La irrupción del coche eléctrico está cambiando nuestra forma de gestionar la energía. Dejar atrás los combustibles fósiles e iniciar un proceso de descarbonización empieza utilizando transporte sostenible para los desplazamientos. Pero tampoco es suficiente usar coches eléctricos, sino que necesitamos que el origen de la energía para recargarlo sea renovable, con el fin de luchar a fondo contra el cambio climático.
A través de la innovación, los coches eléctricos tienen el potencial de impactar positivamente en la calidad del aire local y en el medio ambiente de una manera determinante. Para frenar el cambio climático y favorecer al planeta, es necesario el desarrollo de políticas y acciones concretas que movilicen a todos los actores implicados: administraciones, empresas, fabricantes de coches, etc.
España es el segundo fabricante de automóviles en Europa, solo por detrás de Alemania y con una gran ventaja respecto al tercero. Sin embargo, es el décimo con menos puntos de recarga para vehículos eléctricos, con una cifra de 16,97 puntos por cada 100.000 habitantes urbanos en 2017, según un informe de la Comisión Europea, mientras que la media europea triplica estos valores.
Estas cifras serán cosa del pasado en tan solo unos meses. Nos encontramos en un periodo de transición entre los coches de combustión y los eléctricos, pero la tendencia está clara: el coche eléctrico ha venido para quedarse. Y este año, gracias a empresas como Iberdrola, las principales autovías y corredores de España, así como los espacios de acceso público de las principales ciudades de la geografía española, contarán con una estación de recarga rápida al menos cada 100 km, de tal modo que será posible viajar por todo el país con plena autonomía.
El Plan Smart Mobility de Iberdrola contempla el despliegue de 25.000 puntos de recarga de vehículo eléctrico hasta 2021, dirigido principalmente a hogares y a empresas que quieran ofrecer este servicio a sus empleados o clientes, así como a espacios públicos urbanos. El proyecto, que cuenta con una inversión superior a los 10 millones de euros, eliminará las barreras actuales de la movilidad sostenible interurbana.
Este despliegue supone la instalación de más de 200 estaciones de recarga rápida, súper rápida y ultra rápida (50kW, 150kW y 350kW), lo que permitirá recargar la mayor parte de la batería entre 20 y 30 minutos y entre cinco y 10 minutos, en el caso de la recarga ultra rápida. Asimismo, en cada estación se podrán cargar entre 2 y 7 vehículos a la vez, lo que eleva el número de tomas de recarga rápida a 430 en toda la red.
La electricidad suministrada en estos puntos de recarga será 100 % verde, al contar con un certificado de garantía de origen renovable, que asegura que esta energía proviene de fuentes de generación limpia. La transición hacia la movilidad sostenible y la electrificación del transporte ya tienen luz verde.
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