El futuro de Lionel Messi quedó ligado al FC Barcelona cuando tenía 13 años. Su suerte quedó marcada en un curioso «lienzo» que a día de hoy es uno de los documentos más importantes en la historia del fútbol. Fue el 14 de diciembre de 2000 cuando el entonces secretario técnico del club, Carles Rexach, firmó en una servilleta la intención del equipo de fichar a la joven promesa.
Diversos acontecimientos provocaron aquella improvisada firma. Messi y su padre, Jorge, volaron a Barcelona para una prueba cuando el chico tenía 12 años, pero las negociaciones se estancaron semanas después.
Algunos miembros de la directiva del club no estaban convencidos de que Messi valiera la pena. Sus problemas de crecimiento y el coste de la inversión generaban dudas. Entonces, Jorge Messi se impacientó.
Conocedor de ello, Carles Rexach quedó a comer en el club de tenis Pompeia de Barcelona con el representante José María Minguella y Horacio Gaggioli, persona de confianza de la familia Messi. Intuyendo que las cosas habían llegado a un momento crucial, Rexach sacó una servilleta de papel de un dispensador que había sobre la mesa y se puso a escribir.
«En Barcelona, a 14 de diciembre del 2000 y en presencia de los Sres. Minguella y Horacio, Carles Rexach, secretario técnico del FC Barcelona, se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas», decía el curioso documento. Esa misma noche, el presidente del club, Joan Gaspart, confirmó finalmente el acuerdo, esta vez en un papel más sustancial.
La servilleta de papel quedó en manos de Horacio Gaggioli y poco más se sabía de su paradero hasta que la casa de subastas Bonhams ha confirmado que saldrá a la venta. Será en una oferta online entre el 18 y el 27 de marzo y su precio inicial será de 300.000 libras.
Esta decisión ha generado un importante revuelo y una polémica en ciernes que veremos cómo acaba. Quizá en los tribunales.
Porque José María Minguella no está de acuerdo con que el documento acabe en manos ajenas al club. «Tengo un cabreo importante, porque esto no se hace» ha dicho él mismo a los micrófonos de la Cadena COPE, donde colabora.
«La servilleta se la quedó Horacio, que trabajaba en mi despacho y hacía de chófer para los Messi, porque era de Rosario como ellos. Yo siempre he abogado por que la servilleta se entregase al FC Barcelona y estuviese en el museo del club. No entiendo que se pueda hacer esto y voy a hacer todo lo que pueda para que fracase la subasta. Y si la hay, que el dinero que salga vaya a gente necesitada, no al bolsillo de un aprovechado», ha sentenciado José María Minguella en la citada emisora.
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