El cambio climático es un problema real del que ya todos deberíamos estar concienciados. Y es que aquellos que piensan que se trata de una burda mentira, solo tienen que mirar a su alrededor y ser testigos directos de las nefastas consecuencias que la excesiva contaminación está teniendo sobre el medio ambiente y nuestra vida diaria.
Los glaciares se derriten, las temperaturas aumentan, sufrimos olas de calor más intensas en verano, o padecemos grandes tormentas y trombas de agua que inundan las ciudades, pueblos y casas. Todo esto es consecuencia del cambio climático, por ello, todo lo que podamos aportar para tratar de frenarlo, cuenta. Pero el cambio más grande tiene que venir impulsado por las grandes empresas y corporaciones.
Una de las primeras compañías que apostó por el cuidado del medio ambiente fue Iberdrola. Hace casi dos décadas, la empresa se comprometió a luchar contra este problema, al considerar el sector eléctrico un punto clave para combatir el cambio climático.
En este férreo compromiso con el medio ambiente fue fundamental la figura de Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, que desde su llegada a la compañía estableció el camino a seguir, respaldando negociaciones internacionales de cambio climático, sumándose al Acuerdo de París (2015), participando en las Asambleas Generales de las Naciones Unidas y reclamando políticas climáticas efectivas.
En la COP25 que se está celebrando estos días en Madrid, Iberdrola se dirige a la clase política europea para que adopte marcos de políticas económicas más exigentes y ambiciosas, que tengan como objetivo las emisiones netas nulas en 2050. Algo que se ha propuesto y va camino de conseguir. Pero hay más, porque entre las peticiones para la COP25 destacan:
Pero el cambio no debe venir solo desde las clases políticas, las empresas también deben sumarse a ello y comprometerse a reducir y eliminar la contaminación que generan. En el caso de Iberdola, la compañía ya ha logrado su objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 30% para 2020, un impulso que le lleva a comprometerse a reducir hasta el 50% de las emisiones en 2030, y conseguir ser neutra en carbono para 2050. Además, tiene objetivos de reducción de emisiones en los alcances 1,2 y 3 aprobados por la iniciativa Science Based Target (SBTi).
Sumado a este compromiso, Iberdola también pertenece a iniciativas como la la Powering Past Coal Alliance, centrada en la eliminación del carbón del mix energético, y a la coalición lanzada por The Climate Group para promover la descarbonización del sector transporte a través de su electrificación.
Para cumplir con todos estos objetivos, Iberdrola destinará 13.300 millones de euros a generar renovables entre 2018 y 2020, convirtiéndose en uno de los principales inversores en tecnologías de baja emisión del mundo y líder mundial de energía eólica. También está comprometido a cumplir el Acuerdo de París, principalmente los objetivos 7 y 13, centrados en crear energías asequibles y no contaminantes. Pero también contribuye a otros como el fin de la pobreza, la igualdad de género, el trabajo digno, el crecimiento económico o la puesta en marcha de alianzas para lograr dichos objetivos.
Pero para ser más concretos, Iberdrola cuenta con un Plan de Acción sobre el Cambio Climático, centrándose en cinco grandes áreas de actuación:
Todas estas medidas han llevado a Iberdrola a evitar la entrada en la atmósfera de 60 millones de toneladas de CO2 en los últimos tres años. Un duro trabajo que ha desempeñado Iberdrola y que tiene una recompensa para toda la población.
Al cierre del tercer trimestre de 2019, el 69% de la capacidad total instalada de Iberdrola es libre de emisiones, y más del 60% se corresponde con energías renovables. Unos datos a tener en cuenta y que otras empresas deberían tomar como referencia. Gracias a esto, Iberdrola es uno de los líderes mundiales en energía renovable, con una capacidad que supera los 30.000 MW.
Y es que las energías renovables son uno de los grandes empeños del grupo, que ha invertido cerca de 100.000 millones de euros en su producción, y la mejora de las redes necesarias para integrar este tipo de energía y conseguir un almacenamiento eficiente.
Toda esta estrategia ha llevado a la compañía a ser mayor, más rentable y más global. Y es que este compromiso con el cambio climático y el medio ambiente no solo nos beneficia a todos, sino que las empresas también se refuerzan.
Sin embargo, el cambio climático es una guerra que todavía nos va a dar lucha, por ello, Iberdrola contempla una inversión de 34.000 millones de euros entre 2018 y 2022. De ellos, un 47% se destinarán a implementar nuevas redes y mejorar las existentes, y un 39% a generar energías renovables. A esto hay que sumar la clausura de las dos últimas centrales de carbón que quedan en el mundo y que, además, están es España.
Aunque Iberdola se centra en el trabajo y mejora de su empresa, también ayuda a otras compañías a alcanzar los mismos objetivos que ellos a través de la suscripción de préstamos verdes. En total ya ha creado prestamos por valor de 1.000 millones de euros.
Y es que la lucha contra el cambio climático es algo que nos afecta a todos y por la que todos debemos unirnos. Cada gesto cuenta y todo lo que tú puedas hacer desde tu casa también es importante, pero si las empresas también se esfuerzan en ayudarte, conseguiremos cumplir todos los objetivos y hacer que nuestros hijos y futuros nietos puedan disfrutar del planeta igual que lo hicimos nosotros.
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