Los bonos sociales son aquellos cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar proyectos con claros beneficios para la sociedad. Para considerarse como tales, los bonos sociales deben estar alineados con los cuatro principios esenciales SBP (Social Bond Principles).
Los bonos verdes son otra opción de financiación sostenible y se diferencian de los bonos sociales en que apoyan proyectos orientados a conseguir beneficios medioambientales. En su caso, se rigen por los GBP (Green Bond Principles).
Los bonos deben cumplir una serie de requisitos para ser calificados como sociales
Tanto los SBP como los GBP son publicados por la asociación ICMA, que es la que ofrece el marco de referencia para este tipo de financiaciones. En el caso concreto de los SBP, sirven para determinar si los bonos merecen la calificación de sociales, así como para dotar de solidez y transparencia a este mercado. Se trata de que los inversores interesados en apoyar proyectos socialmente responsables lo puedan hacer con toda confianza y en condiciones de transparencia. Saber a qué se destinará su dinero y qué se espera lograr con él es algo especialmente sensible para ellos, por eso es muy importante hacerlo correctamente.
Los cuatro parámetros clave que deben cumplir los bonos para considerarse sociales, según los SBP, son los siguientes: el destino de la financiación, que debe dedicarse a proyectos con claros beneficios sociales; el proceso de selección de proyectos, que se debe explicar a los inversores de manera transparente, junto con los objetivos sostenibles que se espera conseguir; la gestión de la financiación, que obliga al emisor a separar los recursos obtenidos a través de la emisión de bonos sociales de otros recursos; y el reporting o información puntual sobre el destino de la financiación, por ejemplo, sobre los proyectos que la reciben o el impacto social esperado, entre otros puntos.