Poco nos queda para recibir el 2020, besar a quien tengas al lado y tomarte las doce uvas al ritmo de las campanadas. Si haces eso, cumples con la tradición de despedir y recibir un año, pero puede que te quedes corto en costumbres o, ya para algunos, supersticiones. Sin pretender quitarle el sitio a los que saben, como mera recopilación advenediza sugiero algunas prácticas que podrían convertirte la Nochevieja en innovadora o, por lo menos, exótica.
Comencemos con elegir el color de la ropa interior: que sea roja es algo común en España, pero podría ser de otro color, según tus deseos para el año nuevo. En México el color amarillo es para suerte y dinero y roja para la pasión y el amor. Pero si te van más los estampados, sigue la tradición filipina y viste para Nochevieja de topos si quieres tener un año próspero.
Antes de la cena y, a modo de terapia desestresante, prueba la tradición de Dinamarca: romper platos viejos en las puertas de las casas de tus amigos, para desearles buena ventura, aunque no te aseguro que alguno te salga con la escoba, el recogedor y cara de enemistad. Si prefieres dejarte de roturas y rupturas puedes hacer como los alemanes y austriacos, que confían su futuro en la forma que adquiere la fundición de un pedacito de plomo. Una vez fundido, lo dejan enfriar en un vaso de agua y la forma que adquiere sirve para interpretar, a los más creativos, lo que te deparará el año. Confieso que ésta la probé y terminé con una idea un cierto indefinida sobre mi futuro, pero el juego fue divertido.
Hablando de juegos entretenidos, me parece una tentación a nuestra paciencia hacer el Joya no Kane japonés: hacer sonar 108 veces una campana, para librarnos de los 108 pecados y purificar nuestra alma para el año nuevo. Prefiero, hablando de purificar, tirar cubos de agua por la ventana, como en Puerto Rico, como símbolo de limpiar todos los problemas del año pasado o aquellas cosas que no deseas que vuelvan. Aunque para tradiciones curiosas, la de hacerse la maleta y, justo al inicio del año, darse una vuelta a la manzana con ella para gozar de un año repleto de buenos viajes. Seguro que ahora si ves a alguien en Nochevieja con la maleta, le sonreirás.
Yo confieso que me quedo con la tradición de pasarte el primer minuto del año besando o besándote con quien amas para que el año venidero goce de amor repleto y, luego brindar con champagne en una copa con algo de oro dentro, así ni el glamour ni el dinero nos faltarán.
Estoy segura que me he dejado una larga lista de más supersticiones, como lo de la pata coja sobre el pie derecho, que hace tiempo en una cena de Nochevieja tuve que hacer y poner cara como si en ello me fuera el año. No recuerdo si ese fue un año afortunado, pero sí que me lo pasé en grande en aquella cena y, al final, puede que después de todo se trate de eso. Celebrar y despedir. Despedir y celebrar.
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