del cocodrilo aparece en los candelabros, mesas, escritorios, taburetes, sillas y bancos del artista.
Comenzó a experimentar con la forma de esta silla-cocodrilo poco después de recibir los restos del cocodrilo. De hecho, una fotografía de alrededor de 1973 muestra al artista Max Ernst sentado en uno de estos primeros sillones en el estudio del artista. El sillón «Crocodile» personifica la estética surrealista que define el trabajo de Lalanne pero, lo que es más importante, es completamente distinto del surrealismo de la década de 1920.
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