Isabel II siguió una dieta muy cuidada y estricta hasta que falleció. Más allá, claro, de su mítico gin tonic, del que se decía que lo tomaba rigurosamente antes del atardecer y que le fue retirado años antes de fallecer por prescripción médica. Se dice que desayunaba fruta fresca y cereales y que en el resto de comidas solía incluir algún pescado, como el lenguado o el atún, y carne de ave con verduras. Una dieta que Isabel II solía seguir también en los banquetes oficiales, en los que prohibía tres ingredientes que no eran de su agrado.
El ingrediente que más odiaba Isabel II era el ajo. Mucho se habló de ello en su visita oficial a España en octubre de 1988. Una ocasión en la que el ajo, tan común en la cocina española, desapareció de las comidas oficiales y privadas durante los siete días que permaneció en nuestro país.
Que se lo digan a Juan Mari Arzak, encargado de uno de los menús de aquel viaje, que tuvo que inventarse una salsa verde sin ajo para su lomo de merluza de Fuenterrabía con almejas. Otro colega de profesión, Darren McGrady, confesaba años después que mientras él dirigió las cocinas del Palacio de Buckingham, nunca se compró ajo. Era un ingrediente maldito, principalmente por una cuestión diplomática y de educación.
A Isabel II no le gustaba nada el olor que dejaba el ajo en quien lo comía, aunque fuera en una cantidad mínima. Algo que acaba de confirmar Tom Parker-Bowles, hijo de la reina Camilla, en una entrevista a The Mirror.
En ella incide en que el ajo no formaba parte de su dieta y que también prohibió servir marisco y picante en los banquetes oficiales y de Estado. Estas dos últimas prohibiciones llegaron en los últimos años para evitar intoxicaciones entre los comensales. De hecho, en su visita a España sí se sirvió bogavante y langosta, pero sin ajo.
Volviendo al principio, Bryan Kozlowski, en el libro Larga vida a la Reina: 23 reglas para vivir como la monarca reinante más longeva de Gran Bretaña, destacaba que Isabel II tenía gran afición por las bebidas alcohólicas. En especial la ginebra, el champán y el Martini.
El citado cocinero, Darren McGradil, confirmó que Isabel II tomaba hasta cuatro bebidas alcohólicas al día, una práctica que también seguía su madre. Sea por el ajo, por el marisco o el Martini… Isabel II falleció con 96 años y su madre con 101 años.
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