El pasado martes fue la primera vez que acudí a un estreno desde que la pandemia nos arrolló. El mítico cine Callao de la Gran Vía de Madrid se bañaba en diseño, lujo y mucha modernez para la premiere de la esperada House of Gucci.
La nueva película de Ridley Scott protagonizada por Lady Gaga y por Adam Driver que cuenta la historia del asesinato de Maruzzio Gucci, uno de los nietos herederos de la famosa firma italiana de lujo, a manos de su ex mujer. El elenco se completa con Al Pacino, Salma Hayek, Jeremy Irons y Jared Leto. Un star system unido para devolver el glamour perdido de la gran pantalla desde los tiempos pre Covid-19.
La alfombra roja de Madrid fue pisada por Lady Gaga, como en Italia: no es lo mismo, pero todos y cada uno de los invitados estaban ansiosos por volver a verla desde la oscarizada Ha nacido una estrella. Previo al primer pase, la circulación de los famosos, muchos de ellos con guiños a la marca en el vestuario o en los complementos. El cine a reventar, sin olvidar las mascarillas y todas las medidas preventivas a las que después de dos años nos hemos acostumbrado.
Con un silencio estruendoso, la pantalla se iluminó para dar comienzo al esperado filme. Durante dos horas y media la cinta corre, mostrando la imperiosa e impoluta puesta en escena, el logrado trabajo de vestuario y caracterización –Gaga lleva hasta 15 pelucas distintas para interpretar a Patrizia Reggiani, o las seis horas de maquillaje para transformar a Jared Leto en Paolo Gucci– que huele a nominaciones; unas interpretaciones que satisfacen incluso a los más exigentes, pero puede que un guion en exceso extenso.
La disfruté mucho. Sobre todo una banda sonora icónica que movía mis pies cada vez que soltaba uno de los grandes temas. Me faltaron las palomitas, pero el aplauso final entusiasta fue merecido para una película que nos invita a recordar el cine que tuvimos.
Un gran número de caras conocidas, reunidas para contar una de las historias más truculentas que merecían llevarse al cine, aunque llevaban tras el proyecto más de quince años. Curioso que Hayek, casada con el actual dueño de Gucci, interprete a la pitonisa que termina colaborando con la ex mujer del heredero para matarlo.
Más allá de los puntos de inflexión del film, en mi caso tiene un ritmo propio de principios del XXI, merece tanto verla que todo se lo perdonas. La historia del asesinato de uno de los herederos de Gucci por su ex mujer, el lujo italiano entre la década de los setenta y los noventa, y el elixir de elenco de actores, ofrecen una inigualable propuesta para no perdértela y volver a los cines. Casa Gucci habla de una época dorada, del fin de una firma familiar y el principio de la firma de moda más deseada del siglo XXI. ¿Os ha quedado alguna duda de que hay que ir a verla?
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