La industria del lujo, que depende en gran medida de los consumidores chinos, se enfrenta importantes desafíos debido a las recientes desaceleración económica del gigante asiático. A ello se le suman las posibles medidas comerciales de represalia ante la tendencia proteccionista de Europa y los EEUU.
Durante años, los turistas chinos adinerados han sido una parte vital del panorama minorista de lujo de Europa, que acuden en masa a boutiques en París, Milán o las tiendas libres de impuesto de los aeropuertos. Sin embargo, la pandemia de Covid-19 interrumpió esta tendencia, pues las fuertes restricciones de viaje y los confinamientos en China sofocaron el gasto de los consumidores.
La desaceleración económica que siguió ha afectado aún más la confianza de dichos consumidores y ha modificado los hábitos de gasto. Ahora, a medida que China emerge lentamente de la crisis económica inducida por la pandemia, las marcas de lujo están ansiosas por reavivar el interés de los consumidores chinos, pero temen quedar atrapadas en el fuego cruzado de las disputas comerciales entre la UE y China, y entre el gran país asiático y los EE.UU.
La Unión Europea ha intensificado recientemente sus investigaciones sobre los subsidios estatales chinos, particularmente en el sector de los vehículos eléctricos. Mientras que el presidente de EE.UU. Joe Biden, casi en campaña electoral contra el candidato republicano Donald Trump, ha anunciado un arancel del 100 % contra los automóviles eléctricos chinos.
China, por su parte, ha amenazado con aumentar los aranceles sobre las bebidas espirituosas europeas, incluidos el coñac y el armagnac, una estrategia que tiene en vilo a las marcas de lujo. Después de la junta general de LVMH en París, el director ejecutivo Bernard Arnault expresó su esperanza de que la visita de Xi aliviaría estas tensiones. Sus preocupaciones no son infundadas, ya que los conglomerados de lujo como LVMH dependen en gran medida de relaciones comerciales fluidas con China.
La industria cosmética, que contribuye significativamente al superávit comercial de Francia con China, está particularmente preocupada por los cambios regulatorios de Beijing. El presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han enfatizado la necesidad de un acceso recíproco al mercado en sus conversaciones con el presidente Xi. Von der Leyen, tras una reunión trilateral subrayó la disposición de la UE a utilizar nuevos instrumentos de defensa comercial, si fuera necesario.
El momento de estas tensiones comerciales es particularmente problemático para el sector del lujo, que ya está lidiando con un mercado chino lento. De hecho, se pronostica un crecimiento de un solo dígito para el mercado de lujo chino en 2024, por debajo del casi 12% de subida en 2023.
Por otro lado, se observa un cambio hacia un comportamiento del consumidor más cauteloso y basado en el valor. Además, algunos compradores incluso verifican el valor de mercado de segunda mano de los artículos de lujo antes de comprarlos.
Como ya hemos publicado anteriormente, las preferencias de los consumidores pospandemia están evolucionando, con una creciente inclinación hacia el lujo de experiencia en lugar de los bienes de lujo tangibles.
Mientras tanto, al otro lado del mundo, el presidente estadounidense Joe Biden ha introducido nuevos aranceles sobre productos chinos, incluidos vehículos eléctricos y baterías avanzadas. Un hecho que tensa aún más las relaciones chino-estadounidenses.
Es probable que estos aranceles intensifiquen las tensiones y China promete medidas de represalia. Las tarifas están estructuradas para implementarse gradualmente a lo largo de varios años. Esto podría suponer un aumento de los precios de las baterías de vehículos eléctricos y otros productos.
La administración Biden afirma que estos aranceles son necesarios para garantizar una competencia leal, acusando a China de prácticas comerciales desleales. Sin embargo, el gobierno chino condenó los aranceles como “intimidación” y se comprometió a defender sus intereses. Esta medida tiene implicaciones importantes para el panorama del comercio mundial y podría afectar a la inflación y las cadenas de suministro.
Mientras tanto, tras la visita a Europa de Xi Jinping, el sector del lujo mantiene la esperanza de una resolución que estabilice las relaciones comerciales y rejuvenezca el gasto de los consumidores chinos.
Por ahora, las marcas deben navegar en un panorama complejo y en evolución, equilibrando el atractivo de la riqueza china, con las realidades de los conflictos geopolíticos y las comentadas disputas comerciales. Además, éstas irían a peor si se produce una victoria de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses
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