La reina Letizia muestra su lado más erótico en un acto oficial

Cada paso que da la reina Letizia tiene una gran transcendencia. En cada una de sus apariciones, todos sus gestos, algunos muy estudiados y otros espontáneos, tienen un significado y envían un mensaje. Este Lunes los Reyes participaban en la reunión anual del Patronato del Instituto Cervantes, acto celebrado en el Palacio de El Pardo. En él, tanto Felipe como Letizia mostraban el importantísimo apoyo de la Corona a la lengua española.

El interés de Letizia por el erotismo

La anécdota del acto sucedió una vez sentados los reyes con los ponentes. Y es que de entre los libros de la Fundación Cervantes que había encima de la mesa, Doña Letizia se decantó por uno dedicado a la figura de Luis García Berlanga. Se trata del titulado Tamaño natural, una novela que el director valenciano llevó a la gran pantalla en los 70, y tiene un epígrafe muy revelador: El erotismo berlanguiano.

En las fotografías se puede apreciar cómo la reina abrió y leyó la solapa de la obra en cuestión, en cuya portada podemos ver la cabeza de Berlanga dentro de un zapato de tacón rojo. La autora del libro es la escritora y también pintora Guillermina Royo-Villanova, nuera del cineasta y hermana de la princesa Carla de Bulgaria.

En su páginas, el libro, que ya va por su segunda edición, muestra ese retrato agridulce, irónico y mordaz de la sociedad española de la época que hizo una de las figuras más destacadas del séptimo arte en nuestro país. Mientras, el ensayo se centra más en su faceta de erotómano y erudito en el arte de la seducción.

Una apasionada del cine y de Berlanga

Doña Letizia siempre ha sido una amante del cine, algo que ha demostrado durante sus años como Princesa de Asturias, y ahora como reina consorte. De hecho, el pasado mes de junio acudió junto a Felipe VI a una muestra sobre el director. Sin embargo, ahora, y gracias a este “gesto real”, sabemos que el erotismo es un tema que le interesa.

Para la autora, la idea de este trabajo surge en 2012: «Siempre he admirado la berlanguiana habilidad para conciliar lo festivo y lo trágico; su afinada mirada a la España de la posguerra y su humor negro. Coincidíamos en ese aspecto de desdramatizar e ironizar la tragicomedia de la vida, pero sobre todo compartíamos pasiones y querencias muy cercanas».