Construcción del complejo hidroeléctrico del Támega, en Portugal. Foto: Iberdrola
Iberdrola ha puesto en funcionamiento el primer grupo de la central hidroeléctrica de Gouvães, en Portugal. En concreto una turbina de 220 MW de capacidad y ha comenzado a entregar electricidad limpia a la red desde la gigabatería del Támega. El complejo del Támega comprende tres embalses (Gouvães, Daivões y Alto Támega) y tres centrales hidroeléctricas con una potencia de 1.158 megavatios (MW) en el río Támega. Hablamos de un afluente del Duero localizado en el norte de Portugal, cerca de Oporto.
Tras ocho años ininterrumpidos de obras, ha concluido la construcción de las plantas de Gouvães y Daivões. Allí se ejecutan en estos momentos las pruebas de puesta en marcha de los distintos grupos energéticos.
Tâmega será capaz de producir 1.766 GWh al año, suficiente para satisfacer las necesidades energéticas de los municipios vecinos y de las ciudades de Braga y Guimarães (440.000 hogares). Además, esta gran infraestructura renovable tendrá capacidad de almacenamiento suficiente para dar servicio a dos millones de hogares portugueses durante un día entero; y contribuirá a los objetivos de descarbonización e independencia energética fijados por el Gobierno de Portugal.
En 2024, con la entrada en operación de Alto Tâmega, se completará la construcción de la instalación. Además, esta infraestructura acabará con la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2 anuales; y diversificará las fuentes de producción, evitando la importación de más de 160 mil toneladas de petróleo al año.
El desarrollo de esta gigabatería está fomentando la actividad económica y el empleo en la región. El motivo es que durante toda la fase de construcción se han estimado una creación de hasta 3.500 puestos de trabajo directos y 10.000 indirectos. El 20 % de los cuales proviene de los municipios vecinos, a través de más de 100 proveedores, 75 de ellos portugueses.
Este gran proyecto ha sido posible gracias a la apuesta decidida de Iberdrola por un modelo energético sostenible que comenzó hace ya dos décadas;y al entorno de estabilidad regulatoria y macroeconómica creado por el Gobierno de Portugal.
En un periodo tan complejo, dominado por la pandemia, los equipos de ingeniería y construcción de Iberdrola, apoyados por proveedores, contratistas y la administración, han seguido trabajando sin descanso para incorporar nueva capacidad renovable a la red.
Además, Iberdrola lanzó en 2014 un plan de acción socioeconómica para la zona de influencia que se ha destinado a impulsar iniciativas sociales, culturales y medioambientales. Estas ya están dando sus frutos en los siete municipios beneficiados por el proyecto: Vila Pouca de Aguiar, Ribeira de Pena, Boticas, Chaves, Cabeceiras de Basto, Montalegre y Valpaços. De hecho, el proyecto tiene además recogidas, en su Declaración de Impacto Ambiental (DIA), la reforestación de más de 1.000 hectáreas, la plantación de 17.000 alcornoques o acciones para mejorar las poblaciones de fauna y flora protegida existente en el entorno.
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