Tras la victoria electoral de Donald Trump, los mercados globales han reaccionado con movimientos significativos. Destaca la caída de los precios del oro, el aumento de las criptomonedas como el bitcoin y el fortalecimiento del dólar. Estos cambios reflejan las expectativas del mercado sobre las políticas económicas del presidente reelecto, que incluyen recortes fiscales, desregulación y medidas proteccionistas.
El precio del oro ha experimentado una notable caída, alcanzando un mínimo de dos meses. Desde los resultados electorales, el metal precioso ha perdido cerca del 7 %, con el precio al contado situándose en 2.560 dólares por onza y los futuros de oro en 2,567 dólares.
Esto contrasta con el desempeño alcista del oro durante el último año, en parte impulsado por la incertidumbre económica global. Este descenso se atribuye a un «sentimiento de riesgo» en los mercados, impulsado por expectativas de un entorno económico más favorable para las inversiones en acciones y criptomonedas.
La fortaleza del dólar, que alcanzó un máximo de un año, también ha encarecido el oro para inversores con otras monedas. Según expertos, el aumento del dólar refleja las proyecciones de políticas inflacionarias de Trump, como recortes de impuestos y la implementación de aranceles.
El triunfo de Trump ha generado optimismo en los mercados bursátiles. El índice S&P 500 alcanzó un récord al subir un 2.5 % tras la victoria. Este repunte se debe a la expectativa de políticas fiscales expansivas, como la ampliación de los recortes de impuestos para personas y empresas. Trump ha propuesto reducir el impuesto corporativo al 15 % y eliminar otros gravámenes, lo que podría impulsar las ganancias netas de las empresas.
No obstante, estas medidas también representan riesgos fiscales. Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, los recortes fiscales de Trump podrían ampliar el déficit de EEUU al 12 % del PIB para 2035.
Este contexto ha elevado los rendimientos de los bonos del Tesoro, reflejando preocupaciones sobre la sostenibilidad financiera del país. Una de las promesas más destacadas de Trump es la «reducción más agresiva de regulaciones en la historia estadounidense». Esto incluye la eliminación de diez regulaciones por cada nueva implementada y una revisión de normas que afectan sectores como la inteligencia artificial y las criptomonedas.
En contraste con el enfoque regulador de la administración Biden, se espera que Trump adopte un enfoque más amigable hacia las empresas tecnológicas, facilitando su crecimiento y limitando la supervisión antimonopolio.
En el sector energético, Trump ha prometido facilitar la extracción de petróleo y gas en tierras federales. Revertir también las políticas de energías renovables impulsadas por Biden. Esto ya se refleja en movimientos del mercado, con caídas en empresas de energías renovables y alzas en grandes bancos y firmas energéticas.
El proteccionismo sigue siendo central en la agenda económica de Trump. Durante su primer mandato, impuso aranceles a productos de China y acero de diversos países. Ahora, planea implementar tarifas aún más elevadas, que podrían alcanzar hasta el 20 % en importaciones generales y un 60 % en bienes chinos.
Aunque estas medidas buscan fomentar la industria nacional, los economistas advierten de que podrían aumentar los precios al consumidor y ralentizar el crecimiento económico. Además, Trump podría utilizar órdenes ejecutivas y poderes de emergencia para implementar estos aranceles, aunque enfrentaría desafíos legales. Es probable que comience con tarifas específicas antes de avanzar hacia medidas más amplias.
Por otro lado, el auge de las criptomonedas es otro fenómeno vinculado al cambio en las políticas de Trump. El bitcoin superó brevemente los 93.000 dólares, impulsado por expectativas de desregulación y un entorno fiscal favorable. Trump ha prometido convertir a EE.UU. en la «capital cripto del mundo», lo que contrasta con la postura reguladora de su predecesor.
A pesar de la caída reciente, los analistas siguen siendo optimistas sobre los fundamentos del mercado del oro. Factores como la creciente demanda de los bancos centrales, las tensiones geopolíticas y el endeudamiento estadounidense podrían sostener los precios a largo plazo. Diversos analistas destacan que, si Trump mantiene un enfoque confrontacional en política internacional, es probable que el oro siga siendo un activo de reserva atractivo.
La reelección de Trump, en definitiva, ha desatado una serie de cambios económicos y financieros. Se caracterizan por expectativas de crecimiento a corto plazo gracias a recortes fiscales y desregulación, pero con riesgos asociados a déficits elevados y tensiones comerciales. Los mercados seguirán adaptándose a estas dinámicas mientras se define el impacto real de su segundo mandato.
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