“Nuestros resultados en el primer trimestre del año fiscal 2025 son decepcionantes”. Así de contundente ha sido Gerry Murphy, presidente de Burberry, al presentar los resultados de la firma. Estos han ratificado una caída de las ventas del 21 %, lo que ha desembocado en la renuncia de su consejero delegado, Jonathan Akeroyd, apenas dos años después de asumir el cargo.
Además, la compañía ha tomado medidas más drásticas, pues ha informado de que no pagará dividendo este ejercicio ante la “desaceleración de la demanda de lujo” y la posibilidad de que si la tendencia actual persiste en el segundo trimestre, la empresa registrará pérdidas operativas en el primer semestre.
De momento, en su primer trimestre, Burberry ha informado de que sus ventas netas sumaron 458 millones de libras, unos 545 millones de euros. Esto representa una caída anual del 22 % en cifras absolutas y del 21 % en datos comparables.
Además, ha detallado que sus ventas comparables en Asia Pacífico bajaron un 23 % interanual. Mientras que en América disminuyeron un 23 % y un 16 % en Europa, Oriente Próximo, India y África (EMEIA).
Por ello, ha avanzado una serie de medidas con las que busca revertir la situación. Estas pasan, en principio, por el nombramiento de un nuevo CEO, de forma que Joshua Schulman tomará las riendas de la compañía al sustituir a Jonathan Akeroyd, que deja el cargo y la empresa con efecto inmediato.
Joshua Schulman es un gran conocedor del mercado del lujo pues fue anteriormente director ejecutivo de las marcas de moda estadounidenses Michael Kors (2021-2022) y Coach, donde también se desempeñó como presidente de marca (2017-2020).
Antes de esto, en Neiman Marcus Group, fue presidente de Bergdorf Goodman durante cinco años, tras su paso como director ejecutivo de Jimmy Choo en Londres. Anteriormente, fue vicepresidente ejecutivo de comercialización y ventas mundiales en Yves Saint Laurent, y director mundial de prêt-à-porter femenino en Gucci.
Pero además de los cambios en la dirección, la firma ha marcado cuatro pilares sobre los que intentará construir el inicio de una fase de recuperación de clientes. Estos pasan, en primer lugar, por “incluir una oferta más amplia de lujo para el día a día y un surtido más completo en categorías clave”.
Del mismo modo, intentará “enfatizar más los atributos clásicos y atemporales por los que Burberry es conocida”. Incluye una campaña dedicada a prendas de abrigo que se lanzará a nivel mundial en octubre, “aprovechando la resiliencia establecida de nuestros íconos de la casa”.
Además, quiere lograr una “mejora de la tasa de conversión de los clientes online”, tratando de incentivar el canal digital mediante una oferta “más editada y una mejora de la funcionalidad”, gracias a una nueva página web.
Por último, buscará “impulsar la eficiencia operativa y generar ahorros de costes”, con el fin de “compensar el impacto de la inflación”, y así mejorar unas cifras que van en declive pero que intentarán reconducir cuanto antes.
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