Consejos beauty para sirenas urbanas
Cada vez que te quitas las chanclas suena Xavier Cugat. Porque esa química que hay entre tú y la piscina es fantástica… siempre que no se refiera al cloro.
Estás hecha de otra pasta. Compras el bañador en la sección de deportes, has cambiado los churros de San Ginés por los de gomaespuma y manejas el trasvase del champú al bote de 35 ml con perfección de experta. Para cuando empiece la temporada de piscina, tu ya habrás recorrido más de cien kilómetros a crol y dominarás tropecientas coreografías acuáticas a ritmo de electro house. Todo ello, divina con tu gorro de silicona, qué pasa.
Está claro que la piscina engancha. La natación no solo es uno de los deportes más completos que existen –tonifica y masajea todos los músculos, mejora la circulación, se adquiere mayor flexibilidad y coordinación, etc.– sino que también constituye una excelente terapia antiestrés. Coge cualquier deporte y añádele el prefijo aqua: aquaerobic, aquarunning, aquaspinning, aquaboxing, aqualates… et voilá!, ya tienes una forma inteligente de trabajar el cuerpo cuidando las articulaciones.
Por mucha pereza que dé la primera inmersión, cuando sales te sientes infinitamente mejor de lo que entraste. Pero como todo en esta vida, la piscina también esconde un lado tenebroso. El cloro y otras sustancias químicas como floculantes y algicidas pueden irritar tu piel y tus ojos y acabar con tu pelo. Tranquila. En The Luxonomist echamos mano de unos cuantos expertos para ir tres brazadas por delante en cuestiones beauty.
Piscina sí, arrugas no.
La piel es la primera barrera de protección de nuestro cuerpo y tiene una increíble capacidad para regenerarse. Sin embargo, un contacto prolongado con el cloro puede causar un desequilibrio que degenere en un problema severo de sequedad e irritación. Para Erwin Ramal, director general de Christina Cosmeceuticals en España, “lo ideal es utilizar una crema que forme una película protectora antes de meterse en la piscina. Si ya se ha producido irritación, es necesario calmar, hidratar y regenerar la piel”. Algunos ingredientes naturales como el extracto de frangipani y la hierba de San Juan ayudan a recuperar el estado de la piel y producen una sensación de confort y alivio.
Si te has emocionado demasiado con los largos y tu piel necesita un tratamiento de choque, Crème Réparatrice de Sisley es perfecta. Una crema fina y untosa, muy rica en manteca de karité y con zanahoria, que calma, hidrata y deja el rostro suave y flexible. En verano también te servirá de aftersun.
¿Prefieres las texturas en gel porque tu piel tira a grasa?Prueba Skin Balanzing Moisture Gel de Paula’s Choice; es superhidratrante, se absorbe rápidamente y deja un acabado mate. También te puede ir bien el sorbete de Caudalie, que se convierte en un parche de agua cuando entra en contacto con la piel. Si te gustan los serums, este de Eve Lom con ácido hialurónico, aplicado antes de la crema, hidrata de forma intensa.
Para la finísima piel del contorno de los ojos, opta por fórmulas naturales como la de Dr. Hauschka –su fluido contiene agua de rosas, piña, malvavisco y caléndula– que produce un triple efecto refrescante, calmante e hidratante. Y un par de veces por semana, aplícate una mascarilla como Hydragenist Nutribaume de Lierac o potencia la acción de tu crema con unas gotas del elixir All in one de Handmade Beauty, de rosa damascena y jojoba.
Para limpiar a fondo, te recomendamos la refrescante loción facial de Nhuara Baret, una marca pionera en el uso del aloe arborescens, una variedad de aloe mucho más hidratante y rica en activos. Una exfoliación suave de vez en cuando también te será de mucha ayuda para retirar cualquier resto de cloro e impurezas. El de Ahava nos gusta por ser totalmente natural y vegano. Está elaborado con barros del Mar Muerto y elimina la capa superficial y las células muertas sin resecar. Tras su aplicación, la piel absorberá mucho mejor cualquier tratamiento hidratante o nutritivo que elijas.
Sirenas sin escamas
Por muy sirenita que seas, seguro que no te apetece nada una piel con escamas. El pH óptimo de la piel es de 5,5; el del agua, de 7, lo que de por sí ya reseca. Y las sustancias químicas presentes en el agua de la piscina afectan al manto graso que la protege. Cuando la barrera cutánea se altera, la piel se muestra deshidratada y descamada, incluso pica. Para el cuerpo sigue la fórmula mágica limpiar + hidratar, aplicando un exfoliante cuando necesites un extra de limpieza. Nuria Ortiz-Movilla, directora de formación de Lierac y Phyto, recomienda hacerlo una vez a la semana para mejorar la acción del tratamiento.
En cuestión de geles, mejor suaves y con ingredientes naturales. Cambia el olor a cloro por la fragancia ultrafresca del gel de Hierbas de Ibiza. Contiene aceites esenciales y su textura ligeramente oleosa es una pasada. El aceite de ducha de almendra de L’Occitane hidrata un montón y está disponible en formato recarga, más ecológico y asequible.
Llegado el momento de la crema, sé generosa con la cantidad y paciente para aplicarla por todo el cuerpo. El objetivo es hidratación y elasticidad. La leche antisequedad Lierac Prescription tiene un 14 % de urea que repara la capa lipídica e hidrata la piel 48 horas, calma la tirantez y alivia la irritación. Si te gustan las cremas ligeramente perfumadas, Korres tiene una de albahaca y limón que huele genial y está enriquecida con vitaminas y oligoelementos que cargan de energía las células de la piel.
Sin miedo al pelo verde
El pelo es, sin duda, uno de los que más sufren por culpa de tu afición al agua. Según explica Miriam Quevedo, creadora de la marca del mismo nombre, “el cloro de la piscina provoca la degradación externa e interna de las proteínas estructurales del cabello”. Esto significa que es más débil y quebradizo. “Si encima está decolorado, teñido o tratado químicamente, resulta mucho más vulnerable. Por otra parte, altas concentraciones de minerales en el agua pueden cambiar el tono del cabello a verde”, continúa.
Para Miriam Quevedo, el primer paso es la protección, crear una barrera entre el cloro y nuestro pelo. Aunque el gorro ayuda, “lo ideal es humedecer el cabello antes de entrar en la piscina con agua de las duchas, aplicar un acondicionador como Glacial White Caviar Resort Leave-In Conditioner y dejarlo sin enjuagar para que lo selle fibra a fibra”. Para proteger el color, tanto si es natural como teñido, se puede aplicar tras el acondicionador un aceite seco. Glacial White Caviar Dry Oil sirve para proteger también el cuero cabelludo y el cuerpo y tiene protección SPF 30, para cuando cambies la piscina cubierta por el mar.
Antes de entrar en la piscina no es mala idea aplicar un tratamiento que permita prevenir problemas de cuero cabelludo, tal y como explica Nuria Ortiz-Movilla, directora de formación de Lierac y Phyto: “Es importante regular el sebo, sanear, purificar y estimular la circulación para conseguir un cabello más fuerte y revitalizado desde la raíz”. La propuesta de Phyto en este tema se llama Phytopolleine. Como cuidado extra, Ortiz-Movilla también recomienda el aceite protector L’originale Phyto Plage, que protege la fibra capilar de la sequedad y el color de la oxidación.
En TeaCut, un salón de alta peluquería en Sevilla de filosofía slow, coinciden en que hay que actuar en dos direcciones, así que el siguiente paso sería reparar. “Nosotros optamos por simplificar el proceso al máximo para que sea cómodo a la vez que eficaz. Tras la piscina, se debe lavar el pelo con agua dulce y usar un champú que elimine los restos de cloro que el protector no haya logrado evitar”. Por último, se aplica el acondicionador para mantener la hidratación y, si la exposición al cloro es prolongada, viene bien “utilizar una mascarilla intensiva que aporte proteínas y proteja para el próximo baño”. ¿La recomendación de TeaCut en cuanto a marcas? “Nos gusta la línea Sun Care de Aveda, que protege del cloro, el sol y la sal de una forma muy natural”.