Estaremos de acuerdo en que no hay nada como beber un buen vaso de agua para calmar la sed, darse un buen baño para relajarse tras una jornada agotadora o disfrutar de un chapuzón en un caluroso día de verano. El agua -dejando a un lado su versión más furiosa ligada a los desastres naturales- es un elemento sanador, relacionado con la vida y el bienestar, que ha inspirado a la humanidad a largo de la historia.
De hecho, para muchas culturas, como la china, tiene la función de purificar y limpiar a una persona no solo física sino también espiritualmente. Por eso los rituales o masajes en los que interviene el agua tienen algo intangible y seductor, que va más allá del bienestar corporal. Afortunadamente, no hace falta ir a China para experimentar todo esto. Es más, lo tenemos a la vuelta de la esquina en el centro de masaje experiencial Halmma, de Madrid.
Hablamos de un lugar acogedor y extremadamente diferente, con una sugerente carta de tratamientos y masajes que huyen de lo que conocemos como convencional. Todos utilizan el agua como elemento fundamental, ya sea en forma de lluvia, baño en tina, lavado corporal o como parte de un ritual sanador. Las esencias y los aceites naturales completan los masajes del experto, discreto y amabilísimo staff, que con su trabajo proporciona una duradera sensación de relax.
Desde la decoración a la música, pasando por el rumor del agua y las expertas manos de los masajistas, todo contribuye a que la experiencia allí sea redonda y multisensorial. De hecho el espacio, desde el primer momento, invita al visitante a bajar las revoluciones y parar, sintiendo el agua como inspiración y guía.
La luz tenue, los colores oscuros y los espacios sencillos, de estilo industrial, transmiten la idea de que volver a lo primitivo, lo imperfecto y esencial, es la base de la belleza y el bienestar. De esta forma, Halmma incita a conectar con uno mismo en un entorno único y especial que huye de lo superfluo y está pensado “para que el sosiego emerja naturalmente, los sentidos se activen y la conciencia se despierte”.
En su centro de la calle Barquillo predominan las paredes de ladrillo visto, las estructuras de hierro y piedra, así como las piezas decorativas (pero funcionales) de madera virgen. Nada sobra y sin embargo nada falta en las sencillas y sugerentes salas dedicadas a los masajes. Esas presididas por amplias camas de piedra y de cuyo techo puede llover.
Una lluvia controlada, templada y agradable que forma parte de las experiencias ‘Lluvia‘ y las que se suman las del apartado ‘Inunda‘ con masajes de hasta seis manos. Además, completan el catálogo las llamadas ‘Calmma‘, con masajes profundos en los que el agua toma protagonismo en forma de bruma o espuma.
Inspirado por Hammam Al Ándalus y su creencia en el poder curativo del agua, Halmma es sin embargo un lugar totalmente diferente. Es ideal para quienes busquen aliviar el estrés, mejorar la circulación, dormir mejor, renovar su energía o mejorar su salud. Pero también para quienes quieran disfrutar de la calma, dejar volar la imaginación o simplemente, vivir una experiencia de bienestar única.
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