Uno de los momentos más destacados de los Juegos Olímpicos es la final de los 100 metros lisos de atletismo. Todo el mundo quiere presenciarla en directo, y por supuesto, el día de la competición es casi imposible acceder al estadio olímpico, incluso para deportistas olímpicos de otras especialidades.
Recuerdo la imagen del campeón olímpico y de la NBA , el argentino Manu Ginobili, haciéndose un hueco casi imposible para poder ver la de Londres 2012. Sin embargo, este año se veía un desolado paisaje en las gradas, con escasa presencia de público más allá de entrenadores y miembros de otras delegaciones. Todo a pesar de que los organizadores hicieron una espectacular puesta en escena de la presentación del evento.
En las tres últimas ediciones de los Juegos Olímpicos, el jamaicano Usain Bolt fue el absoluto dominador de la prueba. No solo del hectómetro, sino también de los 100, 200 y relevos 4×100 con los que consiguió tripletes en Río y Londres para la selección de su país.
En Tokio 2020, el vacío dejado por la estrella jamaicana ha sido palpable y la competición de los 100 estuvo mucho más abierta. Hubo favoritos como el estadounidense Trayvon Bromell, el canadiense Andre de Grasse o el sudafricano Akani Simbine. Al final, fue el italiano Marcell Jacobs, con un magnífico tiempo de 9,80, quien se alzó con el triunfo.
En algunos casos hubo reproches a la auténtica “italianidad” de Jacobs ya que nació en Brooklyn. Estos fueron totalmente infundados porque, a parte de que él es italiano, vive en Italia desde que tenía un año y es hijo de madre italiana.
No es el mismo caso que muchos atletas, como por ejemplo el jugador de baloncesto esloveno Mike Tobey. Él nació en EEUU y fue nacionalizado vía express sin haber pisado el país, según él mismo reconoce. Esto ha supuesto un enorme refuerzo para el equipo donde juega el que será posiblemente el mejor baloncestista europeo de todos los tiempos, como es Luka Doncic.
Pocos minutos antes de la esperada final se cruzaron dos magníficos abrazos. El primero de ellos, el que se dieron el catarí Barshim y el italiano Tamberi. Así es, Italia parece estar de moda tras ganar la última edición del Festival de Eurovisión y la última Eurocopa de fútbol. A esto hay que añadir no solo el comentado oro de Jacobs en los 100 lisos sino también el de Gianmarco Tamberi en salto de altura. Una competición épica en la que compartió lo más alto de pódium con el atleta catarí Mutz Essa Barshim.
Casi al mismo tiempo la atleta venezolana Yulimar Rojas conseguía el récord del mundo en triple salto dejándolo en 15.67 metros y se fundía en otro abrazo con la atleta española Ana Peleteiro. Ésta había logrado batir varias veces el récord de España de la especialidad para poder conseguir la medalla de bronce en la prueba.
Son ejemplos donde se puede captar lo que es el espíritu olímpico y cómo el esfuerzo y la competitividad son compatibles con la deportividad. La jornada había empezado muy bien para el deporte español con una plata en suelo de gimnasia. Fue la conseguida por Ray Zapata, que no pudo conseguir el oro por solo una décima. Se da la curiosidad y casualidad de que la relación entre Peleteiro y Zapata es de gran amistad, siendo ella madrina de Olympia, hija de Ray.
Este espíritu olímpico contrasta con la impresentable actuación de los dos últimos rivales del tenista español Pablo Carreño. Hablamos del número 2 del mundo, Danil Medvedev, y el número 1, Novak Djokovic. Y es que siendo sucesivamente eliminados por el tenista asturiano, rompieron y lanzaron sus raquetas a la grada con gestos recogidos por las redes sociales que manchan lo que debe ser la actuación de un deportista de élite; especialmente en una competición como los Juegos Olímpicos.
Como atenuante de ese comportamiento, cabe decir que las condiciones meteorológicas en las que se desarrolló el tenis eran muy duras. Estas impidieron en el caso de Djokovic disputar su partido por el bronce en dobles mixtos y llevaron casi al desfallecimiento al ruso Medvedev que llegó a indicar al árbitro: ”Que sepas que si muero tú serás el responsable”. En cualquier caso, las condiciones climáticas eran iguales para todos los tenistas y Pablo Carreño pudo con ellas, sin perder los nervios, consiguiendo un muy valioso bronce.
Como ya es habitual desde hace décadas, Carlos III reunirá esta Navidad a los miembros… Leer más
Tener una camiseta firmada por Messi, Lamine Yamal o Xavi Hernández y además contribuir con… Leer más
En el corazón de La Mancha y con leche cruda de oveja se elabora el… Leer más
‘El Dalí más grande del mundo’. Ese el título elegido por el Teatro Fernando de… Leer más
El grupo Kering afronta 2025 con nuevos retos y entre sus planes estaría una reorganización… Leer más
Los príncipes de Gales por fin han publicado su felicitación de Navidad. El príncipe William… Leer más