Foto Unsplash @jasonyoder
Conseguir un vientre plano y firme es una de las preocupaciones estéticas más recurrentes tanto en hombres como en mujeres. Y es que para contar con una figura bonita y equilibrada es necesario contar con un abdomen plano; algo que no es una misión sencilla. Para tonificarlo es necesario seguir una alimentación adecuada, controlar el peso, realizar actividad física intensa y continuada… Y ni así se garantiza el éxito.
A esto hay que sumarle circunstancias vitales como pueden ser los cambios bruscos en el peso, la herencia genética, el envejecimiento de los tejidos o los embarazos en el caso de las mujeres… que debilitan la piel y la musculatura de la zona abdominal acrecentando la flacidez. La cirugía del abdomen o abdominoplastia es la solución ideal para aquellos pacientes que han agotado otras vías como dietas, ejercicio… sin el resultado deseado. Se trata de una cirugía mayor destinada a eliminar el exceso de piel y grasa de la región abdominal, además de reposicionar los músculos de la pared del abdomen.
La abdominoplastia o cirugía del abdomen es una intervención quirúrgica que se realiza con anestesia general. Se realiza en un quirófano equipado para tal fin y requiere de la presencia de un equipo médico especializado. Suele prolongarse de 2 a 4 horas, en función de las características físicas del paciente y de la cantidad de piel que haya que retirar.
Durante el procedimiento se corrige la debilidad de los músculos rectos abdominales mediante suturas y se elimina la piel y la grasa que se encuentra en exceso desde la zona media hasta la parte inferior del abdomen. El objetivo es claro: obtener un vientre plano, terso y definido y una cintura más estrecha.
En muchas ocasiones puede combinarse con una liposucción de la grasa sobrante en el mismo abdomen, en los flancos o en la espalda. Algunos casos, incluso, pueden resolverse únicamente con una liposucción del abdomen.
Los resultados son definitivos siempre que el paciente lo acompañe de una dieta equilibrada y de ejercicio físico periódico. Es una intervención que no está indicada para pacientes que deban perder mucho peso, o para mujeres que pretendan tener futuros embarazos, ya que los resultados del procedimiento se diluirán completamente.
El tamaño y la localización de la incisión dependerá de la zona que haya que intervenir. Es decir, si el área a operar está por encima o por debajo del ombligo, si el problema afecta a los músculos, a la piel o a ambos, si hay que retirar grasa…
Habitualmente, la incisión se realiza en la zona abdominal inferior, a nivel del pubis. Por eso es inapreciable para el ojo humano y se puede cubrir con la ropa interior. En ocasiones, cuando se realiza una abdominoplastia completa, también es necesario realizar una segunda incisión alrededor del ombligo, para poder separarlo de los tejidos de alrededor.
El cirujano suele recomendar ciertas cremas u otros tratamientos para disimular la cicatriz. Mientras se encuentra en periodo de curación (de 3 a 6 meses), puede parecer que la cicatriz empeora su aspecto; pero es algo normal. Hay que esperar entre 9 meses y 1 año hasta que la cicatriz se aplana y aclara.
Se trata de una intervención que exige ingreso hospitalario de 24 a 48 horas para controlar la evolución del paciente. Durante la primera fase de la recuperación es fundamental centrarse en la curación de las incisiones, aplicándoles apósitos y vendajes para una correcta cicatrización. Es normal que en un primer momento el abdomen presente una ligera infamación y que el paciente sienta molestias moderadas, que pueden controlarse con medicación.
Una vez que se retire el vendaje será necesario llevar por un periodo de mes y medio una venda elástica o una faja de compresión para minimizar la inflamación y apoyar la pared abdominal. Aunque en los primeros días se recomienda el reposo absoluto, es importante levantarse y caminar poco a poco, con el abdomen flexionado, sin forzar, ya que no es recomendable estirarse del todo.
Algunas personas pueden reincorporarse al trabajo en unas 2 semanas, mientras que otras precisan de 3 o 4 semanas para recuperarse totalmente. Se debe evitar el ejercicio vigoroso en el primer mes y medio, o hasta que uno se sienta cómodo con su cuerpo.
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