Cuando hay que reducir presupuesto, el tijeretazo se lo lleva la ropa. Ese es la principal conclusión del informe La moda ante un consumidor diferente, de Kantar Worldpanel. Se pone de manifiesto que los españoles han recortado su gasto en moda un 33 % desde 2008, pasando de los 584 euros a los 393 euros actuales.
Las razones de esta caída de las ventas del sector son variadas. Van desde una coyuntura internacional difícil, marcada por la inflación, hasta la confianza del consumidor, sin olvidar el gran cambio en los hábitos de compra.
De hecho, las generaciones más jóvenes han cambiado claramente su comportamiento de compra en moda. Comprar ropa ya no está tan de moda. Ahora priorizan otro tipo de gastos, frente a los boomers, que son los que han mantenido el crecimiento del sector durante años. De esta forma, la generación boomer compró un 6 % más en 2023, mientras que los más jóvenes gastaron menos en moda (-1,7 %).
También, hay que sumar que el consumidor ahora apuesta por comprar lo estrictamente necesario. Para contrarrestar la inflación se inclina por retailers de bajo precio como Shein, Pepco, Zeeman o Kik.
Junto a ello, otro de los aspectos que demuestran esta caída de las ventas es que el consumo de productos rebajados en el sector textil ha descendido del 46,5 % al 31,2 % en solo cuatro años. En concreto, la tendencia a comprar menos y sólo ante la necesidad, los mensajes medioambientales que llegan desde organizaciones y marcas o la consolidación de retailers low cost invitan a realizar menos compras emocionales y hacen menos atractivas las rebajas tradicionales.
Además, el consumidor se ha acostumbrado a comprar prendas de moda con descuentos o rebajas durante todo el año. Esto es debido a las diferentes promociones especiales, ofertas, descuentos o rebajas que se dan a lo largo del año.
La suma de estos factores ha provocado el estancamiento del sector, que sigue sin alcanzar los niveles de facturación prepandemia. El textil crece en valor, pero ha sido a costa de no crecer en volumen. Esto puede poner en riesgo el crecimiento futuro, ya que el ciclo inflacionario parece que se está agotando, según los datos del informe.
Además, a esta incertidumbre se une que la moda como sector tiene que moverse hacia un modelo más sostenible. Tendrá que hacer frente a ello por imperativo legal ya que los estamentos legislativos siguen avanzando en este sentido. Esta adaptación del sector supondrá un incremento de los precios de las prendas, pero sin saber cómo responderá el consumidor al respecto.
De hecho, el 38,7 % de los consumidores consideran que la moda es un sector que perjudica al medio ambiente. Empiezan a demandar prendas hechas con materiales reciclados, lo que se contrapone a que sólo un 31 % de los consumidores están dispuestos a pagar el sobrecoste que conlleve, lo que abre un futuro incierto para el sector.
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