El pasado uno de octubre se cumplían noventa años de la votación en las cortes Constituyentes de la II República; la que legalizó el derecho a voto de las mujeres en España. Por cuarenta votos de diferencia se aprobó que los ciudadanos –”de uno y otro sexo” tendrán “los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”. Fue en el año 31 y la gesta fue gracias a la defensa encarnizada del sufragismo y los derechos de las mujeres, de la congresista Clara Campoamor.
Estos días han comenzado los homenajes para esta abogada que logró el hito que hoy la mayoría puede que ni conozcan o no valoren. Lo curioso de la historia es que la única otra mujer congresista del momento y también sufragista, Victoria Kent, no estaba de acuerdo con otorgar por el momento el derecho de voto a las mujeres por considerar que no estaban preparadas políticamente y su voto estaría condicionado por la iglesia – “Si las mujeres españolas fueran todas obreras, yo me levantaría hoy frente a toda la cámara para pedir el voto femenino”-.
Un error ver a las únicas dos parlamentarias enfrentadas que ha servido de argumento durante años sobre las fractura entre las mujeres y el camino a la igualdad. Otros congresistas argumentaron en la histórica sesión parlamentaria al histerismo de la mujer como razón justificada para denegarle el sufragio – “En vuestras consciencias repercute que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos”- Así defendía Campoamor la gesta y la necesidad del voto femenino.
Han pasado noventa años y puede que muchos hayan olvidado. Incluso ignoren el nombre de esta mujer. Y por supuesto el de los 160 congresistas más que votaron a favor de un pie más en la libertad e igualdad de la mujer. Ninguna lucha actual debería eclipsar ni dividir conmemoraciones tan importantes en España. Como haber otorgado a la mitad de la población la capacidad de interferir en el esfera política del país. Desde el pasado viernes, son muchos los actos y conmemoraciones que se hacen al respecto hasta llegar a aquel histórico 19 de noviembre. Cuando por primera vez las mujeres valientes se dejaron ver para acudir a depositar su voto. Acudían por primera vez como ciudadanas de pleno derecho para hacerlo.
Era una batalla ganada de muchas otras que llegarían y muchas otras están tardando demasiado a llegar. Pero mi reflexión va dirigida a la libertad conquistada y puede que algo infravalorada: no sólo de las mujeres sino también de los hombres – “La única manera de madurar en el ejercicio de libertad- dijo Campoamor- es caminar dentro de ella“- Llevamos como ciudadanos 90 años caminando en la libertad y derecho de ir a votar y percibo que no hemos traspasado la adolescencia.
Cuesta muchos años lograr una conquista, pero muchos menos para perderla. La descalificación sobre el feminismo, que no otra cosa que la lucha por la igualdad de los ciudadanos, prosigue y todos aquellos que lo avalan no se dan cuenta que colocan una piedra en el camino tanto costó de labrar para mujeres como Clara Campoamor.
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