¿Cómo afecta el cambio climático a la agricultura?
La producción agrícola depende en gran medida del tiempo. Sin precipitaciones y una temperatura adecuada, los cultivos no consiguen desarrollarse y los pastos se vuelven estériles. Sin embargo, la agricultura en sí, especialmente las técnicas más tradicionales, también afectan al clima y sus cambios. Por eso vamos a analizar en qué afecta el cambio climático a la agricultura.
En la gestión del campo, los agricultores realizan una serie de interacciones físicas, químicas y biológicas entre la superficie de la Tierra y la atmósfera que pueden afectar a la temperatura del aire y a las precipitaciones.
Los modelos climáticos nos ayudan a mejorar nuestra comprensión sobre el comportamiento del clima en escalas temporales, de modo que podamos estar preparados para tomar mejores decisiones en diferentes ámbitos más allá de la agricultura, como la gestión de los recursos, el transporte y la planificación urbana.
Principales efectos del clima en la agricultura
Impacto en el suelo y en los recursos hídricos
Los efectos del cambio climático, tales como fuertes lluvias o fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, tienen un impacto directo en la disponibilidad de los recursos hídricos y en las condiciones del suelo. En el caso del agua, la alteración de los patrones climáticos hacen que las cantidades de lluvia varíen enormemente de un año para otro.
Si llueve muy poco, no habrá suficiente agua para regar los campos, incluso si se aplican técnicas de riego de precisión. Si por el contrario llueve mucho, especialmente en forma de tormenta y/o lluvias abundantes, aumentan las escorrentías, que favorecen la erosión del suelo y el lavado de los fertilizantes sintéticos, que acaban por contaminar las masas de agua cercanas.
En el caso del suelo, además de la ya mencionada erosión, el cambio climático afecta a los procesos y propiedades del mismo. A los cambios en la temperatura del suelo, hay que sumar las alteraciones en sus niveles de nutrientes, como nitrógeno o carbono. Así, estos cambios hacen que para los agricultores sea muy difícil mantener el rendimiento de los cultivos respecto a años anteriores, lo que pone en peligro la producción y, por consiguiente, la seguridad alimentaria.
Impacto en los ecosistemas agrícolas y ganaderos
El cambio climático afecta de forma directa e indirecta a los ecosistemas de producción agrícola y ganadera. Se consideran efectos directos a aquellas alteraciones causadas directamente por una modificación de alguna característica física, por ejemplo, la temperatura del suelo o los niveles de agua o nutrientes disponibles. Los efectos indirectos son aquellos que afectan a la producción a través de cambios tales como vectores de enfermedades, aparición de plagas o reducción del número de abejas y otros insectos polinizadores.
Los efectos directos son más fáciles de predecir porque pueden modelizarse fácilmente. De hecho, estas simulaciones son muy útiles para predecir cómo será la producción de los principales cultivos agrícolas del mundo, como el arroz o el trigo, por mencionar un par de ellos. Por su parte, los efectos indirectos son mucho más difíciles de modelizar, ya que en ellos entran en juego un elevado número de parámetros que interactúan entre sí, que, en algunos casos, ni siquiera se conocen a la perfección.
Retos sanitarios para los trabajadores y el ganado
Ciertas condiciones que se dan en los campos pueden suponer un riesgo para la salud de los trabajadores y de los animales. Entre ellas, destacan condiciones que van desde una exposición prolongada al calor hasta la degradación de la calidad del aire. Otras condiciones incluyen la exposición a elementos químicos, como pesticidas, para combatir la presencia de plagas o insectos.
Tanto el calor como la humedad pueden afectar a la salud de los trabajadores en el campo y a la productividad de los animales criados en granjas para la producción de productos cárnicos, lácteos y huevos.
El cambio climático tiene el potencial de afectar negativamente a la productividad agrícola, tanto a escala local como a escala regional, mediante alteraciones relacionadas con la lluvia y ciertos fenómenos extremos. Estos efectos influyen en el medio ambiente y los precios de los alimentos en los mercados nacionales e internacionales. La forma en la que los agricultores se adapten a estas condiciones determinará cómo de grande es el impacto en la producción agrícola y la seguridad alimentaria mundial.