Aprende a tener una vida más sana

La dieta, el sueño, el trabajo, las relaciones sociales, el nivel y tipo de actividad cognitiva, o los años de escolarización son algunos de los factores que influyen en nuestra salud cerebral.

The Luxonomist. 13/10/2015

Enric Banda, director del Área de Ciencia y Medio Ambiente de Fundación Bancaria «la Caixa»; Montserrat Bernabeu, jefe de la unidad de daño cerebral del Instituto Guttman; Álvaro Pascual-Leone, director del centro de investigación Berenson-Allen y Gustavo Deco, profesor de investigación ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, han explicado en CosmoCaixa las últimas novedades que se debatirán en las jornadas sobre salud cerebral. Desde los genes en el comportamiento. 

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Montserrat Bernabeu, jefe de la unidad de daño cerebral del Instituto Guttman; Enric Banda, director del Área de Ciencia y Medio Ambiente de Fundación Bancaria «la Caixa»; Gustavo Deco, profesor de investigación ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF y Álvaro Pascual-Leone, director del centro de investigación Berenson-Allen, han explicado en CosmoCaixa las últimas novedades que se debatirán en las jornadas sobre salud cerebral.

Los científicos reivindican la salud cerebral en la próxima edición de B·Debate, Centro Internacional para el Debate Científico, una iniciativa de Biocat y la Obra Social “la Caixa”. El gran reto actual de la biomedicina es mantener la funcionalidad de nuestro cerebro al largo de nuestra vida, superando las enfermedades y, más importante todavía, retardando el deterioro asociado al envejecimiento. La investigación nos ofrece nuevas técnicas para interactuar con el sistema nervioso y optimizar su rendimiento. Gobiernos de todo el mundo han invertido en proyectos de investigación internacionales para cartografiar el cerebro humano –proyectos BRAIN de los Estados Unidos y Human Brain Project europeo– y así identificar los factores que influyen en las enfermedades neurodegenerativas para prevenirlas al máximo.

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Barack Obama en la presentación del proyecto BRAIN en Estados Unidos

“La investigación nos permite saber hasta donde podemos extraer indicios y convertirlos en estrategias terapúeticas  para las personas”, comenta Montserrat Bernabeu, responsable de la unidad de daño  cerebral del Instituto Guttmann, que trabaja con el objetivo de conseguir “un arsenal terapéutico” como el que se consiguió hace medio siglo para tratar las enfermedades cardiovasculares, reduciendo en dos terceras partes su mortalidad. En los Estados Unidos hay, prácticamente, un instituto de investigación, básica o con orientación clínica, a cada estado dedicada al estudio de la salud cerebral. Emulando el modelo de un gimnasio convencional, los investigadores proponen ejercitar el cerebro con rutinas de entrenamiento personalizadas para cada persona.

 

 

Los ejercicios incluyen programas de ordenador como la aplicación desarrollada en Cataluña por el Instituto Guttmann, con otros socios tecnológicos y de conocimiento clínico, Guttmann,NeuroPersonalTrainer, estimulación cerebral, consejo nutricional, clases de meditación, entrenamientos mindfulness, taichí, yoga o educación del sueño para mejorar la salud cerebral. Otros países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda también han apostado por estos métodos. “Sabemos que un cerebro sano está en mejores condiciones para afrontar a los desafíos que se derivan de lesiones, enfermedades y el proceso natural del envejecimiento”, comenta Álvaro Pascual- Leone, director del Centro Berenson-Allen, recuperando el aforismo latín del mens sana in corroe sano.

 

 

 

 

A partir de los 40 años se acentúan los cambios cuantitativos y cualitativos en el cerebro. Por ejemplo es muy habitual tener dificultad para encontrar una palabra que queremos o necesitamos utilizar, el conocido fenómeno de “en la punta de la lengua”. Por eso, en la vida adulta también es importante optimizar las conexiones neuronales para mejorar las habilidades cognitivas. El entrenamiento cognitivo es una buena herramienta para estimular el cerebro, pero los científicos trabajan para encontrar nuevas estrategias que permitan optimizar su beneficio, con una perspectiva integradora, teniendo en cuenta aspectos genéticos, ambientales o biográficos de cada persona.

 

 

 

Los 10 factores que según la evidencia científica podrían influir en la salud cerebral son:

  • Una dieta equilibrada.
  • Ejercicio físico aeróbico.
  • Meditación y otras prácticas mindfulness.
  • Relaciones sociales positivas.
  • Tipo y número de actividades recreativas.
  • Calidad del sueño.
  • La actividad laboral (en relación a la demanda de la actividad cognitiva).
  • Años de escolaritzación.
  • Manejo del estrés.
  • Entrenamiento cognitivo.

Todos estos factores contribuyen a lo que se llama reserva cognitiva, unos ahorros mentales que nos protegen de manifestaciones clínicas de enfermedades.

 

 

 

Uno de los descubrimientos más relevantes de la neurociencia fue descubrir que el cerebro es un órgano plástico. Aprender un idioma o enamorarnos son acciones que modelan nuestro cerebro, haciéndolo cambiar a lo largo de nuestra vida. El cerebro está en constante interacción tanto con el medio externo como con el medio interno para mantener el equilibrio del organismo. Los científicos han visto que la parte más externa del cerebro, la corteza cerebral, es la región neuronal que hace esta función de regulador del medio.

 

 

 

El cerebro es el centro de control del organismo. De la misma forma que un ordenador destina recursos de memoria RAM para ejecutar tareas, nuestro cerebro hace lo mismo en un contexto de competitividad para los recursos. Cualquier desequilibrio de dentro hacia fuera o de fuera hacia dentro puede afectar su funcionamiento, y por lo tanto las funciones cognitivas. De fuera hacia dentro: si hay sobrecarga cognitiva tienes menos recursos cerebrales para destinarlos a la regulación interna del resto de organismo. Y viceversa, de dentro hacia fuera. Si una persona sufre alguna enfermedad la corteza prefrontal destina recursos a este problema orgánico para regular el medio interno. Por ejemplo, una persona con insuficiencia hepática o cardíaca, o diabetes tipo 2, presenta al cabo de los años un ralentización mental y de pensamiento.

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