Lo quiera o no, le guste o no, al nuevo rey Carlos III le va a tocar firmar numerosos documentos a lo largo de su reinado. Ese es uno de los principales cometidos diarios a los que deberá dedicar un tiempo. Su secretario personal le llevará casi a diario un maletín rojo con aquellos temas que debe conocer y ratificar personalmente su majestad. Algo que Isabel II hizo durante 70 años.
La gran mayoría de esas rúbricas se realizarán en privado. No habrá cámaras que atestigüen si el Rey vuelve a tener problemas con las plumas estilográficas o los bolígrafos que le proporcionen. Pero en el poco tiempo que lleva ejerciendo el cargo, hemos visto dos incidentes en los que el hijo de Isabel II no ha salido bien parado con estos instrumentos de escritura.
Bien es cierto que el primer inconveniente en el Palacio de St. James fue provocado más bien por el tamaño del escritorio y el protocolo escogido para la firma. Carlos III, su esposa Camilla y su hijo William tuvieron que lidiar con una mesa atestada de objetos. Había hasta un tintero de plata que el Rey estuvo a punto de derramar sobre los documentos. Los tres improvisaron la rúbrica como pudieron e incluso el ahora príncipe heredero tuvo problemas añadidos para ello, porque es zurdo.
En el acto no hubo problemas aparentes con la Montblanc Meisterstück 146 Solitaire ‘LeGrand’ que acabó usando Carlos III para estampar su firma. Una pieza de plata elaborada de forma artesanal en Hamburgo, que podría tratarse de un regalo personal de sus hijos, según publica la prensa inglesa. Un modelo que ronda los 1.600 euros.
Donde sí que Carlos III tuvo problemas evidentes con su pluma fue al firmar en el libro de visitantes del Castillo de Hillsborough. Aunque por lo visto es muy probable que fuera él mismo el que acabó provocando el percance. Primero porque el cansancio de unas jornadas tan intensas le hizo poner mal la fecha, a pesar de que tenía un dietario digital sobre la mesa que le indicaba que era 13 de septiembre (martes).
El Rey tampoco estuvo atento al coger la pluma y no se percató de que había tinta en la base del plumín. La falta de limpieza de la misma, un error de manipulación, una mala colocación del cartucho o movimientos bruscos provocaron que la mano del Rey acabara manchada de tinta. «¡No puedo soportar esta maldita cosa!», exclamó Carlos III al tiempo que buscaba un pañuelo en su bolsillo, le daba el instrumento a Camilla y un asistente se hacía cargo del asunto. Carlos abandonaba la escena contrariado diciendo «¡Es asqueroso todo el tiempo!».
Más allá del incidente, que ha generado precisamente ríos de tinta al respecto del carácter del nuevo Rey, se debe recordar a los solemnes protagonistas que una pluma estilográfica no es cualquier instrumento de escritura. Para empezar, desde la propia Montblanc recuerdan que hay que elegir la pluma que mejor se adapte a la mano y estilo de escritura. Al elegir el plumín correcto se «escribirá sin necesidad de hacer esfuerzo alguno», dicen desde el servicio de atención al cliente de la casa.
Carlos III es diestro y desde hace años sufre una inflamación de sus manos y en sus dedos debida, probablemente, a problemas circulatorios. Algo que no le debe ayudar a la hora de manejar objetos con precisión. Desde la filial de Richemont recuerdan que fabrican plumines en varios tamaños para adaptarse a la forma de escribir del cliente. Se le da la posibilidad también de llevar a cabo una prueba de escritura especial. Algo que, si se trata de un regalo, no suele hacerse siempre.
«Su escritura manual se analiza teniendo en cuenta varios aspectos que influyen en el uso adecuado de un plumín, como el tipo de papel, la presión ejercida, el estilo y el sentido de la escritura (hacia el interior o el exterior), así como el tamaño de la letra».
Montblanc recuerda que no es lo mismo usar una pluma para escribir a diario, que para dibujar o firmar. Por todo ello dispone de hasta tres anchos geométricos diferentes y da la posibilidad de cambiar el plumín si el cliente así lo requiere durante las primeras semanas de prueba.
Montblanc, que lleva fabricando plumas estilográficas de forma artesanal desde 1906, recuerda que es muy importante limpiar la pluma estilográfica frecuentemente. Sobre todo si se usa tinta permanente, «puesto que las partículas sólidas de la tinta pueden depositarse en el sistema de alimentación. Debe limpiarse aproximadamente cada dos semanas». Se proporciona un limpiador de plumines muy sencillo de usar y se recomienda «llevar la estilográfica una vez al año al Servicio de atención al cliente para una limpieza profunda».
Con un simple pañuelo de papel mojado en un extremo se podría haber limpiado el interior del capuchón. Esto habría evitado que Carlos III se hubiera manchado con la tinta depositada en el plumín o en el cuerpo. En su página web, Montblanc posee vídeos explicativos de los sencillos pasos que se deben dar para mantener una pluma estilográfica en perfecto estado.
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