Como cada verano desde hace 95 años, la reina Isabel II ha puesto rumbo a Balmoral. En el que, sin duda, es su verano más difícil, tras la muerte del duque de Edimburgo, Isabel II no ha querido acabar con la tradición de veranear a Escocia, y el pasado viernes decidía marcharse. Lo ha hecho sola, aunque se espera que sus hijos y nietos pasen alguna que otra temporada con ella. Y es que para la familia real no hay verano sin Balmoral.
La reina Isabel II ya está en Escocia, aunque tendrá que esperar unos días hasta instalarse en el Castillo de Balmoral, que aún sigue abierto para los turistas. Mientras se acaban las visitas, la reina se refugia en una cabaña cercana en Craigowan Lodge. Isabel II tiene pasión por este rincón de su país vecino. Allí ha veraneado desde que era una niña, y cuando se convirtió en reina en 1952 decidió seguir con esta tradición.
Aunque Balmoral se conoce hoy en día por ser la residencia de verano de la reina, no fue ella la primera en pasar allí sus vacaciones. En 1848 la reina Victoria, abuela de Isabel II, y el príncipe Alberto tomaron la decisión de disfrutar sus vacaciones estivales en tierras escocesas, por lo que alquilaron este increíble castillo. Tanto les gustó la experiencia, que decidieron comprarlo por 32.000 libras, creando así la residencia oficial de verano que es hoy.
Por lo tanto, Balmoral es, junto con Sandringham House, una de las dos residencias de la familia real que no pertenece al portafolio inmobiliario de la corona, sino que es propiedad privada de la reina.
Balmoral es una finca con más de 20.000 hectáreas de terreno, presidida por un espectacular castillo del siglo XV, que fue reformado para adaptarse a las necesidades de la reina Victoria. Se encuentra en un paraje único, las Highlands o Tierras Altas, una zona conocida por poseer algunos de los paisajes naturales más bonitos de Europa, con montañas, cañadas, lagos profundos, bosques centenarios y playas escondidas.
En esos parajes la reina disfruta de paseos acompaña de sus perros, y de una de sus mayores aficiones: la caza, pues en sus tierras se pueden encontrar animales como los ciervos rojos, ardillas o urogallos. Actividades que siempre hizo acompaña de su marido, el duque de Edimburgo que, al igual que la soberna, disfrutaba pasando sus vacaciones en esas tierras.
Sin embargo, en Balmoral no se encuentra solo el castillo, en la hacienda hay unos 150 edificios más entre los que destacan una destilería de whisky de malta y seis cottages que cualquiera puede alquilar, para veranear como la reina de Inglaterra.
Aunque sea un lugar donde la familia real se siente relajada y en paz, lo cierto es que allí han vivido tanto momentos buenos como malos. La primera visita de Diana a Balmoral fue la prueba definitiva para que el príncipe Carlos decidiera pedirle matrimonio. Sin embargo, años después ese recuerdo se tornaría oscuro, pues durante sus vacaciones en Balmoral los príncipes William y Harry descubrieron que su madre había muerto. De hecho, fue allí donde se quedó la reina hasta que Tony Blair la convención para que regresara a Londres y sumarse al duelo del país.
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