El precio de la luz está disparado. No es una novedad. Y más que lo estará en los próximos meses. Quizá por ello volvemos la vista hacia una buena chimenea con la llegada del otoño y también a las velas. A mí me vuelven loca las velas. De siempre. Mi madre siempre ponía velas en las mesas a la hora de la cena, cuando todos nos sentábamos a compartir el día. En las celebraciones. En aquellos años se puso muy de moda la «decoración con velas» , y la verdad es que ella lo bordaba. Especialmente en Navidad.
Sus centros de mesa siguen siendo un espectáculo. Y ahora, en otoño, cuando los días soleados pierden la batalla frente a la oscuridad, y la naturaleza triunfa en tonos magníficos, las velas son más apetecibles que nunca. Eran los años de Point á la Ligne. Esas velas con formas y olores… y las primeras sumergibles. Y con los años he aprendido a elegir velas, no solo por su fragancia, también por sus componentes y su fabricación. Las velas son el toque mágico de cualquier estancia de la casa. A cualquier hora, siempre hay una vela perfecta para acompañar.
Pero el mejor momento del día es el atardecer- normalmente del fin de semana- cuando a media tarde apetece leer, compartir con los hijos juegos de mesa, hacer deberes, pensar en la agenda de la semana siguiente o simplemente esperar relajadamente a que llegue la hora de la cena escuchando buena música.
Yo soy fan de Diptyque, un descubrimiento casual que hice en casa de unos amigos en París. Tuberuse es probablemente uno de sus grandes aciertos y esa fragancia que acompaña para esas tardes de otoño. Fui fan también de Tocca, una firma estadounidense durante mis años neoyorquinos… pero dejaron de fabricar mi olor favorito, el Ily. Una pena.
Últimamente he decidido probar Carrière Frères que ha dado la bienvenida al benjuí de Laos. Dicen que es la vela perfecta para la Navidad, pero a mí me ha gustado para el otoño. Con una fascinación casi obsesiva por la naturaleza, Carrière Frères busca encarnar el mundo vegetal con sensibilidad y respeto. Flores, hierbas, maderas y frutas…
Cada tesoro botánico se clasifica, luego se estudia de cerca para recrear toda su complejidad en velas, paletas botánicas, difusores o aerosoles de habitación. Todas las formas olfativas que nos permiten proteger la belleza de cada planta y sus beneficios únicos. Me da rabia que no tengan actualizado su Twitter, pero seguro que podéis seguirles en Instagram.
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