Consigue el bronceado de la Polinesia
El aceite de Monoï se obtiene de la maceración de las flores de Tiaré en aceite refinado de coco.
Típico de la Polinesia francesa, el aceite de Monoï se obtiene de la maceración de las flores de Tiare en aceite refinado de coco, concretamente “coprah”. Está considerado como un aceite sagrado en la Polinesia y se usa tanto para hidratar como para nutrir, reparar y proteger la piel, gracias a sus propiedades cosméticas y su perfume único, un verdadero producto de tratamiento y eficacia natural.
El proceso en sí ya es toda una experiencia orgánica muy agradable, de la que obtenemos un tono dorado en la piel sin necesidad de tomar el sol, relajándonos con un masaje exfoliante y despertando con la piel ya bronceada y como nueva.Cuando hablamos de auto-bronceado, es fundamental hidratar y exfoliar previamente, es uno de los pasos clave en su aplicación, en especial la exfoliación para eliminar las células muertas y preparar la piel de cara que el bronceado sea más uniforme. De igual modo, aconsejamos hacerlo antes de la primera exposición solar, nunca el mismo día porque la piel podría irritarse (es suficiente un par de días antes).
- Paso 1. Peeling integral seguido de un cuidado ultra hidratante. La exfoliación, de sales y aceites con textura adecuada para la sequedad de cada piel, eliminando células muertas, renovando, suavizando y aportando tersura y luminosidad, creando una superficie más uniforme, pero también ayudará después a potenciar y embellecer el tono, que se mantendrá inalterable durante más tiempo.
- Paso 2.Se continúa con una ducha para retirar los restos del exfoliante y pasar después a aplicar el autobronceador al Monoï de Tahití, de forma manual y con un masaje suave y muy agradable, con producto orgánico que incorpora propiedades antioxidantes y anti-edad, aportando también un color muy natural y dejando una piel radiante.
- Paso 3. Tras un suave y preciso masaje, hay que esperar unos minutos en la camilla para que seque y podamos contemplar el objetivo deseado: una piel más hidratada, bronceada y preparada para enfrentarse a los verdaderos efectos solares.