Los tres últimos episodios del documental de Netflix sobre los años del príncipe Harry y Meghan Markle como miembros activos de la familia real británica dejan a las claras el enorme abismo que existe a nivel personal entre ambas facciones. Sobre todo entre los hijos del rey Carlos III. Una relación personal completamente rota desde aquella reunión en Sandringham celebrada en enero de 2020, cuando se le presentaron a Harry las diferentes opciones para que él y su esposa hicieran efectiva su salida de Buckingham.
En el documental, el hijo pequeño de la princesa Diana y Carlos III, asegura que en dicha reunión estaban presentes su hermano, su padre y su abuela, Isabel II. En la misma se le presentaron hasta cinco opciones para seguir o no desempeñando tareas en la casa.
Tal y como relata Harry, en los dos extremos estaban seguir como hasta entonces o dejarlo todo. Él escogió la opción tres, la más equilibrada: «Mitad dentro, mitad fuera. Tener nuestros propios trabajos, pero también trabajar en apoyo a la Reina«.
Una decisión que no debió gustar mucho a sus interlocutores, según relata el propio Harry. «Se vio muy claro desde el principio que el objetivo de aquel encuentro no estaba sujeto a discusión o a debate», afirma el aún príncipe. Posteriormente califica como «aterrador que mi hermano me gritara e increpara que mi padre dijera cosas que simplemente no eran ciertas». Se intuye que Carlos y William acabaron elevando el tono de la discusión, hasta convertir aquella reunión en un encuentro muy desagradable.
No sin cierto disgusto, el príncipe Harry relata cómo su abuela, la reina Isabel II, observó toda la escena impasible: «Y mi abuela… ya sabes, siéntate en silencio y acéptalo todo». Harry salió de aquel encuentro sentenciado para su función pública. El todavía Duque de Sussex asegura que cuando llamó a Meghan Markle, que se encontraba refugiada en Canadá con su hijo y le relató lo sucedido, su esposa «se echó a llorar». Harry insinúa que tanto el acuerdo hecho público posteriormente, como el uso de los nombres de ambos asumiendo lo supuestamente acordado, no les fue comunicado.
Ambos relatan además que Carlos III y el príncipe William les dejaron como única interlocutora posible a Isabel II sobre sus planes de emigrar a Canadá y posteriormente a Estados Unidos. Resignado, Harry entiende que ha perdido a un hermano porque William ha escogido seguir los designios de la institución.
«La parte más triste fue esta brecha creada entre mi hermano y yo para que ahora él esté del lado de la institución. Parte de eso, lo entiendo, ya que esa es su herencia. Entonces, hasta cierto punto, ya tiene arraigado en él que parte de su responsabilidad es la supervivencia y la continuación de esta institución», asegura Harry.
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