(Foto: Piqsels)
Hacer la moda más sostenible es uno de los retos a los que se enfrenta un sector que se encuentra a la cola de la innovación en esta materia. La industria del textil, lencería y calzado solo acumula el 32 % de estas innovaciones. Queda muy lejos del 87 % de las iniciativas de este tipo que lleva a cabo el sector energético, según datos del Pacto Mundial de la ONU.
Por ello, apostar por los nuevos proyectos y desarrollos en moda sostenible es esencial. Todo pasa por acabar con el actual modelo lineal de producir, consumir y desechar, para avanzar en el camino hacia un modelo circular.
Precisamente, esta ha sido la apuesta de la última edición de Greenweekend, el programa de emprendimiento medioambiental, organizado por Enviroo. En él se han reconocido iniciativas vinculadas a la moda sostenible lideradas por mujeres en dos categorías: proyectos en marcha e ideas en desarrollo.
En concreto, el proyecto ganador de esta edición ha sido Menostrash, impulsado por Carolina Carbajal. Transforma excedentes textiles en nuevos productos como, por ejemplo, perchas, para después ser usados por las mismas empresas que generan los residuos, consiguiendo así un modelo circular.
El camino hacia la sostenibilidad del sector incluye iniciativas de todo tipo. Como la reducción del flujo de desechos de la industria, la disminución de la contaminación del agua y la limitación a las emisiones de gases de efecto invernadero. También se abarcan cuestiones sociales como el fomento de las condiciones laborales justas.
Por ello, la idea en desarrollo ganadora de estas jornadas ha sido Alma Couture, creada por Alejandra Cortés. Diseña ropa para mujeres confeccionadas en talleres de manera artesanal con telas sostenibles y personalizada por mujeres migrantes en riesgo de exclusión.
En esta edición se han presentado 25 proyectos. Unas 45 personas de entidades del mundo de la sostenibilidad y el emprendimiento de todo el panorama nacional seleccionaron 10 finalistas. Cada vez son más los emprendedores que apuestan por “proyectos tengan mayor impacto positivo, tanto a nivel medioambiental como social, pero sobre todo que les permita generar rentabilidad y vivir de ello”, ha valorado el director de Enviroo, Agustín Valentín-Gamazo.
Tal y como recoge el informe del Pacto Mundial, la industria de la moda es una gran contribuyente a la crisis climática y ecológica. Allí se afirma que es responsable de entre el 2 y el 8 % de las emisiones mundiales de carbono. Según las estimaciones, la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable.
Se calcula que los textiles representan aproximadamente el 9 % de microfibras sintéticas (microplásticos) liberadas a los océanos anualmente. Por el contrario, solo el 15 % de la ropa a nivel mundial se reutiliza o recicla. Menos del 1 % de la ropa recolectada es reciclada en nuevos hilos y fibras.
Todo pese a que la investigación y las nuevas tecnologías hacen posible diseñar materiales más sostenibles, utilizar fibras biodegradables o recicladas de productos o disminuir los impactos de su procesamiento.
Por ello, la moda sostenible es un sector en alza y con gran potencial de desarrollo, que actualmente tiene un valor total de 6.500 millones de dólares. Se espera que se sitúe en 10.100 millones en 2025 y 15.000 millones en 2030, según datos de TheRoundup, por lo que apostar por la innovación y el desarrollo en este sentido siempre es una gran idea.
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